Opinión

16/8/2016

DEBATES: Sobre Monsanto y los transgénicos


Hay un error común en el debate sobre las multinacionales del sector agropecuario. Es el mezclar los transgénicos u OMG (organismos modificados genéticamente) con los herbicidas, en este caso, el glifosato (que no es el único herbicida en uso). Al hacer esa mezcla se crea una confusión entre la población y se expanden ideas como que un OMG tiene necesariamente que ir asociado al glifosato o a una multinacional. Son cosas que no tienen por qué estar relacionadas. El glifosato se usa tanto en cultivos con semillas "tradicionales" como con las que fueron sometidas a una modificación genética. Las mismas multinacionales que producen OMG, también producen semillas "ecológicas" (porque es también un negocio muy jugoso). Los OMG pueden ser desarrollados por entidades públicas, sin fines de lucro, el Estado cubano tiene líneas de investigación con OMG.


 


Además se difunde la idea muy equivocada que los OMG son malos de por sí. Las técnicas de modificación de los genes de plantas y animales son un gran avance para el desarrollo de plantas que toleren más la sequía, que produzcan alguna vitamina (arroz dorado, por ejemplo), trigo sin gluten (para beneficio de quienes padecen de celiaquía), que produzcan más con la misma superficie sembrada para no seguir con la deforestación y el empobrecimiento de la tierra. Las bacterias que producen hormonas varias para el tratamiento de diversas enfermedades (insulina, hormona del crecimiento, interferón, etc.) también son producto de la misma tecnología.


 


Estas son cuestiones que hay que aclararlas y demarcar correctamente; una cosa es la lucha contra las multinacionales, que usan una tecnología para su propio beneficio, y otra es el demonizar una tecnología como si fuera el origen de los males. Esto también lleva a la falacia de que antes todo era mejor, más sano y era "natural", por lo tanto, bueno.


 


Una cosa es la tecnología, que no es ni buena ni mala per se, y otra muy distinta es el uso que se le da, los objetivos sociales que se le dé a esa tecnología.


 


Lo que debe hacer un partido revolucionario es luchar porque la tecnología no sea propiedad de una o de unas pocas empresas, que sea de libre uso; que no exista el secreto en la investigación y se compartan todos los hallazgos científicos inmediatamente y no cuando a la empresa le convenga. Que los técnicos, biólogos, veterinarios, farmacéuticos, especialistas de distintas ramas puedan trabajar con libertad, sin estar orientados por las necesidades de la empresa, sino de las necesidades sociales. Para eso se necesita que los trabajadores de la tecnología de OMG sean financiados por el Estado, a través de universidades públicas. Que los campesinos no tengan que pagar las regalías para enriquecer aún más a las multinacionales agropecuarias. Se debe expropiar esa tecnología, como tantas otras, para beneficio de la sociedad en su conjunto y no para el de la burguesía y los terratenientes. Solamente así, entre otras medidas, se podrá ir reduciendo el impacto ambiental de la actividad humana a consecuencia del manejo capitalista de la agroganadería.