Opinión

30/11/2020

El movimiento de mujeres y la conmoción popular frente a la muerte del 10

La muerte de Maradona abrió un duelo en el mundo entero, y el movimiento de mujeres es parte de ese gran luto nacional. Pero dentro de sus filas, en las redes, en los equipos, se abre un debate, planteando si es una contradicción imposible duelar al Diego y repudiar la violencia de género, o dónde deberíamos pararnos frente a la muerte del ídolo popular más importante del fútbol y lo que generó.

¿Por qué la clase obrera Argentina abraza y llora por Maradona? Más allá de ser considerado por millones el mejor jugador de la historia, lo que simboliza trasciende lo deportivo. El pibe que se crió en un entorno marcado por la pobreza, salió de la marginalidad no vendiéndose como funcionario, sino con la pelota. Qué encabezó una venganza simbólica deportiva contra el imperialismo con el gol contra los ingleses.

La figura de Maradona tiene un enorme contenido de clase, que se expresó el día de su velorio cuando en las calles se consolidaba la devoción a su figura como ídolo popular, el video viral de la entrevista “sabes toda la felicidad que nos dio a los pobres? A veces ni para comer teníamos… pero prendías la tele y él te hacía feliz” o los cantos de “el que no salta, es un inglés” que se escuchaban en la Plaza. Ese miércoles 25 salieron miles a la calle para despedir a Maradona, cantando contra el imperialismo, revindicando al pibe que dio la alegría que ningún gobierno pudo dar.

La conmoción popular no viene de un deseo de la clase obrera de reproducir los aspectos repudiables de la vida de Maradona. Millones de humildes, de trabajadores en el mundo entero lloran, y en el país salen a la calle, con un sentimiento genuino que no está ligado a la violencia hacia las mujeres, aún que haya sido parte de la vida de Maradona que dejó víctimas mujeres y menores de edad. Problematizar a los ídolos es válido y necesario, pero es elemental no coartar la devoción a Maradona de su contenido de clase, pues sería una tergiversación. El debate de si está bien o mal idolatrar a Maradona no es conducente, debemos concentrarnos en el fenómeno, manera tal de sacar conclusiones para intervenir la lucha cotidiana.

En país completamente sometido al imperialismo, con un gobierno que plantea que la salida a la crisis (por lo tanto la salida para quienes viven en las condiciones que nació el Diego y se sienten referenciados en él) sería el FMI, llevándonos a un ajuste feroz que quieren descargar en la clase obrera argentina, es elemental como izquierda llevar a fondo los planteos que se expresan –modestamente- en la movilización y el duelo. Que un sector del feminismo no vea este punto, y pretenda juzgar o anular -por las características verídicamente descompuestas y repudiables de Maradona- el homenaje al 10 del pueblo laburante es entonces una traba. Patrullar la conmoción popular, de forma desprovista de cualquier contenido de denuncia al Estado, no solo desvía si no que en este caso bloquea la posibilidad de encausar los sentimientos genuinos que motorizan esa movilización, a una denuncia al régimen que es el que produce y reproduce a escalas de barbarie esta realidad que expresa Maradona.

Difícil sería ahora, después de la ola verde y el “mirá como nos ponemos”, que surja una figura con tal devoción por parte del pueblo argentino, con ese tipo de actos de violencia hacia las mujeres. Esa es una victoria del movimiento de mujeres, pero que de ninguna manera debe implicar que ahora una tarea de ese movimiento sean las cancelaciones.

La denuncia a quienes homenajean al 10 solo salva las propias conciencias de quienes promulgan esta posición, pero absuelve al Estado y desvía al movimiento de mujeres de sus objetivos. Les socialistas debemos correr el debate sobre si está bien o mal idolatrar a Maradona como figura, concentrarnos en el fenómeno que se expresó en las calles, manera tal de sacar conclusiones para intervenir en la lucha cotidiana, y pelear contra este régimen social que tiene solo hambre y violencia para ofrecer a las mujeres y todes les laburantes. Para que las pibas, los pibes y les pibes en las villas puedan disfrutar la vida de forma plena, sin los vicios de este régimen de miseria.