Opinión

9/12/2020

Sobre nuevos héroes y nacionalismo

Por si hacía falta, algo más sobre Maradona y la construcción de este nuevo mito.

Estas últimas semanas hemos asistido a hechos que han puesto en debate al conjunto de la sociedad sobre diversos estereotipos, expresiones y algunos significados de lo “popular”, el “chetaje” y otros tantos términos y definiciones que han hecho rechinar bibliotecas y al propio sentido común.

La muerte de Maradona y una gambeta al análisis

El primer hecho ineludible en este intento de reflexión fue la muerte repentina de Maradona. El Diego, el Diez, Pelusa, D10S y tantos otros apodos que recibió a lo largo de su vida y principalmente de su carrera futbolística. No voy a mencionar nada acerca de su salud y su forma de vida que nada contribuyó con la misma, eso es parte de la privacidad y no afectó más que al propio Maradona. Sí haré hincapié en aquellas acciones que afectaron a terceros a partir las “peculiaridades” maradonianas.

Nadie puede desconocer la importancia de Maradona en el fútbol, el talento que en cada trote, en cada enganche, en cada gambeta el Diego entregó a todos aquellos amantes del fútbol, la superación y la entrega que se le reconoce como futbolista. Nótese que hablo de fútbol y no de deporte, Maradona al igual que muchos futbolistas de élite son partícipes de un enorme negocio que lejos se encuentra ya del deporte, del juego. Pero es otro debate y no al que quisiera aportar.

“El Diego era una expresión de la clase obrera y sus propias contradicciones”, “el Diez se convirtió para millones en un ariete frente a los poderosos”, “el Pelusa es expresión de lo popular”, “de la superación de alguien de la villa que pone de rodillas a todo el norte italiano frente a su zurda magnifica”. “Ni que hablar de la importancia de Maradona en la herida abierta por Malvinas que con ese glorioso gol en el estadio Azteca el 22 de junio de 1986 logró comenzar a sanar”. En fin, no soy yo, todo eso se dijo y se escribió y formó parte de estos enormes homenajes que se realizaron a la figura del Diego y a todo lo que él parece representaba.

Tantos adjetivos suelen entorpecer el análisis de un mundo de sustantivos y verbos. Tanta exageración, aquí la subjetividad, impide ver con claridad los problemas sociales a los cuales la acción individual de Maradona y otros tantos individuos en soledad, no puede aportar solución alguna.

Si algo, a mi entender, pone en debate estos hechos es pensar cómo se construyen los héroes, los próceres y cuál es la finalidad de dicho culto a la personalidad. Quienes se apropian y necesitan de dichos próceres, quienes construyen un relato a partir de algunos acontecimientos elegidos con la precisión de un cirujano o quizás con la de un operador de prensa. En cualquier caso el resultado y también el objetivo es el mismo, crear una imagen que ocultando debajo de la alfombra todo lo malo y poniendo sobre la mesa todo lo bueno, se va construyendo toda una explicación de por qué lo malo no es su responsabilidad en todo caso.

Así ocurrió estas últimas semana con Maradona y su legado, todos intentando colocarlo en los lugares más insólitos, en los cuales el Diez nunca estuvo ni quiso estar, y en paralelo escondiendo todo aquellos vinculado a lo más oscuro del ídolo, como son sus actos de violencia de género, su misoginia, el abandono a sus hijos y los acosos sexuales y abusos asociados a la prostitución de menores.

Ahora bien, ¿a quienes sirve ensalzar al Diego, a qué intereses sirve reafirmar la idea del muchacho pobre, que salió de la villa y que gracias a su enorme talento y convicción logró tomar el cielo por asalto? Esta ilusión a que es posible la salida individual de la pobreza, que hay ejemplos de esto. ¿Qué intereses termina asegurando la construcción de este bronce, la institucionalización de este “héroe popular”, que tuvo como mérito más importante convencer a la mayoría de que su logro personal era y fue el logro de todos los argentinos? ¿No ayuda a consolidar la hegemonía del nacionalismo burgués este tipo de razonamientos y construcciones ideológicas?

Si es posible para el Cebollita jugar un mundial y a su familia ayudar. ¿Por qué pelear contra este régimen, contra esta fábrica de pobres y excluidos? Evidentemente es un razonamiento que se da de bruces con cualquier tipo de planteo de una salida de conjunto, de una lucha colectiva de la mayoría de los pobres y explotados frente a la minoría de ricos y explotadores.

No dan la talla para este Line

Pero en la historia de los héroes se necesitan algunos villanos, la mejor manera de hacer más admirable al nuevo prócer es construir su propia antítesis, a todo Rosas se le antepone un Mitre o un Sarmiento (depende la discusión el orden no afecta el producto), no es posible dejar de admirar la integridad del nuevo ícono si del otro lado de la vereda colocamos todo aquello que no nos representa a nosotros, sino que es representación de los otros. No es necesario ahondar demasiado pero están largamente demostrados los mecanismos de construcción de la identidad nacional a partir de la construcción de estos héroes. Así como el Estado Nacional Argentino necesito sus padres fundadores, sus símbolos en común que ayudaron a fusionar en una sola las distintas identidades existentes, en la actualidad recurre a estos personajes que recrean y cumplen la misma función.

Así que frente D10s, que además es peronista, surgen los antihéroes, rugbiers en este caso como la personificación de la oligarquía de barrio norte frente al sentir del pueblo. En esta construcción se desempolvaron tuits de la memoria de una Comodore 64, aunque claro está que el racismo, misoginia y xenofobia de estos supervillanos debe ser reprobada por todos nosotros.

Y en este punto nos encontramos hoy, debatiendo entre los repugnantes chetos que juegan en los Pumas, que a los 15 años denigraron a la mujer trabajadora y dieron rienda a toda su xenofobia y racismo, y del otro lado los gloriosos futbolistas como el Diego que nunca dejarán las filas del pueblo, aunque vivan en barrio cerrados, en Puerto Madero y se encuentren en los mismos balnearios que los señalados seguidores de la ovalada.

De igual manera estos muchachos del scrum, los mismos que eran ejemplo de sentir nacional el último mundial cuando cantaban furiosamente el himno nacional, no dejan de sorprender, a todas sus afirmaciones detestables suman sus falsas e inentendibles disculpas. En esos tuits está con claridad demostrado el odio de clase, el racismo, su xenofobia, todas sus miserias a flor de piel. Todo lo remado hasta aquí para formar parte del nuevo panteón nacional se desploma y no hay forma de que cantando el himno con energía se rediman, al menos hasta tanto se logre un éxito deportivo y todo quede una vez más en el olvido.

Ahora bien, parece al menos medio antojadizo poner de un lado de la vereda a Maradona y del otro a Matera y compañía. Es verdad que tienen un origen diferente, uno jugaba en los potreros de Fiorito y el otro iniciaba su carrera en el barrio de Tortuguitas, ambos no son expresiones de la clase obrera sino de la burguesía, en su estado de descomposición. Ambos son parte de los dueños de todo, como dice un reconocido diputado. Ambos son expresión de los deportistas de élite que aunque tuvieran en algún momento su origen dentro de familias obreras, hoy en día tanto por su posición y su función enlistan en el otro equipo.

Tus héroes y los míos

Insisto en mi planteo original, repudio todo lo que Maradona, Matera y sus muchachos representan. Repudio la idea de construcción de nuevos héroes ajenos a la clase, que solo sirven a mantener la idea de argentinidad, colaborando de esta forma con el nacionalismo burgués que vive gracias a dicha fantasía.

La bandera que enarbolamos con uno u otro no hace más que construir un velo de yeso, que no solamente impide ver sino que además impide acercarse y construir con otros.

En nombre del respeto al sentir popular no podemos hacer la vista gorda ante los desmanes de los nuevos héroes. ¿Qué pasará cuando lo pobres se entristezcan y lloren la muerte del Papa?

Espero colaborar con un debate compañeros, para no gambetear al olvido ni taclear la posibilidad de una construcción independiente del nacionalismo burgués.

Y de paso, ya que estamos hablando de la construcción de héroes, permítaseme postular los míos, Teresa Rodríguez, Carlos Fuentealba, Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Mariano Ferreyra. Todos ellos hijos de la clase obrera o no que dieron su vida luchando por dicha clase.