Partido

8/6/2000|667

Carlos Lahera

El sábado 27 de mayo, entrada la noche, falleció de un ataque súbito al corazón nuestro compañero Carlos Lahera. El XI Congreso del Partido entraba en su etapa final. El domingo por la mañana las decenas de delegados fueron sacudidos por la noticia. Hasta el día anterior Carlos había participado activamente en los trabajos del propio Congreso, integrando la representación de la provincia de Santa Cruz. Su compañero Miguel del Plá, hermano de militancia de Carlos desde hace 30 años, lo despidió ante un Congreso impactado por la noticia. Al cierre del mismo, por la noche, todos los delegados y compañeros extranjeros le rendimos un homenaje público en el local central del Partido.


Con Carlos se va un pedazo de nuestra propia historia. A finales de la década del ‘60 comenzó a militar en la Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria y en Política Obrera. Formó entonces parte de un núcleo excepcional de jóvenes que no tenían dieciocho años cuando abrazaron, entonces, la causa de lucha contra la dictadura de Onganía, la causa de la juventud y su unidad con la clase obrera, la causa de la revolución social. Lo hicieron con una pasión y una convicción propia de un compromiso vital.


De ese extraordinario núcleo de compañeros de Hurlingham, en la provincia de Buenos Aires, sumergidos entonces en una actividad vertebral en la organización y movilización de los trabajdores de su zona, surgieron los dirigentes que hoy, tres décadas después, encabezan el trabajo del Partido Obrero en los puntos más distantes del país. Claudio del Plá en Salta, Daniel Blanco en Tucumán y en todo el noroeste, Nora BIaggio como dirigente de Tribuna Docente. Fue junto con ellos que Carlos y decenas de compañeros se foguearon, aún en la adolescencia, como protagonistas del Cordobazo. Los que dieron vida en 1972, en un congreso multitudinario, a la Unión de Juventudes por el Socialismo. Entonces Lahera se convirtió en un organizador directo de los trabajadores: fue elegido como delegado en la fábrica textil Hilanderías Devoto. Es esa juventud y su fibra especial el elemento sin el cual nunca la revolución puede decir presente.


En la década del ‘80 encontramos a Carlos en el extremo sur del país, en Santa Cruz. Una vez más: fundador de la lista Marrón contra la burocracia sindical, estuvó al frente de la más combativa huelga contra el que hoy es gobernador del PJ –Nestor Kirchner–, entonces intendente de Río Gallegos. Colaboró, además, con la construcción de la lista Naranja de la Uocra y de la lista Rosa en Adosac, hoy al frente del sindicato docente de toda la provincia. Se transformó, entonces, en una personalidad pública del Partido Obrero que no dejó de impactar a propios y extraños por esa mezcla particular de bonhomía y firmeza en los planteamientos políticos, que impresionaba incluso a sus adversarios. Por eso ha sido tan notable la repercusión de su muerte en la capital santacruceña y los homenajes a Carlos, provenientes de las más diversas trincheras.


Lahera, además, fue electo como Convencional Constituyente, dos años atrás, para la reforma de la Constitución Provincial, cargo que le fue birlado fraudulentamente por una maniobra ejecutada por los hombres del gobierno en la Justicia provincial. En 1999 recorrimos con Carlos la provincia de una punta a la otra, como parte de la campaña presidencial, interviniendo en numerosas reuniones y actos en estas lejanas y entrañables tierras del sur, asoladas más por la política de saqueo capitalistas que por los rigores de la Patagonia.


Carlos se fue, entonces, en plena y fecunda actividad, sin darse cuenta, como si fuera algo natural, como fue su vida consagrada a lo mejor que pueda dar un ser humano para limpiar nuestras existencias de tanta escoria, miseria y explotación. Nos enorgullecemos de estos hombres, de estos Carlos Lahera, carne y uña de esa empresa colectiva que construimos cada día en el Partido Obrero, nuestro Partido Obrero. Chau Carlos.