Partido

17/11/1994|432

Carta a las Organizaciones Autoconvocadas

La asamblea de Autoconvocados prevista para el 19 de noviembre ha sido postergada con el propósito de esperar el desenlace de la crisis en el Frente Grande y, más precisamente, una salida de Solanas. Así lo han expresado taxativamente los integrantes de Patria y Pueblo. El Mst, por su lado, ha comenzado a llamar a Solanas a “romper” con el FG y a discutir un programa.


Estamos en consecuencia ante una tentativa de formar un frente con carreristas políticos, sin ninguna responsabilidad ante las organizaciones de masas, menemistas hasta entrado el año 1990, partícipes del bloque parlamentario con Bordón y cómplices activos en la intervención contra el Santiagueñazo. Calificar como “democrático y antiimperialista” a un frente encabezado electoralmente por Solanas es literalmente una estafa. Es otra estafa pretender que, en estas condiciones, las organizaciones autoconvocadas discutan, mientras tanto, un “programa”.


Las organizaciones autoconvocadas pretenden recrear con esto el Frente del Sur, es decir, un frente para carreristas políticos, que es donde precisamente prosperan los “Cavallo” Alvarez. Sostener que un frente electoral de negociantes políticos sería la vía para que las masas peronistas hagan la experiencia de lucha que las lleve a la izquierda, es no tener noción del ridículo. Antes que pretender subirse al carro de un frente de organizaciones combativas, Solanas debería poner incondicionalmente su banca bajo la disciplina de un frente de izquierda y cotizar naturalmente su dieta.


Para colmo, se pretende hacer bingo con funcionarios del Estado, como Ricardo Molinas, el cual perteneció durante mucho tiempo a un partido de la dictadura militar. Todo el mundo tiene derecho a rectificarse, pero desde abajo, no desde arriba. Un frente encabezado por carreristas no sería antiimperialista ni democrático ni nada; sólo sería un instrumento de desmoralización política.


Es el colmo de la superchería reclamar que Solanas “rompa” con el FG o con quien sea, para que pueda encabezar a partir de tal “ruptura” un frente electoral, primero porque carece de cualquier importancia para la lucha de las masas lo que Solanas haga o deje de hacer, y segundo porque Solanas es capaz de “romper” con cualquier cosa a cambio de una posición electoral que le interese.


La perspectiva de los autoconvocados corre el riesgo de transformarse en una farsa, y ya lo es en una cierta medida. Estamos ante una reproducción de las peores formas de la política burguesa. Sólo en este sentido completamente negativo se puede decir que existe la intención de conformar un frente “nacional” y “popular”.


Bajo ninguna circunstancia se puede afirmar que un frente de izquierda es una expresión obrerista, como si existiera la posibilidad de que las diversas clases explotadas por el imperialismo y por la gran burguesía pudieran estructurar una expresión de lucha que no sea de izquierda. El frente con los carreristas políticos expresa la tendencia que existe en las capas superiores de todas las clases explotadas al compromiso con el imperialismo, y esto se percibe en forma mayúscula en el CTA y el Congreso de la Producción, los cuales reclaman la flexibilidad laboral y los convenios sindicales por empresa, en tanto elaboran un planteo de “articulación” con los capitanes de la industria, que incluso el solanista partido comunista se ha visto obligado a criticar. El CTP es partícipe activo de la jubilación privada, es decir, de una de las mayores formas de confiscación económica de la patria y del pueblo. El reclamo de la izquierda del Frente Grande de adelantar el pago de los intereses de la deuda externa de 1995, es otra manifestación de lo mismo. Las experiencias del Frente del Sur y del Frente Grande, como antes del Frejupo, Frente del Pueblo e Izquierda Unida, demuestran que sólo un frente de lucha de izquierda puede servir como factor de desarrollo de  los sectores combativos de todas las clases explotadas.


Nos atrevemos a arriesgar el pronóstico de que la izquierda del Frente Grande habrá de parir un ratón y que la tendencia de las organizaciones de autoconvocados a formar un frente de carreristas entrenados en la demagogia nacionalista sólo servirá para producir su propia desmoralización.