Partido

19/8/2004|864

Cata Guanini

De Savas Michael-Matsas


Queridos compañeros del Partido Obrero: Con gran emoción vengo de enterarme de la muerte de la camarada Cata Guagnini. La conocí durante mi primera visita a la Argentina, en mayo de 1998, y siempre me quedó la profunda impre­sión de una camarada que encarnaba el coraje, la tenacidad, la devoción, el sacrificio, el verdadero humanismo que solamente puede inspirar la cau­sa de la revolución socialista. Por su vida y por en­cima de la muerte, ella permanecerá siempre co­mo una fuente de inspiración para todos aquellos que luchan sin concesiones por la revolución en todo el mundo.


De parte de todos los camaradas del EEK, y sobre todo de parte de los camaradas que han te­nido el privilegio de conocerla durante nuestras actividades comunes y en los congresos interna­cionales en Buenos Aires, quisiera expresar nues­tros sentimientos más sinceros a su familia y a sus camaradas del Partido Obrero.


Hasta la victoria siempre.


Con saludos revolucionarios,


En nombre del CC del EEK de Grecia


 


De Milagros Pierini Yana Redona


Catalina Guagnini murió ayer  en Buenos Aires. Tenia 89 años. Fue candidata a vicepresi­denta por el Partido Obrero en el año 1983, fundadora de la Asociación Familiares y Detenidos por Razones Políticas y Sociales, y madre de dos hijos desaparecidos. Uno montonero, el otro del ERP. Jamás dejó de buscarlos, como a los trein­ta mil, y de sentirse orgullosa por tu militancia Catalina fue una mujer con ética y de la que aprendimos muchísimo.


Tenemos recuerdos de ella, no pequeños. Si importantes.


Por ejemplo: un día muy frío en Rio Gallegos, hablamos estado volanteando con Catalina du­rante horas en Roca y San Martin. Nos fuimos a tomar un café. Antes de hacerlo ella le preguntó al mozo cúanto costaba. En cuanto el hombre le dijo, nos miró furibunda y nos dijo: “Chicas, saben todo lo que pueden viajar los compañeros en Buenos Aires por esa plata". Le pidió disculpas al mozo y nos dijo: "Vayamos a tomar unos mates al local y listo".


Cata era una mujer que no se alojaba en ho­teles sino en la casa de los compañeros.


Cuando alguien llegaba tarde a una reunión le pedía explicaciones. Porque eso no era de revo­lucionarios. La disciplina y el respeto por el otro era lo importante. "¿Sabés lo que significaba, en otra época, un minuto de demora? Tal vez la vida de un compañero…"


Nunca dejó de trabajar, de militar, de estudiar, de discutir.


Era dura y lúcida. Recordamos siempre las discusiones que tuvo con Hebe, con Nora Cortiñas, con Estela Carloto, aquí en Río Gallegos, hace muchos años.


Siempre la deslumbró la luz y el cielo enorme y abierto de Río Gallegos.


Catalina Guagnini, ¡hasta la victoria siempre!


Rio Gallegos


 


De Pedro Po


A cada proceso histórico-político, en general, lo expresa o expresan, o lo representan determi­nadas personalidades. Y creo que la política de lucha por las libertades democráticas del Partido Obrero la representó Catalina Guagnini. Quizás, en mi razonamiento, haya una dosis de arbitra­riedad y por ello me disculpo.


Me acerqué al Partido Obrero en el año 1982 por ser el més consecuente luchador contra la dic­tadura militar y el aparato represivo, y también a ella. Conocí a Catalina a través de las páginas de Prensa Obrera, en algún que otro congreso del partido, o quizás en alguna venida a Tucumén, y estoy profundamente agradecido.


No me gusta adular, o como se dice, "dorar la pildora", pero quiero declarar mi respeto y admi­ración hacia Catalina Guagnini.


Tucumán


 


De María Elena Molina


Tuve la suerte de conocerla.     


En los primeros años del Partido Obrero en Rosario, hace aproximadamente 18 619 años, en dos oportunidades Cata viajó a Rosario, y yo tuve la suerte de hospedarla en mi casa.


La recuerdo coqueta, con una hermosa boina. Hablamos de su tarea docente, que luego de la Revolución Cubana había soñado con ser alfabe­tizadora, pero pronto comprendió que, en realidad, para que ese proceso fuera posible, era necesa­ria una batalla política, hacer la revolución. Charlamos mucho de cosas cotidianas. La he re­cordado siempre. Cata era sabia. Recuerdo que hablamos de la casa, de cocina, de sus cuadros- que estaban en la casa de un compañero-, de sus viajes, de por qué habia decidido separarse de su esposo… Me contó que tenía hijos varones, her­manos varones, que había sido criada en una fa­milia donde había pocas mujeres. Lo que Cata transmitía estaba todo lleno de vida.


Vivía con total naturalidad ser una mujer re­volucionaria.


Siempre, cada año, cuando he organizado el viaje para los Encuentros de Mujeres, pensé en Cata. Ahora su luz brilla fuerte, y su vida tiene más sentido que nunca.


 


De Viviana, Sebas y Valeria


Con Cata no sólo se fue una luchadora y com­pañera, se fue una amiga y maestra.


Compartimos más de diez veranos en la casa de Miramar con muchísimas visitas, interminables arreglos de la casa, largas charlas en el jardin y noches de juegos.


Cata, con su vitalidad y energía, nos hacia disfrutar con sus relatos y anécdotas de sus años de maestra e inspectora, la militancia y sus hijos cuando eran pequeños; esas historias fueron lec­ción de vida para los chicos, que no se cansaban de escucharla.


Hace unos años dijo: “Ya estoy viejita" y no volvió a Miramar. Fue una gran pérdida, esos ve­raneos no volverían a repetirse, Miramar ya no era lo mismo sin Cata.


Compañera: ¡Cómo te vamos a extrañar)


 


De José, Carina, Gabriel Russo y Nélson Cáceres


Compañeros del Partido Obrero:


Reciban ustedes nuestras condolencias por el fallecimiento de Catalina Guagnini. El obituario es­crito por Marcelo Ramal caracteriza muy bien la calidad de la compañera. Cata hizo siempre do­cencia de cordialidad y precisión política. En es­tas palabras, teñidas de melancolía, tiene cabida la certeza de que los cientos de compañeros re­cientemente incorporados y los que están en cur­so de hacerlo recibirán los frutos de la militancia de Cata.


Por el circulo de Barrio Municipal, saludos re­volucionarios.


Mendoza