Partido

9/1/2003|787

“Chino” Lizarraga: ¡Presente!

Lo conocimos tomando una fábrica, luchando contra el trabajo en negro.


Tenaz, fuerte y solidario, transitó junto a la Celeste del puerto un duro período de movilizaciones y piquetes.


Convencido de la justeza de todos los reclamos, a puro pulmón hacía parar y retroceder a los automovilistas, aún cuando los cortes los sosteníamos un puñado de compañeros.


Admirador del Partido Obrero, y sobre todo de “las mujercitas” que militamos en la organización, nos defendía incondicionalmente ante cualquiera que se atreviese a amenazarnos.


El “Chino rompe-huesos”, como le decíamos sus amigos (recordando el día que le respondió a la patronal que “les iba a romper los huesos a quienes se atrevieran a desalojarlos”, en una ocupación), fue un compañero de fierro, para Matilde, su madre y todos nosotros.


Su inmensa generosidad lo mantuvo impaciente hasta sus últimos días. Debatiéndose ante su enfermedad terminal continuaba preocupado por sus compañeros, porque corrían peligro de no cobrar los aumentos logrados por el gremio.


Quería levantarse para pararle la mano “a esos atrevidos”, pero no le alcanzó el tiempo.


Chino: la causa que nos unió en la lucha de clases sigue viva y, con tu memoria presente en cada jornada, ¡alcanzaremos la victoria!