Cuba y el desarrollo de la revolución latinoamericana
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El sábado 5 de junio se realizó en el local del PO en San Martín, la charla-debate “En defensa de la Revolución Cubana”, a cargo de Gerardo Montero (argentino que residió 8 meses en la Isla), con la coordinación de Carlos Frígoli. El acto contó con la presencia de 30 compañeros, entre miembros del Partido y amigos, aproximadamente.
El orador (ex-militante del PC) introdujo históricamente la charla. Brevemente, pintó un panorama de la evolución política de Fidel y su grupo de combatientes del Moncada (el Movimiento 26 de Julio) desde posiciones democráticas generales hasta el programa agrario y antiimperialista con que el 1° de enero del ’59 los rebeldes toman el poder. El posterior desarrollo de los hechos (una situación de doble poder, pues Miró Cardona y Urrutia, representantes de las clases dominantes, gobernaban apoyados en milicias populares armadas) confirmó, a juicio del orador, la vigencia de la teoría de la revolución permanente: ante la agudización de las contradicciones de clase internas y la creciente presión del imperialismo, apoyado en la “quinta columna” de la burguesía cubana, sólo dando el “salto” al socialismo la dirección cubana podía defender las conquistas democráticas logradas con la revolución. En esto radicó el rol enormemente progresivo que jugó la Revolución Cubana, al echar por tierra las teorías stalinistas de la revolución por etapas y del tránsito pacífico o parlamentario al poder. Fundamentalmente, la revolución demostró que para defenderse y defender sus conquistas hay que armar a las masas y no detenerse ante el muro de la “sagrada” propiedad privada capitalista.
Al respecto, tanto el orador como Frígoli resaltaron un hecho fundamental: la dirección de la revolución no era trotskista, lo cual no hace más que demostrar el carácter puramente objetivo de la revolución permanente.
El abierto apoyo dado por el castrismo al gobierno nacionalista de Velazco Alvarado en Perú, en 1968, fue ubicado como un punto de inflexión de la política internacional cubana. Ya no se trataba de extender la revolución, como (con la OLAS y el discutible método del foquismo) se había hecho hasta ese momento. Esta política se fue profundizando hasta convertirse en la abierta alianza con las burguesías latinoamericanas, como la del corrupto Carlos Andrés Pérez, Collor de Mello, Salinas de Gortari, etc. Y como broche de oro a esta orientación, el apoyo al ingreso del menemismo al Consejo de Seguridad de la ONU.
Sin dudas, este cambio de frente del gobierno cubano, retrataba ya desde el origen, el surgimiento y progresiva consolidación de una burocracia dominante.
A ninguno de los concurrentes al acto escapaba el carácter de la crisis que hoy vive Cuba. Montero, que de los 8 meses de estadía vivió 2 en una casa de familia y conoció de cerca sus penurias, ilustró esa situación con ejemplos concretos. Explicando el funcionamiento de las libretas de racionamiento, demostró que, al contrario de lo que dice el propio gobierno, los productos racionados no alcanzan jamás a cubrir las necesidades de cada persona. De hecho, casi el único alimento de los cubanos, en especial en los centros urbanos como La Habana, es el arroz y los frijoles.
Y ante esto, el orador señaló la existencia de mataderos que funcionaban como unidades de aprovisionamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Un privilegio irritante e inaceptable, no muy diferente del que tienen los militares argentinos cuando se les aumenta las jubilaciones mientras se apalea a los jubilados “civiles” en la Plaza de Mayo.
Gráficamente, se explicó que Cuba está como dividida entre dos realidades: frente a la escasez generalizada de la población, se encuentran las que se llaman “áreas dólar”, tiendas y mercados aprovisionados en abundancia (y, a veces, en sobreabundancia), exclusivos para extranjeros. El choque entre estas dos realidades (calificadas como “omnipresentes”, puesto que todo el territorio cubano es zona turística) está en la base de dos fenómenos negativos que se vienen profundizando alarmantemente: el mercado negro y la prostitución.
En el posterior debate se tocó, entre otros temas, el que significaba la cuestión central de la actividad: por dónde pasa la defensa de la Revolución Cubana.
Se delimitaron claramente las posiciones con otros sectores de la “izquierda” (mejor dicho, centroizquierda) que encubren sus miserables políticas capituladoras con discursos altisonantes “favorables” a Cuba. Sin duda que la orientación que siguen organizaciones como el PT, el sandinismo, el Farabundo Martí, el PC argentino (entre otras) es contrarrevolucionaria con relación a Cuba, pues su desembozado apoyo a las burguesías autóctonas no hace más que mantener a Cuba en el aislamiento, y esto es algo que no logran taparlo ni Lula, ni Ortega, ni Handal, ni Echegaray cuando profieren alaridos sobre su supuesta defensa de la Revolución Cubana.
Hoy la defensa de la Revolución Cubana pasa por el desarrollo de la Revolución Latinoamericana, lo que implica una clara política de independencia de clase, de movilización de las masas contra los regímenes políticos burgueses en cada país (tendencia ya instalada en la realidad del continente, como lo demuestran las huelgas en Uruguay, el nerviosismo del imperio ante la crisis e inminente estallido en Brasil, etc.). Carlos Frígoli señalaba la resistencia del proletariado soviético contra los intentos de restauración capitalista como “monumento en defensa de la Revolución Cubana”.
En nuestro país, la defensa de Cuba pasa por el reagrupamiento de la vanguardia obrera revolucionaria contra el régimen de Menem y Cavallo, por echar a la burocracia de los gremios, por la huelga general de 36 horas, etc. Es decir, por la construcción del Comando Político de izquierda, que nuestro Partido propuso en el acto del 1a de Mayo en Plaza de Mayo.
Es desde este punto de vista que llamamos a la militancia del PC y de aquellos sectores que quieran honestamente defender en serio a Cuba, a romper con las políticas capituladoras de sus direcciones.
Sobre el final, ante la pregunta de un compañero del público, Montero reafirmó su convicción acerca de la necesidad de que quienes defienden a Cuba tengan, también, acciones de solidaridad concreta ante las necesidades concretas del pueblo de la isla. Esto es, organizar el envío de aquellos artículos de primera necesidad de los que carecen hoy los cubanos (leche en polvo, jabón, pasta dental, vitaminas, etc.).
Luego de casi tres horas de charla y debate, la actividad terminó con la promesa de realizar otra en un futuro cercano.
24/6/93