Partido

16/1/1996|480

El cierre de Jorge Altamira

Compañeros:


Ustedes van a estar de acuerdo conmigo en que los discursos de cierre tienen una cosa muy paradójica, porque cuando ya lo último que quisieran escuchar los delegados es un discurso, tienen una terrible expectativa por el discurso de cierre… ¿Cómo se explica? Se explica por una razón lógica: queremos celebrar el fasto del Congreso. Queremos escuchar una palabra final que conmemore uno de los empeños más grandes que hacemos, como militantes revolucionarios que queremos construir un partido nacional y un partido mundial de la clase obrera; que son cuatro días de trabajo —que en realidad son más de cuatro días de trabajo—, porque en esos cuatro días nos esforzamos por concentrar la experiencia, los dolores, los sufrimientos, las lecciones, los sacrificios de día tras día de militancia. De dejar cosas queridas de lado, por un objetivo colectivo, en un momento en que la cúpula capitalista, los círculos restringidos de monopolistas, se jactan todos los días de que su monopolio privado es para ellos millones de veces más importante que cualquier preocupación colectiva. Pero estamos hechos de esta madera y es un empeño que no vamos a abandonar. Por eso queremos celebrar el fasto de estos cuatro días.


Quiero anticipar lo siguiente: todos los congresos del PARTIDO OBRERO fueron muy buenos congresos. Nosotros hicimos congresos en la clandestinidad, metidos todos en una pieza … o un poquito más. Porque la amenaza del terror y la represión, nunca le quitaron al Partido Obrero, el afán y la preocupación de la lucidez.


Nosotros hicimos nuestra hace mucho tiempo la consigna del filósofo Spinoza: “Ni reír ni llorar, comprender”.


Método


Todos los congresos fueron muy buenos congresos, inclusive aquellos con fuertes polémicas faccionales. Se discutió con una amplia libertad, siempre en torno a ideas. Y éste también fue un gran congreso.


Ustedes saben bien que todos nos hemos empeñado, que ha habido una tasa de oradores descomunal. Todos hemos empeñado lo mejor de nuestras cabezas y sentimientos para establecer conclusiones políticas; pero a la hora de celebrar al Congreso, no son las conclusiones las que quiero celebrar. Quiero celebrar el trabajo que llevó a las conclusiones, porque aunque estoy convencido de que las conclusiones son correctas, tengo que admitir que pueden ser equivocadas. Eso todavía no lo sabemos. ¿Quién puede saberlo? Lo dirá la experiencia. De todos modos, perfectas no son, seguro que va a haber que corregirlas. Y hasta pueden ser equivocadas. Pero si nosotros trabajamos como trabajamos en este Congreso, no hay ningún problema; vamos a corregir oportunamente las ideas que hoy hemos elaborado como conclusión y que puedan ser equivocadas. Reivindico el trabajo.


Nosotros venimos de un Tribunal Moral en defensa del compañero Juan Pablo Bacherer de Bolivia, y cuando se contrasta este Congreso con los métodos que se aplican en otros partidos que, sin embargo, también dicen ser de la IV Internacional, es la noche y el día… Este Congreso empezó un jueves a la noche de un modo ejemplar. El Comité Nacional cedió sus potestades a la Mesa y el primer acto del Congreso fue el informe de la Corte Suprema del Partido sobre la conducta del Comité Central: la Comisión de Control. Lo que en los congresos de los partidos pequeño-burgueses y burgueses no ocurre en ninguna instancia de su desarrollo, en nuestro partido es el primer acto. Claro, muchos de nosotros ni debemos haber reflexionado sobre esto, porque ya estamos acostumbrados. Cuando uno se “mima” con el centralismo democrático, lo tiene tan incorporado que no se da cuenta de la distancia sideral que nos separa de partidos de otro carácter. Y esto no fue un formalismo, porque produjimos un debate político con relación a la Comisión de Control y produjimos, como consecuencia, hasta reformas en nuestro propio Estatuto. Ha habido un trabajo intenso, un trabajo tenaz. Ha sido un Congreso internacionalista: en ningún lugar, por lo menos que yo lo haya visto, se han debatido tan intensamente los problemas internacionales; por lo menos con tanta agudeza. Nosotros hemos recibido el honor de que un compañero norteamericano que vive en carne propia el movimiento de los negros explotados, dijera que nuestra preocupación, nuestros análisis, corresponden, son pertinentes, tienen que ver con lo que se discute en los Estados Unidos.


Porque no interesa, ahora que estamos celebrando el fasto, si tenemos razón o no, nos basta con ver que en ‘la lejana Buenos Aires’, cuando discutimos un problema internacional, lo vivimos y lo conceptualizamos como lo vive y lo conceptualiza la propia vanguardia obrera del país que corresponda. Y el compañero Rui hizo el mismo señalamiento con respecto al mismo problema de la cuestión negra.  Es decir que en nuestro partido, el internacionalismo es una forma de la propia militancia. Los compañeros de otros partidos que estuvieron presentes aquí, se sintieron incitados a hablar de política, polémicamente. En otros congresos, del Foro de San Pablo, del PT de Brasil, del Frente Grande, etc., los delegados extranjeros vuelcan mieles en los oídos de sus anfitriones… Nosotros hemos creado, en cambio, un clima natural en el cual los compañeros de todos los partidos dijeron lo que pensaban, expusieron polémicamente sus ideas, hasta se preocuparon por escribir… Ahora, en el Boletín Interno, vamos a tener el documento de los compañeros de la Fracción Trotskista, de la oposición… Los compañeros no pidieron permiso para hacerlo. El PARTIDO OBRERO declara oficialmente su orgullo de que un trotskista extranjero en un congreso del PARTIDO OBRERO no pida permiso. Los compañeros Rui Costa Pimenta, Vital Andrade, Federico de Chile, ya son habitués; por lo tanto, en el curso de los años, conocen el clima partidario. Pero los compañeros Franco y Peter, es la primera vez que vienen…; con qué rapidez les hicimos sentir el clima cuarta internacionalista, proletario, revolucionario y democrático de nuestro congreso. Es un método de trabajo.


Nueva generación


Con relación a la votación del Comité Central, tenemos que llamar a Mora y Araujo… (risas), a Aurelio, a Gallup, para que hagan un estudio del significado de esa votación. Pero, a simple vista, se puede decir lo siguiente: acá los delegados escucharon que la orden del PARTIDO OBRERO era salir a reclutar a la nueva generación de luchadores, y los delegados entonces dijeron: bueno, si ésa es la orden, empecemos por casa, y metieron a todos los compañeros jóvenes como candidatos, porque independientemente de que la mayor parte no ingresó al Comité Nacional, ha recibido un caudal de votación que marca la disposición de la juventud a ingresar al Comité Nacional. Este hecho me llena de orgullo. Es que hace dos o tres años, me invitaron a una fiesta de rock pesado en Filosofía, y en el medio del rock pesado y todo eso, me hicieron hablar. Y dije que la misión de la juventud argentina no es simplemente formar una organización de la juventud, sino dirigir la revolución y el partido revolucionario. Que Trotsky tenía 24 años cuando fue presidente del Soviet de 1905; Rosa Luxemburgo tenía 20 cuando escribía sus textos teóricos; que Lenin se enfrentaba a Plejanov cuando tenía veintipico… ¡Qué es eso de tener que pasar por qué experiencia y prueba y llegar a los cuarenta años debidamente domesticado para asumir la dirección de un partido! Las direcciones en los partidos se asumen a los veinte años o no se asumen nunca. Nosotros, los dirigentes de hoy del PARTIDO OBRERO, tomamos las riendas a los veinte, no las tomamos a los cuarenta. Por eso, hay gente que dice: “que jóvenes que se los siente”; porque siendo jóvenes nos pusimos a la cabeza del movimiento revolucionario y eso no se pierde …


Entonces, de este congreso reivindico el trabajo, reivindico esta decisión de los compañeros de postularse, de querer ser miembros del Comité Central. Respetemos las ambiciones, lo único que debemos exijir, es que se ejecuten, que no sean simplemente una fantasía. Escriban para la revista, estudien ‘El Capital’, dénse por objetivo el programa máximo de formación de un militante: no lean versiones secundarias de los trabajos revolucionarios, no se propongan estaciones intermedias, conviértanse en los militantes revolucionarios que corresponde que tengamos para nuestra dirección. Todo esto es un síntoma de que el PARTIDO OBRERO va a desarrollar un gran crecimiento, ya están las evidencias en el crecimiento de los militantes de la juventud que, como ustedes ven, yo no los separo del partido. No hay tal crecimiento de la juventud diferente al crecimiento del PO, es el mismo crecimiento. Ese es un síntoma, hagámoslo valer. Nosotros acá somos 105. Ahora los compañeros se van a ir a Caleta Olivia, al Turbio, a Gallegos, a Cutral- Có, a Zapala, a San Martín de los Andes, al Bolsón. Se van a ir a Mosconi, se van a ir a San Pedro en Jujuy, se van a ir a Salta; no vinieron los compañeros de Entre Ríos, pero nosotros vamos a llevarles las conclusiones a Entre Ríos; Santa Fe, el interior de Santa Fe, la capital; San Lorenzo, “la capital argentina de los desocupados”, San Martín, Ciudadela, donde están las grandes concentraciones de la clase obrera; Catamarca, Tucumán, Tafí Viejo, donde el informe del compañero decía que nosotros estamos desarrollando una actividad profunda en las masas obreras …; vayamos a trasladar el espíritu de este Congreso y a mantener la llama y a acrecentar esa llama todo el año. Nosotros tenemos un arma poderosa, que es el marxismo, que es además la actitud revolucionaria ante el propio marxismo, ante nuestra experiencia, ante nosotros mismos… Nosotros no somos revolucionarios para afuera…; nosotros vamos afilando en casa el escalpelo de la crítica. Mantengamos vigente este espíritu y este esfuerzo de organización, colocando lo mejor de nuestros cerebros, y entonces nos juntaremos con los grandes luchadores del proletariado mundial, que visiblemente están planteando que no quieren vivir más en este régimen de explotación capitalista, que implica el cercenamiento a muerte de las conquistas obreras.


Internacionalismo


Mientras duraba todo este proceso de la elección del Comité Central, los diarios informaban que el presidente francés, Jacques Chirac, como si fuera una rememoración del “Mayo francés”, viajó a Baden Baden. Las cosas también tienen su simbolismo. Baden Baden es una ciudad alemana donde están estacionadas las tropas francesas de la Nato… allí viajó De Gaulle en el “Mayo francés”, para consultar a los comandantes de las tropas francesas si era conveniente apoyar un golpe de estado militar para aplastar al “Mayo francés”. Chirac no fue a consultar a los comandantes franceses, se entrevistó con el ministro Kohl para discutir la huelga francesa. Esto es el internacionalismo. La burguesía se reúne en Baden Baden para discutir la huelga francesa. Y el proletariado, ¿dónde está reunido para discutir el apoyo a la huelga francesa?


Como todo el capital rentístico y financiero internacional, Kohl y Chirac piensan que si los obreros franceses triunfan se cae el franco. Por eso, el imperialismo y la burguesía financiera alemana decidieron colocar todo el poder de Alemania, todo el poder de EE. UU., para sostener el franco hasta el aplastamiento de la clase obrera francesa. Los diarios dicen claramente que la burguesía alemana, de día en día, está más intensamente preocupada con el desenvolvimiento de la situación francesa. Esto para nosotros es un dato, porque las perspectivas de las luchas del proletariado de cada país están determinadas por las perspectivas del proletariado mundial en su conjunto. La huelga francesa es una referencia. Ahora tenemos que ejecutar a rajatablas las conclusiones, con el método de trabajo de este Congreso.


Trabajar para la revista, trabajar para el periódico, reportear, vender el periódico, conquistar nuevos compañeros, hacer sentir antes que nada, a cualquier trabajador, no el ‘peso’ de la ideología marxista, sino la calidez de la fraternidad revolucionaria. Antes de hacerse marxista, el obrero de Argentina debe sentir que el PARTIDO OBRERO es su casa y no que es un laboratorio teórico, que acá hay alma y sangre, hay coraje, hay voluntad, hay sentimientos, que un obrero se siente bien en el PARTIDO OBRERO. Después evoluciona políticamente. La evolución política no es cosa de un día. Aunque nosotros no pretendemos hacer de esto Harvard ni una universidad del saber universal, es cierto que nuestras pretensiones también son altas: comprender las leyes del desarrollo social en su conjunto es muy difícil. Por eso las sectas están equivocadas. Por ejemplo, las sectas que dicen ‘ahora que nací yo la humanidad tendrá un programa revolucionario’, revelan una profunda ignorancia. Los programas revolucionarios sólo se pueden desenvolver como consecuencia del trabajo acumulado por las generaciones anteriores. Cuando nosotros rescatamos el trabajo acumulado de generaciones anteriores, nuestro ego se achica, pero la inteligencia cobra un volumen fundamental. Es cuestión de elegir: el tamaño del ego o el tamaño de la capacidad intelectual. El que quiera más intelecto y menos ego, elige el camino de la revolución; el que quiera más ego y menos intelecto, tiene sectas; en ‘el mercado’ hay para divertirse. Naturalmente que no estoy formulando esto como una alternativa para los delegados del PARTIDO OBRERO! Es una expresión de orden general para señalar, no el lugar que tenemos que conquistar, sino el que hemos conquistado hace mucho. Nosotros estamos jugados.


Treinta años


Compañeros, el Partido Obrero, bajo la forma de Política Obrera, luego bajo la forma de PARTIDO OBRERO, tiene 30 años. ¿Qué significa? ¿Es bueno o es malo? Cuando uno se plantea el problema de esta manera, no va a encontrar ninguna respuesta y seguramente va a concluir en una tontería. Hay quienes nos reprochan nuestros 30 años. Pero hay grupos que hoy tienen 7 años, por ejemplo el Pts, y que no le llegan a la uña del pie derecho de ninguno de nosotros con relación a lo que POLITICA OBRERA había hecho en los primeros 7 años. Nosotros, en 1970, habíamos pasado de la nada a ser una fuerza en el movimiento obrero en el “Cordobazo”. El papel del PARTIDO OBRERO en el “Cordobazo” fue excepcional, fue el partido que un día lunes volanteó la ciudad entera de Córdoba para decir: “Trabajadores, probablemente ustedes lo sepan, pero por si no lo saben les decimos que el jueves, ustedes van a hacer un ‘cordobazo’, el jueves ustedes van a ocupar la ciudad, el jueves ustedes van a derrotar a la policía”. Eso había ocurrido 4 ó 5 años después de que nosotros habíamos surgido… Pero nosotros, cuando surgimos, eramos cinco. Y en el camino quedaron 4 ó 3, es decir que sobrevivieron 2, y después se incorporaron otros compañeros. De la nada. En cambio, hay organizaciones, hoy, que han salido de otras y diez años después están igual que cuando salieron o peor … y no han hecho absolutamente nada. A los 4 ó 5 años, nosotros ya éramos un factor en la política. Incluso antes. Nosotros fuimos un factor de la política de este país desde el comienzo. ¡No es una organización que demoró 30 años en madurar! Esta organización maduró a una velocidad descomunal. Después, durante 30 años, vivió, sufrió y murió las vicisitudes de su propio pueblo. Hay una canción que dice: “que nada me sea indiferente”. Al PARTIDO OBRERO no le fue efectivamente nada indiferente, durante 30 años; fue un factor político. Los pueblos viven avances y retrocesos. La época actual es revolucionaria. Cualquiera que milita hoy, ha visto a la URSS y a la caída de la URSS; ha visto el Muro de Berlín y la caída del Muro de Berlín; ha visto a los negros agachar la cabeza en los EE. UU. y a los negros levantar la cabeza en los EE.UU. Le contaron el “Cordobazo”, creía que era un asunto del pasado, y como ahora todo se multiplica por ‘cable’, tiene ‘cordobazos’ en Santiago, en Río Negro, en San Juan. Es decir, esta generación se educa, no en desarrollos cristalizados, sino en idas y vueltas. Entonces, está obligada a pensar en términos contradictorios; en tendencias y en contratendencias. Es un factor educativo.


El Partido Obrero vivió todas las vicisitudes; fue un factor fundamental contra la dictadura militar, con una prensa y una acción sistemáticos, y en la guerra de Malvinas… La única organización que planteó de un modo colosalmente claro la cuestión nacional en la Argentina. Fuimos un gran factor en la huelga general de junio-julio de 1975 contra el régimen lopezreguista. Hemos hecho un trabajo internacional. Hemos vivido las vicisitudes de otros países; fuimos los primeros que planteamos la constitución del PT en Brasil. Hoy, que tenemos que reconstruir el trabajo en Chile, comprobamos una tradición partidaria en Concepción, en el sur de Chile, porque en Concepción, los militantes del PARTIDO OBRERO que fueron a Chile, junto con los compañeros chilenos, hicieron una Asamblea Popular bajo el régimen de Allende, ayudaron a construir los ‘cordones’. Hoy, veinte años después, cuando queremos reconstruir el trabajo, buscamos un contacto en Concepción y los compañeros vienen a Santiago, porque ha quedado la tradición de los Consejos Obreros frente al régimen de la Unidad Popular.


Socialismo


Nosotros hemos sido una organización vital. Hemos trabajado para el movimiento obrero y la revolución. Para nosotros, el poder es un instrumento eficaz, poderoso, centralizador en la lucha por el objetivo de la abolición de la explotación del hombre por el hombre… Nosotros queremos la libertad. Nosotros no queremos, como los stalinistas, una sociedad en la que cada individuo se subordine al todo. Nosotros queremos una sociedad que se subordine al desarrollo de las auténticas capacidades de todos los individuos, en la cual la medida del desarrollo de cada uno sea el desarrollo del otro. Nosotros tenemos una concepción del mundo, no sólo una táctica política. Tenemos espaldas anchas, podemos comprender. Naturalmente, cuando éramos jóvenes, a veces reemplazábamos el criterio por el ímpetu. ¿Estaba mal? Es la naturaleza. Lo importante es que al reemplazar el criterio por el ímpetu, aprendimos de ese ímpetu, nos dimos la cabeza contra la pared, chocamos, aprendimos y desarrollamos los criterios. No hay que arrepentirse de nada, compañeros. De nada. Cada uno ha llegado a la causa de la Revolución social por su propio camino, que fue el camino de su vida, que fue el camino que él tenía que recorrer. Ese camino lo ha llevado a luchar por la causa más sagrada que pueda tener un ser humano. Y eso tiene que ser un motivo tan grande de satisfacción, que haga olvidar el último de los sacrificios.


Nada más.