Partido

5/12/2002|783

Fábricas ocupadas y gestión obrera

Uno de los temas que concentró la atención del XIII Congreso del Partido Obrero fue el de las fábricas ocupadas. Tanto en la comisión referida al trabajo sobre el movimiento obrero como en las deliberaciones plenarias, el debate permitió avanzar en la caracterización de este importante y vasto proceso.


La puesta en funcionamiento de las empresas por los propios trabajadores, prescindiendo de los patrones –así lo destacó el Congreso–, expresa la tendencia de los trabajadores a reorganizar la sociedad sobre nuevas bases sociales. Al lado de esta tendencia operan también otras, sin embargo, que no son revolucionarias. La burocracia sindical, por ejemplo, se empeña en llevar el movimiento de fábricas ocupadas al callejón sin salida de la autogestión. Las cooperativas que resultan de ella son concebidas para desviar la lucha de clases y, por sobre todo, desvincular a los trabajadores de la lucha con el resto de la clase obrera. Esta orientación promueve la ficción de que los trabajadores se transforman en dueños de sus empresas.


La salida de la burocracia apunta al rescate del capital por medio de la autoexplotación obrera. En el caso de que la empresa saliera a flote, el esfuerzo obrero se expresa económicamente en la revalorización de los activos y en la elevación del precio de indemnización o rescate que beneficia a la patronal. El período de dos años –habitualmente establecido en los proyectos de expropiación aprobados en las Legislaturas– coincide, no casualmente, con las expectativas que abriga la patronal de una recuperación económica y una nueva expansión de sus negocios. En este contexto, no debe sorprender la presencia de Ibarra y ahora del gobernador Solá “cortando cintas” en los actos de inauguración con motivo de la reapertura de las empresas recuperadas. La intervención del aparato gubernamental opera para la reconstrucción de las empresas sobre bases capitalistas.


Defendemos, obviamente, a las cooperativas contra el ataque capitalista, pero denunciamos sus limitaciones insalvables. Oponemos a la política que apunta a anestesiar la conciencia de los trabajadores y a ahogar su capacidad de acción, y al pantano de los microemprendimientos, la expropiación sin pago, la gestión obrera y una salida política de conjunto de la clase obrera.


También señalamos los límites de la estatización burguesa. Como bien lo sintetizó una compañera de Zanón, delegada al Congreso, “no queremos que el patrón privado sea reemplazado por el nuevo patrón estatal”. El Estado es el responsable de la catástrofe y la desorganización económicas actuales. La “estatización” disloca y destruye el control y la gestión obrera; a la estatización capitalista de las fábricas bajo gestión obrera, oponemos la expropiación sin pago del capital; la unión de las empresas bajo gestión obrera; la lucha por la nacionalización de los bancos y su gestión obrera para apoyar con créditos a las empresas ocupadas, la consigna de “que se vayan todos”; la unión de empresas ocupadas; piqueteros, sindicatos y asambleas para establecer un gobierno de trabajadores.


Nuestra estrategia es por la expropiación de las fábricas vaciadas y por la gestión obrera independiente, la centralización de las empresas ocupadas y el llamado a ocupar toda empresa que suspenda, despida o cierre; la fusión con el movimiento obrero y piquetero para pelear por el control de los bancos, el auxilio estatal, el poder político y el gobierno de trabajadores.


Entre sus resoluciones sobre empresas ocupadas el XIII Congreso del PO aprobó lanzar una campaña nacional por la expropiación de TDO bajo gestión obrera.