Hace unos días, Don Marcos, un compañero de Ejército de los Andes (barrio más conocido como los monoblocks de Ciudadela), falleció cerca ya de los 70 años, a consecuencia de una enfermedad que en los últimos tiempos lo había obligado a suspender su actividad política.

Su larga trayectoria militante, que comenzó en su juventud en las filas de la FJC y desarrolló largamente en el PC, lo llevó a militar en los últimos años en el FREPU, en el Mas y, finalmente, luego del desbarranque de este último, en las filas de nuestro Partido Obrero.

Que un militante de los años de Don Marcos haya llegado a la conclusión de que el porvenir de la lucha revolucionaria está en un programa partidario y en su organización, nos reafirma en la convicción de que vamos por el camino correcto.

Extrañaremos sus anécdotas, a veces tristes y a veces divertidas, que nos descubrían las maneras de construir una perspectiva revolucionaria en una época en la que no estuvimos. El día de la revolución, su recuerdo estará vivo en el corazón de todos los que lo conocimos.

¡Hasta la victoria, compañero!