En el corazón de la primera sección electoral y del Gran Buenos Aires, en un distrito que en el que se conjugan la clase media y miles de trabajadores desocupados, donde el peronismo es considerado imbatible, el Partido Obrero obtuvo el 5,01% para diputados nacionales y el 4,88% para concejales, con cerca de 3.500 votos, lo que refleja la mejor elección de la historia del partido en Hurlingham. Se triplicaron los votos y se cuadruplicó el porcentaje (1.200 y 1,2%) con relación a las elecciones de 1999.

Mientras que el PJ ganó la elección con el 44% de los votos, quedándose con los diez concejales en juego a pesar de perder más de 10 mil votos, la Alianza perdió 30 mil y el Polo Social y el ARI rondaron el 8% (IU se quedó con el 6%). El PO reflejó en la votación todo el trabajo desarrollado junto a los piqueteros y sus organizaciones; junto a los docentes en lucha contra la municipalización de la educación, con sucesivas movilizaciones de la Coordinadora Docente que le arrancó a todas las bancadas del Concejo Deliberante una ordenanza de rechazo al proyecto de Ruckauf; junto a los barrios en lucha, por ejemplo en el caso de las movilizaciones que se llevaron a cabo contra la instalación de un cementerio privado en San Alberto, donde los compañeros del POtuvimos una actuación preponderante.

Por primera vez, tuvimos entre uno y dos fiscales por escuela, y antes fuimos el partido con mayor centimetraje de prensa en el distrito.

Y esto recién empieza. De ahí la responsabilidad histórica del Partido Obrero de Hurlingham como factor de organización para los miles de trabajadores ocupados y desocupados, para los docentes y los estudiantes que saldrán a la calle en las próximas semanas para enfrentar la nueva ofensiva del gobierno municipal, provincial y nacional. Responsabilidad que incluye no sólo salir a la lucha, sino dotarla de una perspectiva política.