Partido

12/12/1995|477

Hacia dónde va el Partido Obrero

La discusión del Informe de Actividades fue uno de los puntos más elevados del trabajo congresal, tanto por la participación de un gran número de delegados en el debate —70 compañeros— como por la calidad de sus conclusiones políticas. El informe dejó en claro que se ha producido un viraje en el desarrollo del PO a partir de su numeroso crecimiento en la juventud trabajadora y estudiantil.


La conclusión general a que arribó el VIIº Congreso es la necesidad de profundizar la comprensión política, por parte del PO, de la situación de crisis y luchas actuales y de someter a una crítica  constante la práctica partidaria, para ponerla a la altura de las exigencias tácticas y estratégicas del momento presente.


El derrumbe del ‘plan’ Cavallo, las crisis provinciales, la emergencia de enormes luchas de masas, confirmaron los pronósticos y caracterizaciones fundamentales del VIº Congreso. Una intervención política ajustada requiere asimilar la reacción de las masas y esforzarse por encontrar las reivindicaciones y las consignas de organización y movilización más adecuadas a la etapa.


El Congreso ha podido verificar que el PO se presentó como un factor de organización, desenvolvió sus caracterizaciones, las tradujo en consignas que sirvieron a los trabajadores de herramientas para movilizarse y organizarse; actuó como una fuente de iniciativas concretas de intervención, generando actividades, imprimiendo consignas, organizando y politizando a los nuevos elementos que surgían a la lucha. Tal es, por ejemplo, la experiencia de los secundarios que pusieron en pie la Coordinadora, de los docentes de Salta, de Santa Cruz o de San Lorenzo, de los compañeros de Tafí Viejo, de los no docentes, de los desocupados y de la juventud de Neuquén.


Los problemas de desarrollo que identificó el Congreso fueron los siguientes.


Las masas están abrumadas por la amplitud de la catástrofe que se descarga sobre ellas y con sus organizaciones vaciadas por la burocracia sindical. Para la izquierda desmoralizada, ‘no pasa nada’ … Pero en todos lados el proceso político real de los activistas, los trabajadores y los jóvenes —mucho más profundo, oculto y subterráneo— sólo espera una pequeña chispa para estallar. La volatilidad de las masas y del conjunto de la situación política es un rasgo específico de la presente situación, como se puso de manifiesto en la lucha de Tierra del Fuego, en los planteamientos del Congreso de delegados de la UOM por una nueva dirección en Córdoba, el plan de lucha metalúrgico. Estos procesos no fueron el resultado de una acumulación ‘orgánica’ precedente (al revés, ha habido despidos y destrucción de organizaciones), sino verdaderas explosiones de lucha reivindicativa.


Una insuficiente comprensión de la volatilidad de la situación impide el trabajo preparatorio sistemático que debería dar una dirección a esas explosiones, y obliga a ir a la rastra de las alzas y las bajas del movimiento –es decir, de sus manifestaciones externas– y no de su tendencia más profunda: la necesidad de los trabajadores y activistas de encontrar una salida de lucha a la catástrofe, de un lado, y al vaciamiento de los sindicatos, del otro, con la seguridad de que —cualquiera sea la aparente profundidad del retroceso— un nuevo movimiento de alza es inevitable. La reconstrucción de la organización obrera y de las masas (viejas y a crear) es inconcebible sin considerar estas violentas alteraciones del estado de ánimo de los explotados.


Otro aspecto que debatió el Congreso  es la vía para el desarrollo del partido. ¿Son los viejos activistas ligados a la centroizquierda o a la izquierda en descomposición —que cargan con los prejuicios y las frustraciones políticas de estas organizaciones— o las nuevas camadas de activistas y luchadores, despolitizados y hasta atrasados, pero que se organizan y protagonizan las luchas? La primera vía lleva al estancamiento y al ‘discusionismo’; la segunda, abre una vía de desarrollo … incluso hacia la minoría de los activistas del centroizquierda y la izquierda democratizante, que se sentirán atraídos por el PO cuando éste revele, en la práctica, su condición de factor de organización de los trabajadores para la lucha.


En el proceso de caracterización, formulación de pronósticos, planteamientos, reivindicaciones y consignas de organización y lucha, y de su reformulación y profundización a la luz de la experiencia, la prensa partidaria juega un papel fundamental e insustituible, como lo prueban los procesos de organización de los desocupados de Bahía Blanca y La Matanza, a la luz de las posiciones de Prensa Obrera respecto de la Coordinadora de Desocupados de Neuquén. La concepción de que el periódico no juega este papel en la intervención política del partido es equivalente a afirmar que las luchas pueden organizarse y progresar con independencia del desarrollo del partido. La revista En Defensa del Marxismo juega, también, un papel fundamental en nuestro desarrollo: el de ayudar a la formación política de la vanguardia obrera y juvenil que se organiza junto al partido.


El debate del Informe de Actividades ha dejado en claro las grandes responsabilidades políticas que la situación le plantea al Partido Obrero.