Partido

7/11/1995|472

La apertura de los libros y la realidad

En una de las charlas-debate pre-Congreso que el PO está realizando en todo el país, una compañera del Instituto de Servicios Sociales Bancarios relató una muy importante experiencia política en la lucha de los trabajadores del ISSB contra su liquidación. “En las primeras asambleas –señaló– las consignas de ‘apertura de los libros’ y de ‘funcionamiento del ISSB bajo control de los trabajadores’ surgieron espontáneamente de los trabajadores”. “Nada les parecía más natural”. Desarrollando sus ideas, la compañera agregó que este planteamiento se convirtió en el principal motivo de disputa con la burocracia zanolista —la patronal del ISSB— al punto que, apenas pudo, ésta hizo aprobar la moción de ‘aprobar a libro cerrado’ la gestión de la anterior conducción del ISSB, es decir, ella misma.


El PO viene propagandizando la consigna de la ‘apertura de los libros’ porque “arma políticamente a los trabajadores para luchar contra los despidos y las reducciones, y por el aumento de los salarios y el reparto de las horas de trabajo, mediante la huelga general y las ocupaciones de empresas, porque desnuda la falacia de que la economía carece de recursos, de que la crisis tienen una naturaleza extrasocial o que la miseria de las masas es inevitable y más allá de cualquier posibilidad humana de remediarla” (En Defensa del Marxismo, nº 8, setiembre de 1995). El relato de la compañera del ISSB revela que, de parte de los trabajadores del ISSB y en una fase de ascenso de la lucha, las consignas de la ‘apertura de los libros’  y del ‘control obrero’ aparecen sin una gota de ‘ideologismo’ sino, por el contrario, como una medida de lucha inmediata y hasta como determinada por las propias necesidades de librar una lucha a fondo contra la liquidación del ISSB y el despido de sus 5.000 trabajadores.


Así como los individuos revelan su personalidad más profunda en las situaciones críticas, las masas muestran sus tendencias políticas más profundas cuando las circunstancias le imponen librar una lucha excepcional en defensa de sus condiciones de vida. Entonces, como en el caso del ISSB, surgen ‘espontáneamente’ , desde abajo, planteamientos revolucionarios … que en las situaciones ‘normales’ se encuentran sepultados por la montaña de prejuicios pequeñoburgueses inoculados por las instituciones de los explotadores, el clero, los partidos, la burocracia sindical y la ‘opinión pública’ dominada por la prensa patronal.


Que en un momento de alza de una lucha –como la planteada en el ISSB contra su liquidación– aparezcan ‘naturalmente’ planteamientos revolucionarios y anticapitalistas podrá parecer a los centroizquierdistas como ‘anecdótico’ o ‘producto de la excitación’, pero para los marxistas tiene  un significado decisivo: mostrar las tendencias políticas –revolucionarias– más escondidas de las masas; la tarea del partido es luchar para que esas tendencias se expresen en forma conciente.