Partido

19/12/1996|524

Terminamos el 96 con el colosal éxito de las suscripciones

Al cerrar esta última edición del año, las suscripciones anuales a Prensa Obrera llegaban a los 5.200 ejemplares, sobre los 6.000 previstas. Si se tiene en cuenta, sin embargo, que de la expectativa de 1.500 suscripciones entre instituciones de distinto tipo, sólo se concretaron 200, resulta claro que las suscripciones personales superaron en 500 ejemplares a las 4.500 que se habían estimado. Las suscripciones a la revista En Defensa del Marxismo alcanzaron a los 1.400 ejemplares.


Con estos enormes resultados, la campaña de suscripiciones ha concluido. Como lo estableció el VIII Congreso del PO, ‘le cambió la cara’ a la organización. Apoyada en campañas como las de oposición al convenio Fiat-Smata; la organización de la lucha de los mecánicos y los choferes; la intervención junto a los autoconvocados docentes contra la reforma educativa; la lucha por centrales estudiantiles secundarias y la organización de masa de la juventud; pero apoyada por sobre todo en una línea política inconmovible, que aseguraba el derrumbe de este régimen mientras el mundillo político le daba larga vida, la campaña de suscripciones demostró el acierto de un planteo estratégico clave: poner en pie una prensa de trabajadores. Ni qué decir que nadie puede plantear seriamente el desarrollo de un partido obrero, o que los obreros se conviertan en dirección política, sin que exista una prensa obrera. La omisión de este hecho elemental, pone al desnudo la demagogia (inconsistencia) de tanta izquierda ‘revolucionaria’.


La culminación de la campaña sólo significa que entramos en una nueva etapa. En esta nueva etapa, la suscripción a la prensa debe convertirse en el método de trabajo esencial con relación al periódico, porque importa por sobre todo conquistar lectores permanentes, única forma de que puedan hacerse un cuadro de conjunto del programa del PO y de la concepción revolucionaria en general. El periódico que se lee en forma ocasional, desciende a la función de volante; sustituye la construcción del partido y de la dirección obreras por el diletantismo de una pandilla política.


La nueva etapa entraña la responsabilidad de hacer que el periódico sea cada vez más un instrumento de comprensión y de trabajo para cada trabajador inquieto por su clase y la descomposición capitalista. Debe recoger, entonces, todos los matices de las inquietudes proletarias, no solamente lo que ocurre en el mundo oficial de aparatos y burocracias. La prensa de masa de los trabajadores debe traducir políticamente sus tendencias de lucha y discutir todos sus planteos. Transformando a la prensa en un órgano proletario y revolucionario por excelencia, estaremos preparando la etapa siguiente de la circulación multitudinaria.


La conquista de más de 5.000 suscriptores plantea otra cuestión de método: incorporarlos a las discusiones del PO, para que el PO pueda ser cada vez más el partido de la organización y de la acción. Cuando todo el mundo, en especial la izquierda, hace gala de amorfismo ideológico y de limbo político, el Partido Obrero llama a los luchadores a concurrir a debatir los temarios de nuestras reuniones y a hacer la escuela práctica de la organización sobre la base de la adhesión libre y voluntaria, es decir, conciente.


El partido es el programa; la prensa es también programa. Saludamos desde estas páginas el esfuerzo de todos los compañeros que hicieron posible este éxito para toda la clase obrera de Argentina.