Partido

20/12/2001|734

Una extraordinaria fiesta popular

Más de cuatro mil compañeros (uno por uno) disfrutaron, en un clima de camaradería, compañerismo y solidaridad, de la gran fiesta popular organizada por el Partido Obrero el domingo pasado en el Parque Pereyra Iraola.


El Picnic del PO fue una fiesta piquetera, una fiesta de la familia obrera y de la juventud obrera y estudiantil. Y fue, también, una impresionante movilización política. Porque cuando miles de militantes, simpatizantes e incluso compañeros que se acercaron por primera vez a una actividad organizada por el PO logran desarrollar exitosamente una actividad recreativa de tal magnitud *que incluyó decenas de partidos de fútbol, la actuación de una decena de artistas y grupos musicales, distintos eventos y la alimentación de esta enorme masa de compañeros* y logran superar, con energía y camaradería, los problemas y contratiempos que inevitablemente se presentan sobre la marcha en una fiesta popular de tales dimensiones, estamos en presencia de un síntoma político de la mayor importancia: la elevada homogeneidad política del Partido que la organiza y la elevada conciencia política de sus participantes.


Esto ocurre cuando la burguesía organiza la destrucción de las condiciones de vida del pueblo y el hundimiento nacional, y el pueblo se levanta en todo el país.


Entre los participantes, la opinión unánime es que la fiesta popular del último domingo no solamente ha sido la mayor sino también la mejor de cuantas hemos realizado.


Por la calidad de la organización, en la que participaron cientos de compañeros.


Por la “oferta” de actividades, que incluyó la realización simultánea de siete campeonatos de fútbol (cinco para mayores, uno para chicos y uno femenino), un campeonato de volley y uno de ajedrez, cada uno de los cuales tuvo su respectivo campeón; la actuación de bandas y artistas solidarios de los más diversos géneros musicales; la recreación infantil, que incluyó un sinnúmero de actividades y hasta la presentación de un circo; la presentación del libro Una historia del movimiento piquetero y una mesa redonda del Plenario Autoconvocado de Mujeres Trabajadoras; stands de libros, videos y poesía; un buffet impecable y hasta el stand de “Péguele a Cavallo y De la Rúa” donde muchos se sacaron las ganas. En una actividad de más de diez horas de duración, nadie tuvo tiempo de aburrirse.


Porque en el Picnic estuvieron presentes las banderas de las comisiones y coordinadoras de desocupados que tantas veces cortaron las rutas y enfrentaron la represión, o las remeras de lucha de los pasantes telefónicos, pero esta vez para participar en una gran fiesta obrera.


Por la conciencia política de los participantes, que se puso de manifiesto, también, en la elevadísima concurrencia a la intervención de cierre de Jorge Altamira.


Los micros que emprendían la vuelta hacia las regionales, llevaban compañeros exhaustos pero felices de haber participado en una gran movilización política y de una impresionante fiesta de las familias trabajadoras.