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10/4/2008|1032

1969, EN LA HUELGA DE GENERAL MOTORS | Cuando reclamaron la mediación del embajador norteamericano

Otro antecedente del Casino

En noviembre de 1969 estalló una gran huelga en la planta de General Motors en Barracas. Era una manifestación de que el Cordobazo se extendía por todo el país. Durante ocho días, los obreros de GM Barracas mantuvieron la huelga sin desmayos, a pesar de la oposición abierta de la directiva del Smata y el sabotaje de la comisión interna, enrolada en la CGT de los Argentinos de Ongaro.

A partir de reclamos en las secciones contra la superexplotación y cuarenta despidos como detonante final, comenzó la huelga.

La burocracia lanzó una violenta campaña contra la huelga, denunciando que el conflicto estaba dirigido por “troskos”, “bolches”… Pero la propaganda no dio resultados y la huelga se mantuvo.

El 22 de noviembre se realizó una asamblea general de GM. La mayoría de los 2.000 concurrentes trabajaba en la planta de Barracas; la asistencia de los obreros de la planta de San Martín era débil.

La burocracia del Smata esperaba levantar la huelga en la asamblea. Pero el burócrata Dick Kloosterman no pudo empezar a hablar: los gritos de huelga general se extendieron por toda la asamblea. Se la aprobó por unanimidad.

Lo que sí logró la burocracia fue hundir la huelga en la planta de San Martín; pero en Barracas se mantuvo. El jueves 27, el gobierno recurrió a la represión; la patronal despidió a 100 trabajadores. Aun así no pudo quebrar la huelga. Recién al día siguiente, con decenas de activistas presos, con la planta militarizada y con la Interna presionando para entrar, lograron quebrar la huelga.

Frente a esta huelga de características tan espectaculares, el PRT-La Verdad, morenista (antecedente del MAS y del MST), levantó un planteo verdaderamente escandaloso, sin precedentes en la historia del movimiento sindical argentino: la agrupación TAM (Tendencia Avanzada Mecánica) se dirigió a la embajada norteamericana a solicitar la mediación del embajador en la huelga. Semejante planteo fue formulado a espaldas de los trabajadores, sin debate en asamblea. Así pretendía responder el morenismo a la campaña macartista lanzada por la burocracia.

“Esta actitud debe ser denunciada como una manifiesta traición a la lucha del pueblo argentino contra el imperialismo yanqui – decíamos en Política Obrera (29/11/69)– , como una manifestación de traición al movimiento obrero, como una manifiesta traición a la democracia obrera y sindical, como un atentado a la educación del proletariado en la línea de la independencia clasista”.

El planteo morenista de que “medie el embajador” fue masiva y públicamente repudiado por el activismo de la General Motors. Como se ve, lo del Casino tiene sus antecedentes; en el Casino, los dirigentes del MST querían oficiar de mediadores para acabar una huelga heroica, pactando con los abogados del Frente para la Victoria.