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8/5/2008|1036

1º DE MAYO EN CONGRESO | Triste, solitario y final

Un acto sectario despotrica contra los sectarios

Lo primero que llamaba la atención era la apatía de los poco más de mil asistentes que las bengalas y los papelitos no lograban disimular. Tampoco la reducida barra de unas pocas decenas de jóvenes para galvanizar a una platea desganada.

Lugo

Desde la tribuna, un paraguayo festejó el triunfo de Lugo como una expresión del antimperialismo y hasta de la revolución agraria, aunque hay que recordar cuando Ripoll hizo lo mismo para celebrar la victoria de Lula. El orador no solamente pasó por alto que Lugo prometió respetar la propiedad agraria sino que su aliado, el semi-derechista Liberal Auténtico, se había quedado con la mayoría de la Legislatura. La presencia de un dirigente de Sidor agregó calor al acto, pero no política.

Réquiem para el MIC

La intervención de un dirigente ferroviario de Victoria, preocupado por su aislamiento en la seccional y por el tren bala; la polenta de Segovia del Subte (el único dirigente que despertó algo de entusiasmo durante el acto) y el faccionalismo de una dirigente docente de Neuquén, no podían ocultar la completa falta de presencia de activistas obreros y, peor aún, de alguna iniciativa dirigida al movimiento obrero.

Cuando los despedidos de la autopartista Dana subieron al escenario se esperanzaron con que el año que viene puedan participar de un acto unitario del 1º de Mayo. Algo que evidentemente el de Congreso había rechazado en forma expresa.

Marxismo no, soy un ‘aggiorado’

Marcelo Parrili volvió a presentarse como "independiente" a pesar de que disciplinadamente al mismo núcleo dirigente desde hace más de 20 años. Fue quien más desembozadamente presentó lo que con buena voluntad podría considerarse una "estrategia política".

Despotricó airadamente contra todo tipo de sectas y sectarios, sin reparar en el sectarismo de su acto solitario. Llamó a ir hacia los Pino Solanas, los Macaluse y los Lozano. Llamó a desarrollar una herramienta política no marxista, para lo cual invocó a Lenin y a Trotsky.

Cuando se leyó una adhesión de Patricia Walsh (ausente) y Vilma Ripoll cerró el acto con un discurso denunciando la soberbia de Cristina y su tren bala y en defensa de los pequeños y medianos productores agropecuarios, ya no se podían esperar sorpresas. Culminaba uno de los actos más tristes y solitarios del zigzagueante recorrido de la "izquierda que se une".

Corresponsal