Mientras el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal norteamericana, Ben Bernanke, se encontraban en China, en Tailandia tenía lugar un ‘tsunami’ financiero, que en un par de horas destruyó 24.000 millones de dólares de capital de la Bolsa y amenazó con derribar a toda Asia.

Los funcionarios yanquis le reclamaban a China una revaluación de su moneda, el remnibi, para detener la caída del dólar y para favorecer las exportaciones norteamericanas.

Es lo que venía haciendo Tailandia desde hace varios meses con el resultado conocido.

La economía mundial del imperialismo se encuentra en una enorme impasse.

Pero el callejón sin salida en que se encuentra la economía internacional empalidece al lado del desmoronamiento del imperialismo yanqui en el Medio Oriente.

No pueden quedarse en Irak, ni tampoco irse.

Los pueblos lo rechazan, pero ellos tampoco tienen los medios económicos y humanos para insistir en la ocupación militar.

Salvo que fascisticen a sus propios países y corran el riesgo de provocar una rebelión popular en las metrópolis.

La impasse económica y política se traduce abiertamente en una creciente división de la burguesía norteamericana e incluso internacional.

La Unión Europea navega sin brújula, mientras las tensiones sociales y populares se acumulan sin horizonte a la vista.

El imperialismo es una gigantesca usina de miseria social.

El 1% de la población mundial concentra el 70% de los activos internacionales.

Este es el terreno histórico en el cual Kirchner, sus opositores capitalistas y la ‘burguesía nacional’ pretenden que darán una salida social al pueblo argentino.

El examen de la realidad internacional demuestra que son unos embusteros.

En estas condiciones concretas, llamamos a las trabajadoras y a los trabajadores, a las luchadoras y a los luchadores, a convocarnos para luchar por una salida obrera y socialista —en Argentina, en América Latina, en el mundo entero.

Que viva el 2007, abajo el imperialismo.