Partido

19/9/2020

A 10 años del asesinato de Mariano Ferreyra y la toma del Parque Indoamericano

El año del 2010 estuvo marcado por enormes luchas contra la precarización de la vida de los trabajadores en todas sus expresiones.

Ese año, para la militancia y para la sociedad, fue crucial. La bronca y furia que nos generaba saber que nos habían quitado a Mariano -que luchaba codo a codo con los trabajadores por sus derechos- crecía al calor de la miseria a la que estaba condenada la clase trabajadora en la Ciudad de Buenos Aires y en el país.

A tan sólo un mes y medio del asesinato de Mariano Ferreyra se producía la toma del Parque Indoamericano. Si el crimen de Mariano Ferreyra había puesto de manifiesto la tercerización, los negociados y las patotas de la burocracia sindical, la toma vino a mostrar otra cara de la misma realidad social: el clima de bronca y la enorme crisis social que se veía en el incremento cotidiano de la población en villas y de las personas en situación de calle. Ambos hechos desmontaron la imagen del gobierno kirchnerista de “inclusión social”, y mostraron la verdadera cara de la Argentina bajo el gobierno de Cristina Fernández.

La toma del Indoamericano fue entonces la expresión de la rebelión de los sin techo, de los inquilinos que no contaban con los recursos económicos para poder afrontar el pago de un alquiler, familias que se habían instalado en ese predio buscando una respuesta desesperada a la enorme crisis habitacional.

La respuesta del gobierno nacional, en aquel momento encarnado en el kirchnerismo, y del Gobierno de la Ciudad, en manos del macrismo, fue un pacto en el cual liberaron reiteradas veces la zona para que actúen patotas punteriles ingresando a los tiros a donde las familias se habían instalado. A un mes y medio del crimen de Mariano, el recurso a las patotas volvía a repetirse. Esta vez de la mano de los punteros y barrabravas de Villa Soldati. A las patotas les siguió la represión oficial, con tres muertos: Rossmary Chura Puña, Juan Castañeda Quispe y Bernardo Salgueiro.

La crisis y la tenacidad del reclamo arrancaron un compromiso de censo para dar soluciones. Pero este censo trucho fue la respuesta oficial qué sirvió para engañar a los vecinos que estaban reclamando vivienda, prometiéndoles que a partir del inscripción en un registro obtendrían una solución habitacional definitiva, luego de mandar las patotas y ordenar la represión. El gobierno nunca cumplió con sus promesas hacia los vecinos de Soldati.

En cambio, en 2012 se cerró la causa contra los policías y la jueza acusados por las muertes del Indoamericano, sellando la impunidad para la acción represiva oficial.

La toma del Indoamericano fue un hecho que sacudió al país, al igual que el asesinato de Mariano Ferreyra. Estos dos hechos, que sucedieron en la segunda mitad del año del 2010, fueron una radiografía qué demostró el carácter del Estado: mediante la represión y laste patotas han defendido hasta las últimas consecuencias los negociados de los empresarios aliados al poder político.

Estas dos luchas, la de Mariano y el Indoamericano, además de la lucha de los Qom de Formosa, fueron unidas por René de Calle 13, cuando en el medio de un festival oficialista mostró la consigna Justicia por Mariano, por los Qom y por soldati -haciendo alusión a los tres vecinos asesinados en la toma.

Así como, a 10 años, la precarización laboral se ha incrementado, la situación habitacional no mejoró y, por el contrario, se ha potenciado.

Esto se demuestra en la cantidad de tomas de tierra que se están llevando adelante a nivel nacional, de familias desesperadas, que en plena pandemia salen a ocupar un predio para poder tener un techo donde sobrevivir con sus hijos y sus familias.

El incumplimiento por parte del gobierno de otorgar el acceso a una vivienda definitiva a las familias sin techo es el fantasma que recorre cada una de las tomas que ocurrieron luego del Indoamericano.

La toma del barrio Papa Francisco fue otra muestra de que cuatro años después del Indoamericano la situación social y el hacinamiento no se había resuelto. Esta ocupación obligó al Gobierno de la Ciudad a desarrollar una cantidad de obras enmarcadas en procesos de urbanización, gracias a la lucha y la organización independiente de los vecinos de la villa 20.

Sin embargo, hoy por hoy la comuna 8 (Soldati y Lugano) sigue siendo una de las comunas con mayor cantidad de vecinos en situación de hacinamiento y de miseria. La urbanización que encarna Larreta es una urbanización cosmética que no resuelve los problemas de fondo y la pandemia ha dejado expuesta todas las fallas que tienen los procesos de urbanización del Gobierno de la Ciudad.

Los punteros históricos del barrio siguen actuando como han actuado en la toma del Parque Indoamericano del 2010, acompañando al gobierno, acomodándose en algún negociado y encubriendo que todavía hay un montón de vecinos que no tienen acceso a una vivienda digna.

A diez años del asesinato de Mariano y de la toma del Indoamericano la lucha por la tierra, la vivienda y contra la precarización laboral vuelve a estar en el centro de la escena política, con las gigantescas ocupaciones que recorren el país y conmueven especialmente el Conurbano bonaerense.

El gobierno prepara nuevamente una respuesta represiva, mientras millones de trabajadores condenados a la miseria por la crisis son empujados a no poder pagar sus alquileres se ven obligados a ocupar terrenos para poner en pie endebles asentamientos.

Hoy como ayer, enfrentamos la represión y luchamos por el derecho a la vivienda. La lucha de Mariano es la de cada trabajador que pelea por sus derechos. Esa conciencia marcó la toma del Indoamericano y es la que hoy se planta en la toma de Guernica.