Partido

21/12/2006|977

A los compañeros y organizaciones del Mocase

CARTA ABIERTA

La expulsión de los campesinos de la tierra; el monopolio capitalista del agua de riego; y la concentración de los medios de crédito financiero en manos de los grandes bancos vinculados a los terratenientes; siguen siendo en todo el norte de Argentina las grandes cuestiones que enfrenta el movimiento campesino. La reactivación económica y el crecimiento de todos los índices de rentabilidad de las distintas ramas de la industria agrícola, ha azuzado aún más a los grandes capitalistas a despojar a los campesinos de la tierra para desarrollar sus explotaciones, en especial la sojera.

En consonancia con esto, Zamora ha dictado una nueva Ley de Promoción Industrial, que le permite a las grandes sojeras asociarse a grupos financieros y diferir o evadir distintos tipos de impuestos para reforzar el interés capitalista en el agro de Santiago del Estero.

Capitales extranjeros como Maderas Duras del Norte, Conexa o Alfagro se han asociado a grupos financieros locales para acumular la mayor cantidad de tierras posibles, con vistas a explotar el ‘boom sojero’ y ganadero. El valor de la exportación de soja duplica al petróleo y representa el 20 por ciento de las exportaciones argentinas. Está claro que al calor de la devaluación y las rebajas impositivas los pueblos del interior de Santiago del Estero están siendo invadidos por empresas multinacionales de la soja.

Las leyes que amparan a estos grupos mafiosos no terminan acá. La Ley de Vivienda Rural se utiliza para parcelar las antiquísimas propiedades comunitarias de la tierra, el monte y el bosque. La ley, presentada como una regulación de la propiedad rural, escritura la casa, el baño, la galería, el agua y el corral, pero deja afuera la unidad de producción, que comprende el bosque, el monte y las tierras de pastoreo. De ese modo, el gobierno desconoce “legalmente” la propiedad comunitaria de la tierra y el monte, y las entrega a las grandes industrias forestales o sojeras, que arrasan con la foresta para “fabricar” nuevos campos. El resultado: un puñado de grupos capitalistas monopoliza las tierras más fértiles y el agua, y también multiplica los actos de usurpación de tierras, haciendo valer títulos falsos contra los pobladores que desde hace décadas ocupan esas zonas

La cuestión del agua no es ajena a los empresarios de la soja. La escasez de agua de riego es una constante en la mayoría de las fincas y minifundios del territorio provincial. Desde que se produjo la privatización, la población se ha visto privada de agua, tanto para el riego como para el consumo diario. El acaparamiento del agua por parte de estos grupos ya ha producido distintos choques tanto en el interior como en la capital, pero el robo no ha cesado. Los sojeros tienen perfectamente claro que sin el agua los poseedores originarios de la tierra no podrán sobrevivir y es por esto que esta cuestión tiene características vitales.

Estos grupos sojeros y agroindustriales cuentan con la complicidad del estado, además de policía privada, con hangares y pistas de aterrizaje. No permiten la entrada en sus dominios ni siquiera de la policía provincial. Estas “guardias blancas” se apoyan en las fuerzas de seguridad del estado y cuentan con apoyo económico de ayuntamientos europeos.

Esta sociedad entre el gobierno y los patrones de la soja tiene una tercera pata: las ONGs internacionales y nacionales, que pretenden presentarse como mediadoras entre los campesinos y las empresas agrícolas. Actúan con grandes presupuestos y amparados por el estado. Alegan que quieren “acercar las partes” o mitigar las carencia y el sufrimiento de los campesinos, pero su función real es bloquear una lucha consecuente de los campesinos por la tierra y, más que nada, que esa lucha adopte un carácter político independiente.

Nuestro dilema como campesinos

Las organizaciones campesinas deben responderse al interrogante siguiente: el Estado, el gobierno de Zamora, los kirchneristas de ‘la victoria’, las burocracias sindicales, las ONG, ¿protegen efectivamente a los campesinos contra los atropellos de los capitalistas terratenientes y sus bancos, o en cambio protegen la incursión de esos terratenientes, o a la sumo pretenden mitigar esa incursión?

Esto plantea otro interrogante: ¿debemos continuar con la orientación que nos ofrecen estos sectores y depender de la capacidad de mediación que dicen tener frente al capital terrateniente, o debemos, por el contrario, romper con el poder político de turno y con sus instrumentos, y organizar una expresión política independiente del campesinado, que haga una alianza con los obreros y que, por estos medios, lleve la lucha campesina del campo a la ciudad y convierta a los reclamos campesinos en una cuestión de toda la provincia y de todo el país —no sólo de los pueblos y comarcas?

Nuestro partido, el Partido Obrero, responde por las alternativas puestas en segundo lugar: por la ruptura con el poder político y por una acción política independiente junto a la clase obrera y las clases medias empobrecidas.

Las próximas elecciones en Santiago, en febrero próximo, tendrán lugar en este marco de despojo de los campesinos y poseedores originarios de la tierra. Zamora no es, por cierto, Juárez; pero representa intereses capitalistas aún más agresivos que los del juarismo, porque son cada vez más capitales financieros internacionales dispuestos acaparar la agro-industria argentina y en primer lugar sus tierras.

Nuestro partido, el Partido Obrero, se va a presentar a estas elecciones con tres reivindicaciones agrarias fundamentales: estatización del agua, bajo gestión de los campesinos y de los trabajadores de las ciudades; titularización gratuita e inmediata de las tierras a favor de los campesinos; prohibición de cesión de tierras a sociedades anónimas y consorcios y explotaciones capitalistas.

Con esta plataforma mínima de reivindicaciones urgentes, nos esforzaremos por ganar a los pobladores de las ciudades para el apoyo al campesinado.

Esta es la plataforma que agitaríamos en la Legislatura para convertir a Santiago del Estero todo en un terreno de lucha por la defensa de nuestros campesinos y sus organizaciones.

Convertiríamos, de este modo, a la lucha electoral en una lucha política abierta (no una competencia entre personajes) y a la lucha política en una manifestación abierta de la oposición de los intereses populares contra los intereses de los terratenientes.

Una lista obrera y campesina

Compañeras y compañeros:

Con estas posiciones, nuestro partido, el Partido Obrero, les propone formar una lista obrera y campesina para las elecciones de febrero. El objetivo es desarrollar una campaña obrera y campesina en toda la provincia, y ganar en la Legislatura una posición que nos permita mantener una agitación política permanente por la transformación social de Santiago en beneficio de los obreros y los campesinos.

¡Por qué no podemos, nosotros, poblar la Legislatura de representantes campesinos como lo ha hecho Bolivia, recientemente, con representantes indígenas y campesinos!

Los llamamos a discutir esta propuesta para que la lista obrera y campesina se pueble de decenas de representantes de las organizaciones campesinas; para que sobre esa base se constituyan comités de apoyo en todos los pueblos y grandes ciudades; para que sobre la base de estos comités y de vuestras organizaciones se pueda erigir un contrapoder popular.

Compañeras y compañeros: En este nuevo aniversario del santiagueñazo; en circunstancias en que la lucha popular santiagueña permitió acabar con los sátrapas como Juárez; una pregunta se impone: ¿por qué, después de estas gestas y de estos logros, nuestra situación social es peor que la de antes y por qué estamos obligados a defender derechos que creíamos asegurados? Nuestra respuesta, la del Partido Obrero, es: porque hemos dejado que nos usurpen esas victorias y esas gestas los partidos de los capitalistas (los Zamora, los justicialistas de ‘la victoria’) y las ‘multisectoriales’ manejadas por los interventores del sistema.

Para que ello no vuelva a ocurrir nunca más, necesitamos tener nuestra propia organización en el plano político, para que cada victoria en el terreno de las luchas se pueda convertir en victoria en el terreno del poder.

Compañeras y compañeros: Nos dirigimos a ustedes no con una receta. Todo lo contrario. Lo hacemos como consecuencia de una reflexión que surge de la experiencia, no de una sino de muchas. Apoyamos en esto nuestras conclusiones y nuestra propuesta.

Consideremos seriamente hacer en común una lista de los obreros y de los campesinos de Santiago del Estero.

Con un fuerte abrazo,

Partido Obrero de Santiago del Estero