El gobierno nacional se está moviendo en forma desesperada para salvar la concesión privada del servicio de aguas y cloacas que ha estado atendiendo el pulpo Suez.

Sin embargo, casi diez años de privatización menemista y aliancista, y cuatro años de ‘ley de emergencia’ duhaldo-kirchnerista, han demostrado sin dejar dudas que el lucro privado es incompatible con la situación de riesgo de 14 millones de bonaerenses que no tienen cloacas y 8 millones que no tienen acceso al agua potable.

Los privatizadores no han hecho nada por bombear las napas terrestres; el agua que sacan del río contaminado ha acentuado el desborde de las napas en toda la zona sur del Gran Buenos Aires.

Una renegociación con Aguas o una reprivatización del servicio agravará esta situación.

Los pulpos exigen que la plata de las inversiones necesarias la ponga el Estado, mientras ellos se quedan con los beneficios.

Kirchner le ofreció a los franceses 1.000 millones de pesos para ese fin, pero a los franceses no les alcanzó; tampoco a los que vengan a sucederlos.

Para colmo, Kirchner quiere meter en este negocio atentatorio de la salud popular a un capitalista amigo.

Es lo que está haciendo en Santa Fe y lo que ya ha hecho con otras reprivatizaciones.

Kirchner está entregado y va a entregar a los bonaerenses.

Por la expropiación sin pago de Aguas Argentinas.

Inversión estatal en obras y gestión obrera.

Hay que denunciar a Suez, Aguas de Barcelona, CFI, Banco Galicia y demás ‘accionistas’ de Suez en todos los foros internacionales por crimen ecológico, saqueo financiero y envenenamiento de la población, y exigir la reparación económica integral de los millones de bonaerenses afectados.