Partido

16/6/2005|904

Así nacieron las leyes de impunidad

Las leyes de punto final y obediencia debida tienen su origen en el acta que el gobierno de Alfonsín suscribió con el conjunto de los partidos patronales, la oligarquía y los monopolios bancarios e industriales el 19 de abril de 1987, cediendo a todas las exigencias de la sedición militar que acababa de protagonizar Aldo Rico. En la foto posaron, junto a Alfonsín, Antonio Cafiero y Alvaro Alsogaray, entre otros. El acta, que reivindicaba el principio de la “obediencia debida”, fue el punto de partida para la sanción de esa ley y de la de punto final. El texto se pronunciaba también por el “normal desenvolvimiento de las instituciones del Estado” (el apaciguamiento de los golpistas).


El Partido Comunista firmó el “acta democrática”. Luego procuró disimular esta capitulación planteando una “salvedad pública” sobre el punto vinculado a la obediencia debida, el cual ya había suscripto. El viejo MAS concurrió, junto al PC, a la reunión convocada por el presidente Alfonsín para la firma del acta, es decir que avizoró la posibilidad de un compromiso institucional con la burguesía y sus partidos, en nombre de una falsa “lucha contra el golpe”. Ya en la Rosada, el MAS se negó a firmar el acta por el punto vinculado a la obediencia debida, aunque en el interior del país suscribió actas provinciales “en apoyo al orden constitucional” y “a la forma democrática republicana”. No fueron acuerdos de acción práctica contra el golpe sino acuerdos de principios sobre la defensa del Estado. El Partido Socialista se encontraba en el gobierno de Alfonsín por intermedio de Alfredo Bravo, que renunciaría un poco más tarde. En la mañana del domingo en que se firmó el acta, el PO fue invitado a una reunión del frente que integraban el PC y el MAS (Frente del Pueblo), para considerar la cuestión del acta democrática. El PO rechazó desde el vamos cualquier acta democrática. El único eje de un posible pacto político debía consistir en una propuesta de acción práctica, como la huelga general contra los sediciosos con la ocupación de centros de comunicaciones y de transporte, en conjunto con la CGT y los sindicatos.


La capitulación del PC y la vacilación del MAS en los hechos de Semana Santa fue un hito en el largo proceso de sometimiento de la izquierda al régimen seudodemocrático que emergió de la dictadura militar, que luego volvería a manifestarse en oportunidad de la represión al copamiento del cuartel de la Tablada, por parte del MTP. En esa ocasión sacaron una solicitada que repudiaba el asalto al cuartel pero no a la represión.