Partido

21/9/2006|964

Autocandidato “piquetero”, aliado a la derecha y a las petroleras

Raúl Castells, autocandidato “piquetero”, salió a buscar aliados. Los primeros que encontró fueron nada menos que Juan Carlos Blumberg y el rabino Sergio Bergman. Entre los tres están organizando un acto “contra la inseguridad” en Villa Fiorito, para “demostrar” (sic) que el reclamo de seguridad no se limita a las “clases pudientes” (sic). O sea que las clases no pudientes pasan a defender al Estado policial como reclama Blumberg o la masacre del Estado sionista que encubre Bergman. Castells ya había sido uno de los participantes de la marcha organizada por Blumberg el pasado 31 de agosto en Plaza de Mayo.

Los aliados al autocandidato son dos connotados elementos antipiqueteros. Blumberg atacó sistemáticamente los piquetes y los cortes de ruta (y lo sigue haciendo). El rabino Bergman, defensor incondicional de los crímenes de guerra de Israel durante la guerra del Líbano, repudió en el acto de Plaza de Mayo a los piqueteros “que cortan el tránsito y el país no funciona” (La Nación, 2/9).

La alianza del autocandidato piquetero con los antipiqueteros sorprende, incluso si es cierto que Castells, hace ya mucho tiempo, abandonó cualquier relación con el movimiento piquetero y su lucha.

Ni Blumberg ni el rabino se han referido, en una sola oportunidad, a defender a los cientos de víctimas del gatillo fácil y reclamar por la cárcel de sus asesinos. Las “clases no pudientes” no son víctimas solamente de la ‘inseguridad’, sino por sobre todo de la ‘seguridad’.

Para aliarse con la derecha, Castells “descubre” que en los barrios populares “los robos, violaciones y ataques son más frecuentes que en los barrios pudientes” (Ambito Financiero, 12/9). Ciertamente. Pero lo que reclaman Bergman y Blumberg es, precisamente, reforzar el aparato represivo que encubre y está entrelazado con los traficantes y las bandas y es el responsable del gatillo fácil. Castells se ha unido a Blumberg y Bergman en el planteo de militarización y reforzamiento del aparato represivo contra los trabajadores. Es decir, en el incremento de la inseguridad en los barrios obreros y populares.

Petroleras

Después de ajustar los detalles del acto con los derechistas, Castells viajó a Salta. En Tartagal lanzó la candidatura a gobernador de “Tyson” Fernández, del Mijd local. Se presentaron como “los candidatos de los pobres y de los aborígenes que no son escuchados por los políticos”.

El Mijd de Tyson no es de ninguna manera un factor de organización ni de los “pobres” ni de los trabajadores. Su política es hacerle el juego a las petroleras, en contra de los trabajadores. Recibe el casi monopolio de los cupos de trabajo en los diferentes emprendimientos de las operadoras de áreas, a cambio de entregar las condiciones laborales. El Mijd acuerda con las empresas mantener a los trabajadores de la industria petrolera con el convenio de Uocra. Se trata de una tercerización sin retoques.

En unidad con otros grupos lúmpenes, impide que el resto de las organizaciones de trabajadores, en particular el Polo Obrero, se acerque a reclamar puestos de trabajo en las empresas. Cumplen el rol de grupo de choque contra el movimiento de los desocupados. Estas son las condiciones de la “paz social” que firmaron “Tyson”, la UTD de Pepino Fernández y otros agrupamientos con las petroleras. La principal consecuencia de esta política es la gran atomización del movimiento piquetero. En Tartagal hay más de veinte agrupamientos piqueteros que se dedican a “portonear” en las empresas.

Blumberg, el rabino Bergman, las petroleras: con estos aliados se pasea el autocandidato piquetero.

Ariel López (Oso)