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17/11/2005|925

Brito e Ick se adueñan de Tucumán

Dos hechos de significación se han producido en el último mes. Por un lado, la apertura de una sucursal del Banco de Santiago del Estero (BSE) que funcionará en la ex sede del Banco Hipotecario, junto a la compañía de seguros Hamburgo y a la tarjeta de crédito regional Sol, presididos por el empresario y banquero Néstor Carlos Ick.

El grupo Ick, al calor del régimen juarista, se transformó en el principal grupo económico de Santiago. Se quedó con el negocio del agua, la energía eléctrica, los medios de comunicación, los servicios fúnebres y los principales hoteles de la capital. Luego se expandió a los seguros y las tarjetas de crédito; se apoderó de la tierra de pobres campesinos, pero también de fuertes empresarios, algunos de los cuales desaparecieron o fueron asesinados. El grupo Ick se adueñó del Nuevo Banco de La Rioja, que actúa como agente financiero del Estado provincial.

El desembarco de Ick en Tucumán es parte de “un plan de crecimiento que apunta al desarrollo de toda la región” (La Gaceta, 10/11).

La irrupción del Grupo Ick es coincidente con la compra del ex Banco Empresario por parte del grupo Macro. Macro ha anunciado la firma de una carta de intención para comprar el Banco de Tucumán (ex Banco Provincia).

Con la toma del ex Banco Empresario, el Macro se ha transformado en el principal banco privado de la provincia.

El Banco Macro está presido por Jorge Brito, que se desarrolló rápidamente en la era menemista, estrechamente vinculado a Emir Yoma. Posteriormente, se apoderó de los bancos Bansud, Quilmes y Suquía, y reflotó a Adeba (Asociación de Bancos Argentinos), de la cual es su presidente. El Macro se ha transformado en el principal grupo financiero en Jujuy, Misiones y Salta. En el 2003 apareció ligado a la fórmula Menem-Romero; pero, mutando, hoy aparece como un empresario “nacional y popular”.

El Banco Empresario era un banco cooperativo. Sus socios denunciaron “la complicidad con la que actuó el Central a favor del empresario Jorge Brito. Además, desde hace tres años que estaban supuestamente trabajando dentro de la institución veedores de ese organismo que presenciaron cómo se vació económicamente al Empresario y no hicieron nada” (El Siglo, 6/11). También denunciaron que “después de las elecciones del 23 de octubre, el panorama para la entidad cambió de forma radical, porque ahora están presionando desde el Gobierno de la provincia para que la banca privada opere con nuestro banco” (ídem, 1/11). Culparon además al gobierno de haber prometido depositar 3 millones y “nunca lo hizo, y sólo están los dos millones que pusieron… las comunas. Pero todavía están en falta ya que sacaron seis millones de pesos, más otros ocho millones que deben de Lomas de Tafí” (ídem, 27/10). O sea que el gobierno le dio la estocada final al proceso de fuga de depósitos que obligó a la intervención del Banco Central y a consumar su venta.

El gobernador Alperovich fue banquero, dueño del Banco NOA, al cual quebró dejando un tendal de ahorristas en la lona.

Brito ha reconocido su amistad con Alperovich y saludado la seguridad jurídica que existe en la provincia. Una “seguridad” que no existe para los trabjadores del Empresario: Brito pretende que sus empleados inicien una nueva sección “desde cero”, es decir renunciando a su antigüedad y categorías. Por eso mismo, los trabajadores bancarios están realizando diversas medidas de fuerza para exigir estabilidad laboral, el reconocimiento de la antigüedad y un conjunto de reclamos que estaban en curso de negociación con la ex patronal cooperativa del Banco Empresario.

Daniel Blanco