Partido

21/12/2006|977

Bush se desmorona, el ‘lobby’ sionista en dificultades

Mientras desde las páginas web de los diarios israelíes se invita a donar fondos para enfrentar “la campaña antisemita de los medios de comunicación”, un grupo numeroso de académicos e intelectuales norteamericanos -Mark Lilla, Richard Sennett, Ian Buruma, Franklin Foer y Timothy Garton Ash, entre otros- han decidido enfrentar un tema tabú: “el peso del poderoso lobby judío en la vida política estadounidense” y sus “ataques intolerables contra la libertad de expresión” (El País, 7/12).

El detonante fue la suspensión de una conferencia del historiador inglés Tony Judt, director del Erich Remarque Institute de Nueva York. Judt iba a disertar sobre las relaciones entre la política exterior estadounidense y el lobby sionista, pero los organizadores reconocieron que habían recibido “una serie de llamadas de la Anti Defamation League y del Comité Judío Americano, decisivas, en su opinión, para suspender el acto” (ídem).

La Liga Antidifamación (ADL) tiene una gran influencia “directa e indirecta sobre los medios masivos para censurar toda mención negativa sobre Israel, y amenaza a periodistas, académicos y políticos con represalias financieras o, peor aún, con tildar de ‘antisemita’ a cualquier crítico”. Tras la cancelación, Judt, de origen judío, envió un correo electrónico a sus conocidos acusando de censura a la ADL. Ese mismo día, la ADL respondió al correo privado de Judt negando la acusación. El replicó: “Da miedo. Se trata de organizaciones judías que creen que deberían apartar a todo aquél que disiente de lo que ellos piensan sobre Oriente Medio”. Después de este incidente, las conferencias de Judt —en la universidad- desbordan de público, no sólo académico.

Judt, severo crítico de la invasión a Irak y de la política norteamericana en Medio Oriente, en 2005 publicó un texto donde decía que “en EEUU, los intelectuales liberales se están convirtiendo rápidamente en una clase servicial”; los acusaba de “haber tolerado la catastrófica política exterior del presidente Bush” y de que buena parte de ellos está “ahora ocupada en la denuncia del islamofascismo”.

A medida que el gobierno de Bush se resquebraja, comienzan a multiplicarse las denuncias sobre la censura y las represalias del lobby proisraelí contra sus críticos. Hace unas semanas, en Manhattan, ante un auditorio atestado, un panel de expertos “celebró un inaudito debate sobre la cuestión”, patrocinado por el semanario británico London Review of Books. En el panel había dos diplomáticos de la administración Clinton, un ex canciller israelí, un intelectual palestino y dos prestigiosos académicos, expertos en política exterior, Stephen Walt y John Mearsheimer, autores de un ensayo sobre la incidencia del lobby sionista en la política exterior norteamericana, publicado en marzo por el London Review. Allí detallan la influencia económica y política del lobby y su injerencia en términos que bien podrían entenderse como un intento de absolución de las responsabilidades del gobierno. Ambos fueron descalificados por antisemitas en los diarios más importantes del país y entraron en una suerte de muerte civil que recién la derrota electoral de los republicanos empieza a diluir.

En el debate, Walt y Mearsheimer realizaron “una crítica demoledora a la relación especial entre Estados Unidos e Israel y al lobby pro-israelí” que —según los autores- “abarca grupos de presión en Washington como la poderosa Comité de Asuntos Públicos América -Israel (Aipac)- que tiene 100.000 miembros y gasta 47 millones en sus actividades-, hasta los neoconservadores en la administración Bush, pasando por editorialistas de diversos diarios y los evangelistas cristianos, ahora fervientemente proisraelíes”.

“Lo significativo es que los autores no son Noam Chomsky sino miembros del ‘mainstream’ conservador”, dijo Roane Carey, del semanario The Nation.

La debacle en Irak ha cambiado incluso la política de algunas grandes editoriales que “parecen estar dispuestas a romper filas por primera vez”. Farrar Strauss & Giroux editará una versión más extensa del ensayo de Mearsheimer y Walt, y Doubleday publicó un libro del ex director del San Francisco Chronicle, Stephen Schwartz, sobre la crisis del lobby pro-israelí: Is it good for the jews?: the crisis of the Israel lobby (Doubleday, 2006).

 

Olga Cristóbal