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14/12/2006|976

CHILE | Se fue Pinochet pero las torturas siguen

El joven mapuche Waikilaf Cadin Calfunao se encuentra en huelga de hambre desde el 1 de octubre. Fue detenido el 31 de julio por la policía chilena en una protesta contra la empresa Frontel. Fue acusado de secuestro, daños, desórdenes en la vía pública, hurto y portación ilegal de arma cortopunzante. Fue víctima de torturas en la Cárcel de Temuco. El 1° de octubre comenzó una huelga de hambre para exigir a las autoridades su libertad. Con su cuerpo en estado crítico, fue acusado de agredir a personal de Gendarmería, y se lo trasladó a Santiago, a la Cárcel de Alta Seguridad (CAS). Esposado y con grilletes durante las nueve horas que duró el traslado, recibió amenazas de ejecución. Llegó a Santiago al borde de la muerte.

Una numerosa marcha por la libertad de los presos políticos mapuches se realizó el 6 de diciembre en el centro de Santiago. Cientos de personas se manifestaron por la libertad de Waikilaf, que se encuentra en la CAS sin juicio después de cinco meses. Como es habitual, la movilización terminó en una violenta represión policial. Cuatro detenidos y unos cuantos heridos internados fueron el saldo de las acciones de la policía de la democracia.

La condición de Waikilaf se deteriora después de 68 días de huelga de hambre; una médica pudo corroborarlo. El joven se encuentra encadenado en un subterráneo de la CAS, padece desnutrición severa, fractura del maxilar superior izquierdo, cicatrices en el dorso, lesión testicular izquierda. La Asamblea Nacional por los DDHH tuvo acceso a Waikilaf y el 2 de diciembre hizo público el siguiente comunicado: “Waikilaf ha sido torturado, tiene las huellas en su cuerpo. Le volaron un diente, y tiene quemaduras más que de cigarros en su cuerpo, y ha sido brutalmente golpeado. Porque en Chile, aún se tortura. ¿Hasta cuándo lo seguimos permitiendo y guardamos silencio cómplice?”.

La lucha por la libertad de Waikilaf Cadin Calfunao es estratégica para desenmascarar a los gobiernos de la Concertación y demostrar que sólo son continuadores de las políticas económicas y sociales del pinochetismo.

Carola