Córdoba se presenta como una segunda Santa Cruz en materia de déficit, de crisis política y de irrupción de los trabajadores. Su caja se desangra por los subsidios a la patronal, por la evasión de la oligarquía, por las exenciones de los pulpos automotrices y el gobierno de Schiaretti se hunde más en la misma ciénaga.

A la decisión de los docentes de ir a un paro por 48 horas (15 y 16) y del SEP de un paro el 9 y otro a definir, el gobierno respondió con la negativa total a discutir mejoras salariales; argumenta que los trabajadores “debieran comprender la situación delicada de la provincia”.

Pero esta situación no fue obstáculo para que se anuncie el envío a la Legislatura de una nueva ley de “promoción industrial” con subsidios por trabajador empleado de $ 600 (un 50% más de lo que se pagaba hasta ahora), entre otros “estímulos”. Los principales beneficiados son los multinacionales de la informática, las autopartistas (ligadas a las multinacionales automotrices, las cuales tiene convenios especiales) y hasta ¡Grobocopatel! (Avex).

El gobierno viene cumpliendo con el cronograma de pagos pero puso en un corralito 40 millones que debía pagarle a jubilados de Epec y del Banco de la Provincia por haberes mal liquidados. Lo más grave fue que luego de haber hecho el depósito en las cajas de ahorro, las bloqueó y retiró el depósito: un hurto.

Las tendencias de los trabajadores

El bombardeo político para shockear a los trabajadores no puede ser mayor: amenaza de postergación de pagos, decretar la emergencia, pagar con plata basura, entre otras delicias. Pero el efecto ha sido el contrario, se reforzaron los reclamos de aumento salarial de todo el sector estatal, no hay autoridad política ni por parte de la camarilla de Schiaretti ni por parte del gobierno K que conspira contra el gobernador.

Las burocracias sindicales navegan las crisis prendidas en las maniobras golpistas de De la Sota y Kirchner, pero están muy lejos de ofrecer un plan de lucha o una salida a la crisis en los términos de las reivindicaciones obreras. El hervidero se cocina por abajo.

La asamblea de delegados de la docencia de Capital inauguró su nueva composición con una abrumadora votación a favor del reclamo de un 35% de aumento en blanco y el desarrollo de un plan de lucha ininterrumpido hasta alcanzar ese objetivo. En la asamblea departamental, dominada por la burocracia, los delegados de Capital, tanto de la Celeste como del juecismo, no respetaron este mandato. El secretario general de la UEPC reclama un 10%.

En la UTA, la burocracia salió a reclamar un 20% de aumento, no respeta el 30% que planteaba el petitorio firmado por más de 1.500 choferes (ver PO 1.098), pero fue obligada a salir a hacer un reclamo frente a la creciente disposición a la lucha.

Los municipales plantean que se cumpla el compromiso del 25% resuelto a principios de año, del cual sólo se pagó una cuota. La directiva del Suoem quiere hacer pasar el acuerdo como una “carta de intenciones” y negociar una cifra inferior.

En Epec, de Luz y Fuerza, empezaron los paros por salarios. Y el descontento campea en las automotrices por los convenios del Smata.

En Cive se replantea la lucha porque no están todos los trabajadores adentro como se firmó ante los ministros de Trabajo y Justicia.

Estas son las bases para rearmar el plenario obrero en defensa del salario y el trabajo que a principios de año abrió un camino a la intervención independiente en función de los despidos en las automotrices, por una ley que los prohíba, frente al cierre de Cive y en apoyo a los reclamos salariales. El plenario es la vía para desarrollar una alternativa propia de los trabajadores, con un programa de conjunto de salida a la crisis a partir de las reivindicaciones obreras y no contra ellas.

Eduardo Salas