Partido

11/10/2006|966

Cristian Ruiz: "La lucha sigue"

—Cristian, recordanos cómo fue tu reclamo.

En agosto de 2004, junto a numerosos desocupados, habíamos ocupado las instalaciones de Termap en Caleta Olivia; de esa lucha obtuvimos 180 puestos de trabajo genuino en las petroleras. La mitad de los compañeros, luego de dos meses de capacitación con subsidios de 700 pesos, entró a trabajar, efectivamente, pero al resto, aparentemente por ser los más activistas, nos tuvieron 11 meses subsidiados, y se negaron a darnos los puestos. Hicimos varios petitorios, insistimos, pero como no tuvimos respuesta tomamos las medidas de fuerza.

—¿Qué pasó el día de tu detención?

Sin aviso previo, un grupo especializado de la Policía de Santa Cruz entró con tiros y gases lacrimógenos a la planta donde estábamos pacíficamente reclamando. Nos detuvieron como a 50 compañeros; nos pegaron feo, a mí me dispararon un balazo de goma a un metro, que me dejó un agujero por varias semanas. Eso fue el 20 de julio, “el Día del Amigo”, así nos gritaban los canas. Esa noche, cuando nuestros familiares fueron a reclamar porque nos tenían tirados en el patio de la Comisaría 3 a y nos pegaban, ellos también fueron reprimidos y varios, detenidos, y les dieron una golpiza terrible.

Todas esto está denunciado ante el juez Bailaque y cuando vino Zaffaroni le hicimos llegar un fax.

—¿Cómo fueron todos estos meses de detención?

Al principio, muy duro. Luego uno se va acostumbrando. Me alentaban la visita, las movilizaciones que se hicieron hasta la Comisaría, los actos que organizaba la Comisión, y a través de una radio estaba al tanto de lo que pasaba afuera. El pueblo pese a todo seguía luchando. Dentro de todo, en la Comisaría de Cañadón, jamás me trataron mal; al contrario, hay suboficiales y agentes que se solidarizaban conmigo. Es que ellos también están cagados con los sueldos que tienen. Se autocuartelaron, pero el gobierno también los dejó en banda.

—Y los últimos días, ¿cómo fueron?

El miércoles pasado asumió mi defensa la doctora Claudia Ferrero, de Apel. Si bien había charlado con ella antes, cuando defendió a un compañero de celda de Las Heras, ahora se pudo concretar. El viernes presentó un escrito que me mostró enseguida, con varios testigos a favor mío. El lunes, la Comisión de Amigos me trajo el pedido de excarcelación presentado por ella.

—¿Al final?

Me avisan que me llevan a Caleta a la Comisaría 4 a , para higienizarme porque me citaba la Cámara. Hasta ahí no sabía nada, pero se me encendió una luz de esperanza.

Estuve tranquilo y a la vez sorprendido al conocer la noticia de mi liberación. Me llamó la atención cuando entré a la Cámara y vi tantos periodistas, la Comisión de Amigos, y compañeros del FUT-PO.

También dijo el secretario del Juzgado que como medida de excepción se habilitaba esa sala, para firmar la excarcelación, por las “características” del caso.

Me leyeron el acta y luego de firmar, sentí un alivio enorme.

Agradezco a la Comisión y a toda la gente que me apoyó. Obviamente, a la doctora Ferrero, mi abogada. Les dije que mi liberación se tendría que haber producido mucho antes y que mi carrera como activista nunca se termina. De todos modos, hay un compromiso de respetar lo que me pide la Cámara, que decretó mi excarcelación. También dije que no me arrepiento de nada de lo que sucedió. La lucha sigue. No me puedo arrepentir de algo que favoreció a centenares de personas.Yo cumplí y pague un “alto precio” por una lucha que benefició a muchos compañeros.

—¿Y luego qué hiciste?

Me llevaron de nuevo a Cañadón, a retirar mis pertenencias, hasta allí fue una caravana de compañeros de la Comisión de Amigos y del FUT-PO, luego volvimos hasta la Comisaría 1 a , donde me revisó el médico policial, y allí me soltaron. Fue una gran emoción. Fuimos tocando bocina por el centro de la ciudad hasta el local del FUT-PO, allí se hizo una “vaca” para pizza y empanadas, y hasta se realizó un brindis por mi libertad. Luego fui a reencontrarme con mi hermana y mis sobrinas, dos mellizas de 20 días recién nacidas que no conocía.

Un mensaje final: al PO y a todo el movimiento piquetero, que no bajen los brazos… que sigan luchando.

Una conclusión de toda esta etapa: el gobierno y las petroleras me tuvieron 14 meses detenido para calmar a la gente, para que no salga a luchar. Al conocer de la represión y de mi detención, muchos tenían miedo. Además, querían pasar las elecciones en “paz” porque arreciaban los piquetes. Igual fracasaron, la lucha de este año en Las Heras y la lucha de los estatales en este momento, muestra que la lucha sigue.

Corresponsal

Nota del entrevistador: El sábado Cristian Ruiz fue a visitar a su hermano a Las Heras, se reunió además con trabajadores que estuvieron en el conflicto de febrero; fue emocionante ver cómo personas que no se conocían, pero se fraguaron al calor de distintas luchas, se saludaron como compañeros de toda la vida. Por otro lado, el lunes a las 4 de la mañana, Cristian Ruiz empieza a trabajar como ayudante de panadero; retoma así su vida, que como dijo su abogada “le fuera suspendida hace 14 meses”.

Corresponsal