Partido

28/2/2008|1027

Cristina-Moyano-Yasky no tienen autoridad para decidir

Impongamos paritarias desde abajo

No se puede negar el timonazo de Moyano y Yasky para condicionar las paritarias. Se trata de dos golpes estratégicos. Con todo, la cosa recién empieza.
Moyano se adelantó cuatro meses y medio al vencimiento de su convenio, que es en junio, para "pautar" a los demás sindicatos de acuerdo con la regla que quiere imponer el gobierno. Cuando llegue junio, con una inflación muy superior a lo que ha firmado, tendrá que hacer frente a una fuerte crisis con la base del sindicato. El convenio de Moyano, para colmo, no contempla ninguna actualización del salario por inflación. Moyano inauguró, de este modo, el método de firmar por anticipado para respaldar el golpe que el gobierno quiere aplicar al conjunto del movimiento obrero.
Es necesario entender también que el aumento salarial que se pacta no es igual a la suma de las cuotas establecidas, sino al promedio que representan para el año de vigencia del convenio. Así, un aumento del 10% en julio, otro en octubre del 5% y un tercero en diciembre del 4,5% no totaliza un 19,5 sino un 16%. Lozano, que ve la paja en el ojo ajeno, lo promedió, de diciembre a diciembre, en el 7,5% (Clarín, 22/2).
Lo de Yasky es todavía peor. La mayoría de los docentes ya ganan unos 1.200 pesos de salario inicial de "bolsillo", o sea incluyendo los importes en negro. Los 1.290 pesos que ahora acepta la burocracia por el mismo concepto no representan nada, son monedas. A cambio de este plato de lentejas, el gremio estrella de la "central alternativa" pactó garantía de días de clase; o sea: entregó el derecho de huelga, autorizando con ello al gobierno a aventurarse a cualquier atropello. Además, habilitó la destrucción del estatuto, esto al dividir la carrera docente, y formó una comisión con funcionarios del Estado para arbitrar en los conflictos provinciales y prevenir las huelgas. Aquí, nuevamente, se alientan los atropellos, en este caso de las gobernaciones, que se han comprado un seguro anti-huelgas.
El aumento de un 11% promedio anual a los jubilados, en dos cuotas de 7,5%, no es ajeno a las brutales pautas del gobierno para garantizar una festejada restricción del gasto público con vistas a "blindar" la economía ante los compromisos de pago de la deuda externa y la crisis mundial. La Anses queda encargada de comprar los bonos del Estado para financiar el pago de los intereses de la deuda, así como el capital que llega a su vencimiento. Los jubilados quedan condenados así a un mínimo de 655 pesos. Se trata de una paritaria por decreto.
 Mientras tanto, Moreno pacta con Shell y sigue alterando los índices de precios. El pretendido "pacto social" de los aeronáuticos ha terminado en una guerra campal. Los Kirchner no quieren verse atrapados por ningún "pacto social".

Organicemos la lucha
El adelantamiento de la discusión paritaria es un recurso válido para enfrentar los aumentos de precios, si el convenio resultante se aplica de inmediato, esto es antes del vencimiento del que está vigente. Es lo que está planteando la Agrupación Clasista Telefónica en Foetra Buenos Aires. La Directiva, en cambio, ha pactado dos "paliativos" de 350 pesos para "tirar" hasta julio, cuando vence el convenio actual. La Directiva de Foetra sigue sin tener en cuenta las fabulosas ganancias que los pulpos telefónicos obtienen como consecuencia de una legislación que les da el monopolio del rubro.
El rápido cruce de Moyano hacia la vereda de la Rosada seguido ahora por la Uocra de Gerardo Martínez, es una expresión del pánico que les produjo lo ocurrido en Arcor, el pulpo de las golosinas, que se vio obligado a ceder dos cuotas de 600 pesos ante una huelga sin antecedentes (ver nota), que aplicadas a salarios básicos de 1.200, condicionan fuertemente la futura discusión paritaria de abril. En el gremio de la alimentación, el año pasado se ocuparon con diferencia de meses las plantas de Lía Bagley en Córdoba y Fargo en Moreno, también por aumentos salariales.
Los alimentos aumentaron en 2007 entre 35 y 38%, según los trabajadores del Indec, y Arcor remarcó en el mismo año 55,5% los precios de sus productos a los kioscos (El Cronista, 12/2), pero la burguesía considera que si un obrero de la alimentación reclama un 30% se "agota" la ventaja competitiva del dólar actual.
De conjunto, el potencial de conflicto de estas paritarias es enorme. Los intentos de apagar el fuego con patotas ya dispararon un paro del subterráneo y ahora otro, fulminante, en la línea más grande de UTA, la 60. Una reciente autoconvocatoria de jóvenes de Jumbo, Carrefour, Auchan y otros supermercados habla de una situación explosiva en comercio. A tal punto que Cavallieri es el único burócrata que denunció el convenio con ocho meses de adelanto (vence en agosto) y acaba de lograr la apertura de la discusión para el mes de abril.
La bronca obrera es enorme y se pudo apreciar en la formidable reacción de los metalúrgicos de Villa Constitución. Los docentes autoconvocados salteños obligaron a Cristina a la primera suspensión de una visita a una provincia, algo que a Kirchner le pasó repetidas veces. Se decretaron los primeros paros docentes en Río Negro y La Rioja. Una asamblea petrolera en el norte de Santa Cruz fue copada por las bases y resolvió la huelga en 72 horas si la patronal no da cumplimiento a un pliego de 13 reivindicaciones. Los obreros de Mafissa se decidieron a ocupar la planta. Los "nacionales y populares" de la dirección del Astillero Río Santiago se la pasan de asueto en asueto para evitar la reacción obrera ante otra muerte por una explosión.
Es necesario canalizar esa bronca con un programa frente a las paritarias. Además de un reclamo acorde con el aumento real del costo de vida y al plus de mejora social – lo que nos lleva a un reclamo de aumento que no puede ser inferior al 35%-  se encuentra el reclamo de un básico equivalente a la canasta familiar, que hoy supera los 3.000 pesos, y la movilidad de los salarios cada vez que el costo de vida supere, digamos, el 3 por ciento.
Hay que obligar a los burócratas a bajar a fábricas y seccionales, someterlos a asambleas, impulsar autoconvocatorias de delegados y fijar los otros ejes de convenio además del salario: ascensos en el Subte, seis horas entre los choferes, blanqueo y 82% móvil en la docencia (de alcance en todos los gremios), anteproyectos de categorías elaboradas por comisiones electas, anulación de los turnos diferidos en el Neumático y en todos los gremios, comisiones obreras de seguridad ante las muertes, encuadramiento de tercerizados en telefónicos, jornada de ocho horas, entre otros reclamos vitales propios de una paritaria.
La decisión de la burocracia no es un derecho, es una usurpación. Impongamos paritarias desde abajo.

Néstor Pitrola