Mediodía del miércoles 9 de noviembre, en las puertas de la Legislatura. Los familiares de las víctimas de Cromañón acaban de informarle al país del aberrante pacto político que, en horas más, se empeñará en archivar el juicio político a Aníbal Ibarra.

En la conferencia de prensa, los familiares escrachan, uno por uno, a los principales personeros del gobierno “K”: a Alberto Fernández, “operador de Ibarra en este pacto de impunidad”, y Aníbal Fernández, que “creyó que viniendo a misa con nosotros o recibiéndonos en la Casa Rosada, lograría estafarnos”, y a Kirchner, “que llamó personalmente a Talento y a otros legisladores para que lo absuelvan a Ibarra”. Macri y Carrió observan en silencio: ya han señalado que “no van a hacer olas”. Votarán por el juicio en silencio y sin denunciar a Kirchner. Los “socialistas” de La Porta están de viaje… en San Sebastián, huyendo de la sala acusadora y del repudio popular.

Durante la mañana del miércoles, el legislador macrista Eduardo Borocotó acababa de anunciar su “pase” al kirchnerismo, apadrinado por Alberto Fernández. Esta “pareja” no tiene por qué sorprender, si se tiene en cuenta que ambos fueron legisladores electos con Cavallo. Pero lo que sí importa es que, junto con el “pase”, Borocotó informa que da vuelta su voto en la sala acusadora de la Comisión de Juicio Político. Y se pronuncia por la absolución de Ibarra, como lo harán todos los legisladores kirchneristas.

En los pasillos de la Legislatura, trabajan febrilmente para archivar la causa contra Ibarra. Pero en las veredas y en las calles, se iniciaba un inapelable juicio popular: el que condena a Kirchner y a su gobierno como cómplice y encubridor de la masacre de Cromañón.