Hoy se cumplen dos años de la partida de Mica.

 

La ausencia de Mica es inevitable, pero aun así ella está. Está en un termo de mate, en una bolsa de caramelos, en un budín de mandarinas, en un reto seguido de risas infinitas. Está todos los días una jornada militante, en una esquina charlando con los pibes, en la mirada de sus hermanas, en las risas de sus amigos y compañeros, en la iniciativa y empuje constante.

 

Uno de sus deseos más grandes fue el fin las injusticias sociales, por eso se organizaba. Lo hizo desde muy chica en una olla popular, en un hogar de niños, en la facultad y más tarde en el Partido.

 

A Mica nada la detuvo. Tenaz y firme, llena de convicciones y alegría, era y es ejemplo de revolución. Es imposible que desaparezca, porque su energía para cambiar las cosas sigue presente en la lucha por la transformación de esta realidad desigual.

 

Mica, pasaron dos años pero seguís acá empujando para que sigamos siempre adelante.