Partido

15/4/2004|846

El agotamiento del gobierno de “la burguesía nacional”

Crisis de poder


Como hilo conductor de su desarrollo, la resolución política caracteriza la crisis de poder, que se manifiesta en el reanimamiento político y reivindicativo de los explotados, por un lado y, por el otro, en la fractura económica y política del frente patronal que ungió al kirchnerismo.


No se ha detenido el proceso de desintegración de los partidos patronales: Chiche Duhalde lo expresó textualmente, al referirse a su partido como “un cascarón vacío”. El kirchnerismo fracasa, sin embargo, en sus intentos de armar un movimiento “transversal”. Los ensayos de movilizaciones de apoyo –1º de marzo, ESMA– han sucumbido en medio de la capitulación ante el FMI, de los tarifazos que se vienen y de la impotencia frente a los jefes del gatillo fácil.


Una manifestación aguda del proceso de desintegración política son las crisis provinciales. Mientras la izquierda democratizante cauciona la intervención a Santiago del Estero, el PO lucha por la organización de asambleas populares y un Congreso de delegados de bases que tome en sus manos el conjunto de las reivindicaciones populares postergadas.


Crisis de seguridad, crisis de Estado


La resolución caracterizó a la llamada “crisis de seguridad” como una crisis de Estado (ha colocado a Solá al borde del colapso político). Es una de las expresiones más agudas de putrefacción del régimen social y político repudiado por la rebelión popular. La burguesía “democrática” no puede gobernar como lo venía haciendo.


La derecha pretende pivotear en la crisis de seguridad; de “mínima”, apunta a disputarle a Kirchner una reelección; de “máxima”, producir una sucesión “anticipada”. Plantea la “seguridad” para reprimir la lucha social. Se trata del mismo bloque que defiende la “reforma política” para que los funcionarios del Estado salgan de las ONG o de las fundaciones financiadas por el Departamento de Estado norteamericano.


La izquierda democratizante ha salido a agitar el fantasma de una variante fascistizante, con el único propósito de caucionar a Kirchner. El Partido Obrero interviene en la lucha contra la impunidad de secuestros y crímenes con el planteo de disolver los aparatos represivos, encarcelar y destituir a los culpables, la elección popular de los jueces, el control obrero de la seguridad, en la perspectiva de un gobierno de trabajadores. La lucha contra la inseguridad del Estado del gatillo fácil forma parte de la lucha contra el hambre, por el salario y por todas las reivindicaciones de los explotados.


Fractura entre los explotadores


Aunque la “recuperación” ha servido para amortiguar algunos aspectos de la crisis capitalista, se ha profundizado un principio de fractura instalado en la burguesía respecto de la perspectiva general del proceso económico. Se ha redoblado la presión de los acreedores en favor de nuevos “ajustes fiscales”, por un lado, y de una revaluación de la moneda, por el otro. El frente “devaluacionista” podría tomar distancias del gobierno si éste permite la revaluación del peso. Tiende a quebrarse el bloque de intereses sociales que, en medio de la bancarrota capitalista, urdieron su salvataje en base a la confiscación de los trabajadores argentinos.


Por abajo


Hay un proceso político y reivindicativo en las masas. El gran acto del 20 de diciembre estableció una delimitación política con el gobierno y el fracaso de las tentativas kirchneristas de cooptación del movimiento piquetero, y levantó un programa integral de reivindicaciones obreras y nacionales. En este movimiento político y reivindicativo ocupa un lugar central el activismo sindical antiburocrático, al que el movimiento piquetero animó fuertemente con la lucha contra la ley laboral. La huelga de Metrovías y de los petroleros y piqueteros de Santa Cruz y la adhesión de la masa de los talleres a la campaña de la Lista Naranja Gráfica, están marcando un viraje político.


El fracaso de la Ley Federal de Educación está provocando mayores movilizaciones: en Chaco contra el polimodal, en Salta en defensa de las escuelas y los títulos técnicos, en San Luis.


En el campo, crece la tensión por los desalojos masivos de los pequeños productores y las comunidades aborígenes, acicateados por el aumento de la renta de la tierra y el boom de la soja. En Orán, en Santiago del Estero y en Córdoba se gestan agrupamientos campesinos que tienden rápidamente a confluir con el movimiento piquetero. Otro tanto vale para los movimientos por la vivienda en la Capital y el Conurbano Bonaerense. El colapso de los servicios públicos, la crisis de la salud y la descomposición política de los regímenes municipales y provinciales son otros tantos factores que alimentan la explosión reivindicativa.


Asamblea Constituyente


La fractura del Estado suscita la deliberación al interior de todas las clases.


La consigna de Asamblea Constituyente libre y soberana puede volver a desempeñar un papel central, como ya ocurre hoy en las crisis provinciales. Para el Partido Obrero la Asamblea Constituyente debe servir para impulsar la ruptura con el FMI, el repudio de la deuda usurera, la nacionalización de la banca, el comercio exterior y la gran industria bajo control obrero, y por un plan de obras con prioridades establecidas por las organizaciones obreras. Por un salario mínimo de 900 pesos, por la defensa y extensión universal de los planes de empleo y la duplicación de sus montos, por la eliminación del trabajo en negro y de la flexibilidad laboral, por el reparto de las horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores, por la disolución de los aparatos de represión y su reemplazo por una organización directa de la ciudadanía.


La cuestión del Partido


El desvío político que los partidos patronales lograron imponer al Argentinazo, incluso en medio de lo peor de sus crisis, demuestra que la lucha política es irreemplazable para una victoria del pueblo, y esa lucha requiere de un partido consecuente, un partido obrero revolucionario, capaz de agrupar, mediante la propaganda y la agitación, a todas las clases sociales agraviadas desde el punto de vista del proletariado internacional.


El desarrollo del PO es un factor fundamental para las alternativas de la crisis de poder abierta con el Argentinazo.