Partido

6/9/2007|1008

El método del Partido Obrero

Una campaña sucia en Neuquén

Hace unas semanas, una parte de la dirección del Partido Obrero de Neuquén y Río Negro se retiró de la organización arrastrando consigo a una quincena de militantes.


Este grupo ha hecho público su alejamiento en los días previos a la realización de la conferencia regional (ver PO N° 1007) mediante un comunicado en el que acusan a la dirección nacional del PO de romper “con la regional Neuquén y la mitad de la regional Río Negro”.


Sin embargo, lo verdaderamente insólito es que este grupo anuncia que se reservará las “razones” de la ruptura “para preservar un debate franco con el conjunto de los militantes partidarios de todo el país”. El motivo de tanta “reserva” se debe a que se trata de una ruptura despolitizada y de camarilla. Pretenden disimular, mediante el macaneo, el inicio de un trabajo faccional contra el PO.


La ausencia de divergencias programáticas es confesada por los mismos rupturistas. En su comunicado se pronuncian “por el mismo programa que sostuvimos siempre”. Cabe la pregunta, entonces: ¿a qué programa se refieren si no es al del Partido Obrero? ¿Cuál es el “verdadero” programa (el que han “sostenido siempre”) que ahora se coloca en el misterio? ¿Cuál es el sentido de mantenerlo “en reserva”?


Con el mismo método, en el colmo del mesianismo, preanuncian la formación de un nuevo grupo que “erradique definitivamente las desviaciones que le han birlado el triunfo al movimiento obrero en el siglo pasado”. Esto es delirante. Suponemos que estas “desviaciones” (un término propio de la Inquisición española y el stalinismo), se deberían a que el movimiento obrero del siglo pasado no los tenía a ellos como protagonistas.


Pero lo más significativo es lo siguiente. Este grupo sostiene en su comunicado que “las diferencias no pueden romper la unidad de una organización revolucionaria”. En este punto estamos ante una estafa política mayúscula, ya que justamente se retiraron del Partido para no discutir “las diferencias”. Estas “diferencias”, sin embargo, ya se habrían discutido en el Congreso del PO, en abril, cuando prevaleció, por unanimidad, que los candidatos a las elecciones provinciales fueran compañeros docentes y de Zanón —y no que estuvieran encabezados por los dirigentes del aparato partidario. En vez de rebatir y discutir las críticas en el marco de la organización, de cara a una conferencia provincial que fue preparada durante un mes mediante la edición de boletines de debate que recogieran posiciones políticas por escrito, este grupo y los equipos partidarios que le eran afines prefirieron emblocarse para extorsionar a la Dirección nacional del Partido exigiendo el retiro de los documentos de convocatoria. En lugar de discutirlos y refutarlos, exigieron que fueran “retirados”.


Pero en el PO, las “críticas” (de “abajo hacia arriba” o viceversa) no pueden rechazarse como si fueran un expediente; deben ser discutidas, es decir ser sometidas a la crítica. Sólo mediante este proceso contradictorio es posible arribar, a su vez, a una conclusión colectiva. El grupo en cuestión decidió renegar de este método de construcción revolucionaria que caracteriza al Partido Obrero, rechazar el debate y no participar de la conferencia regional. En el PO, nuestro método se manifiesta en congresos anuales, precedidos por 90 días de debate interno; en la elección del 100% de nuestros dirigentes por parte de la base del Partido (que nunca reciben la unanimidad de los votos); en la realización de plenarios sistemáticos; en la salida de boletines internos nacionales, provinciales e internacionales, etc. Todos los lectores de Prensa Obrera saben de la rica vida interna del PO a través de sus páginas, e incluso participan (¡también críticamente!) a través del Correo de Lectores, una sección única en la prensa revolucionaria del país.


Estamos frente a una debacle política total, que ha llevado a estos ex compañeros a una actitud de gangsterismo político (cierre de locales, apropiación de materiales, dineros y mobiliario partidarios, etc.). Este grupo se ha lanzado a una frenética campaña sobre militantes, simpatizantes y activistas presentándose como “expulsados” del PO, lo cual es tajantemente falso. Se negaron a discutir y a participar como era su obligación. Se refieren a “la caducidad de una parte de la dirección del Partido Obrero” para mejor acomodarse a una política de intrigas. La dirección del PO no tiene “dos partes”. Han decidido quedar al margen del Partido, porque éste se negó a reconocerlos como personeros burocráticos, que era lo que exigían.


El Partido Obrero de Neuquén y de Río Negro acaba de realizar una excelente y concurrida conferencia, y ha reestructurado y reorganizado sus filas en función de lo que realmente importa: la intervención enérgica en la lucha de clases. Damos definitivamente por cerrado este episodio menor, tanto en cantidad como calidad.