Partido

31/7/2019

En defensa de la unidad revolucionaria y militante del Partido Obrero

Respuesta a Osvaldo Coggiola

Texto escrito el 17/07/2019


Hay polemistas que enriquecen políticamente el desarrollo de un debate. Lamentablemente, el larguísimo e intrincado texto de Osvaldo Coggiola (OC) no estará en esa categoría. Lamentablemente, porque OC es considerado un historiador marxista muy enjundioso (y por lo tanto riguroso) y era dable esperar de él alguna reflexión no sesgada faccionalmente y violentada metodológicamente.


¿Fake news en la IV Internacional?


En primer lugar es necesario destacar el uso degenerado políticamente del sistema de fake news que han popularizado en forma relativamente reciente (aunque siempre existió) la politiquería burguesa desde Trump y Bolsonaro, pasando por Macri e infinidad de políticos capitalistas. OC introduce el método de lanzar ‘noticias’ y afirmaciones falsas que solo pretenden calumniar a un adversario sin, por supuesto, verificar y mucho menos demostrar la veracidad de lo que se denuncia.


Así, por ejemplo, empieza su texto ‘denunciando’ que “la dirección del PO ha opuesto el arbitraje del Estado” a los intentos de intervención de las organizaciones de la CRCI en el debate y crisis que se viene desarrollando en el PO ante los pasos de ruptura que está dando Altamira y su grupo. Es, por supuesto, falso. Porque el PO ha sido el primero que aceptó el debate de esta crisis con las organizaciones de la CRCI (cuando esta respuesta salga a luz se estará iniciando una reunión al respecto con el EEK y el DIP). Para sesgar a los lectores contra la dirección nacional electa por el XXVI Congreso del PO, OC denuncia que esta “procedió a la intervención judicial del partido en Tucumán” y que esto “priva a los militantes del PO tucumano de derechos políticos, inclusive el control sobre su política electoral”. Esto es falso de toda falsedad. El Comité Nacional decidió reemplazar a los apoderados tucumanos que vienen saboteando la actividad nacional del Partido y que tienen claras posiciones antielectorales por otros que garanticen las instrucciones jurídicas que dicte la secretaría jurídica-electoral del Partido.


¿De qué derechos políticos se priva a los militantes tucumanos? Solo se toma las medidas para que el faccionalismo ciego no lleve a la caída de la legalidad electoral por negligencia o sabotaje y garantizar que se cumplan ante la justicia electoral los acuerdos alcanzados en el marco del FIT-U.


Por otro lado, OC desarrolla una novedosa línea antirevolucionaria de federalismo electoral al defender que la dirección facciosa de Tucumán tenga “su política electoral”. Esta ha sido fijada por el XXVI Congreso y está siendo impulsada por el Comité Nacional allí electo.


¿No es un error y un despiste que un historiador del calibre de OC -que se reclama militante- tome así nomás cualquier falsa información para montar una teoría política y descalificar a una dirección militante que cuenta con el mandato de un Congreso Nacional para garantizar la campaña electoral?


Calumnias tramposas e irresponsables


En lugar de tomarse el trabajo de determinar cuál es la realidad, OC prefiere el método de inferirla tomando expresiones de otros. Así la falsa acusación de que la dirección nacional del PO apela a la intervención del Poder Judicial contra el PO de Tucumán aparece bajo la formulación “según Jorge Altamira”.


Más adelante OC nos dice que “un viejo compañero de Córdoba, Augusto Ludueña sintetizó” que “las expulsiones en masa de militantes disidentes… las persecuciones y las amenazas de patotas que responden a la conducción nacional del PO… (etc., etc.)… constituyen un golpe contrarrevolucionario a la lucha por la independencia política de la clase obrera mundial, y por lo tanto al desarrollo de la vanguardia obrera socialista mundial”. Eso le sirve a OC para acusar a la dirección nacional electa del PO de estar llevando adelante “en nombre del centralismo democrático” una “de las purgas políticas partidarias más violentas, si no la más violenta, de la historia de los partidos políticos de nuestro país”. ¿Qué tal? Y ya está: el concienzudo historiador, en forma desbocada, incorpora esta caracterización contra la dirección nacional del PO a través de las palabras “de un viejo compañero de Córdoba”.


Otra: en un análisis sobre Bolivia -al que luego marginalmente nos referiremos- OC dice que “según la fracción opositora en la crisis en curso en el PO” está “presente“ la “cooptación política (y financiera) y la integración de sus organizaciones y simpatizantes al Estado”. ¿Demostrarlo? ¿Para qué? ¿llevar estas acusaciones de corrupción a la Comisión de Control del PO y eventualmente al congreso partidario? Ni pensar: por qué hay que demostrarlo, alcanza con la porquería lanzada sobre la base que éste dijo esto y el otro, lo otro. Pero, usted compañero OC se hace eco y da por cierta -en forma canallesca- la barata calumnia antipartidaria, lanzada por otros.


Otra más: “El quid de la cuestión de la corrupción sería el problema de las rentas (que parece haber crecido vertiginosamente en número, en el PO, se llegó a afirmar que superan, proporcionalmente, las de la histórica socialdemocracia alemana)” acusando a la dirección electa del PO” de “decidir sobre la vida y las familias de los que serían hoy, cientos de militantes rentados”.


Podríamos seguir así con otras falsas ‘denuncias’ que hace OC para atacar faccionalmente a la dirección nacional electa por el XXVI Congreso del PO. No lo hacemos para no abusar del tiempo del lector, pero podemos responderle una por una cualquier inquietud de OC si este nos remite una encuesta al respecto (lamentablemente, se ha negado a responder los llamados telefónicos y mensajes realizados por la Comisión Internacional desde que finalizó el XXVI Congreso).


Es necesario también tener en cuenta que OC tiene todos los materiales publicados por el PO (Boletines Internos, etc.) y que tomando en cuenta su oficio de escrudiñar documentos para justificar sus tesis, no podemos afirmar que desconoce la gran mayoría de los elementos de la realidad.


Defender al FIT-U es defender al PO


OC critica al Comité Nacional electo del PO porque después del Congreso “se movió en el sentido de formalizar la presentación electoral del FIT”.


¿Qué tiene esto de malo, si es lo que se votó en el Congreso y tenemos por delante una batalla electoral?


Ridículamente recoge la crítica de otro historiador: “Para Daniel Gaido, militante del PO, ‘el FIT-U no es simplemente una coalición de partidos unidos por un programa de independencia de clase, ya que incluye un elemento de frentepopulismo con su planteo de ‘brindar créditos baratos’ (por no hablar del historial de alianzas del MST con políticos de la burguesía como Luis Juez)”.


OC toma este acusación con entusiasmo pues demostraría que se trata de una política frentepopulista de subsidios a las empresas medias y pequeñas (y hasta a los monopolios, dice OC) que el PO avalaría en el programa del FIT-U, demostrando su capitulación.


Pero no sólo que la cita de Gaido-Coggiola esta fuera de contexto, porque el punto 1 de los 20 puntos de la Declaración Programática del FIT-U dice: “Ruptura con el FMI. No al pago de la deuda. Plata para salario, trabajo, salud, educación y vivienda, no para el Fondo Monetario. Nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales cuidar a los pequeños ahorristas y brindar créditos baratos. Por un gobierno de trabajadores que impongan un plan económico obrero y popular debatido y gestionado por los propios trabajadores”.


El punto de la nacionalización de la banca, de la defensa de los pequeños ahorristas y de los créditos baratos, está tomado de la experiencia directa de los primeros tiempos de la revolución rusa de 1917 y, es, por otra parte copia casi textual del Programa de Transición de la IV Internacional, que no solo propugna la expropiación de la banca privada sino que señala explícitamente que “la expropiación de los bancos no implica de ningún modo la expropiación de las cuentas bancarias. Por el contrario -continua Trotski y la IV Internacional- el banco estatal único podrá crear condiciones mucho más favorables para los pequeños depositantes que los bancos privados. De la misma forma, sólo el banco estatal puede establecer condiciones de crédito mucho más favorables para los pequeños depositantes que los bancos privados. De la misma forma, sólo el banco estatal puede establecer condiciones de crédito favorables, es decir, baratas, para los campesinos, artesanos y pequeños comerciantes”.


El fantasma del crack bancario del 2001 aterra a la clase media argentina: el poder obrero garantizará sus ahorros, contra los corralitos que salvan a los banqueros. Y la búsqueda de los trabajadores de apoyo a su lucha revolucionaria en otras capas sociales oprimidas o semioprimidas es vital para aislar a la reacción y conseguir aliados en la lucha de la clase obrera por la expropiación del capital financiero. Cuando la pequeñoburguesía productiva protesta en la actualidad contra los abusos bancarios trata de que estos sean compartidos vía impositiva por parte del pueblo trabajador, nuestro programa en cambio plantea una lucha por la expropiación del sistema financiero privado y la creación de una banca estatal única bajo control de los trabajadores que no solo será un instrumento esencial de la planificación económica, sino que garantizará los depósitos de los pequeños ahorristas y hasta les dará créditos baratos para emprendimientos personales y productivos (bajo control obrero).


OC, también en forma docta, critica que el “Acuerdo Programático” no tendría “un carácter estratégico” porque “no caracteriza al país, sus clases sociales y su dinámica histórica, sus principales movimientos políticos (en especial el nacionalismo burgués el peronismo), ni la etapa histórica, nacional y mundial, y las tareas objetivas que plantea”. Es decir que no tiene un programa integral. Pero es dable pensar que incluso el PO no tiene ese programa integral (una tarea pendiente a sistematizar) aunque si tiene todo estos ítems definidos en innumerables documentos y posiciones. Por otra parte, los 20 puntos del FIT-U avanzan mucho en ese terreno.


Por último, la crítica de OC-Gaido a la incorporación del MST al FIT-U, por su trayectoria de apoyar anteriormente a candidatos burgueses oportunistas, es una soberana tontería. La ruptura electoral del MST con esas corrientes y su participación en el FIT-U es un progreso hacia la izquierda. El faccionalismo les hace plantear que cuanto peor, mejor. Debilita el frente burgués oportunista y fortalece el frente de independencia de clase que propugna el PO y la izquierda. El frente del PO con sectores de la izquierda democratizante es un frente de independencia de clase por su composición y por el programa que levanta. Mientras que el MST esté con nosotros ha dado un paso de crisis, si mañana rompe el FIT-U porque va nuevamente a la rastra de liderazgos pequeño burgueses y/o frentepopulistas será denunciado y se convocará a su base a que rompa con esta orientación. Por de pronto, si el frente con el MST se hubiera conformado unos meses antes habríamos pasado las PASO provinciales en Santa Fe, donde la suma de votos del FIT más la lista del MST así lo habilitaban. Hoy el panorama político electoral provincial está completamente dominado por diversas candidaturas y frentes burgueses.


La perspectiva que el PO quiere darle al FIT como un frente único en todos los terrenos para transformarse en un polo político independiente que ayude a estructurar una mayor intervención independiente de las masas trabajadoras, ha chocado hasta ahora con la negativa del PTS  e IS que se subordinan al campo electoralista. Pero lo que no hace el FIT, lo hace el PO todos los días y su progreso aunque persistente es lento. La ruptura de Altamira y su fracción pública con el PO y su crítica bastarda al FIT-U es la contracara de este avance.


Solo un faccionalismo desenfrenado puede llevar a este tipo de retrocesos político en personas que se jactan de su cultura política.


Si no le gusta estos Estatutos hacemos otros


El PO se construyó como partido revolucionario, militante, de combate contra el estado capitalista. En su Estatuto sienta las bases organizativas para protagonizar esta lucha por la revolución y la dictadura del proletariado. NO ES POSIBLE luchar contra el capital sin que el Partido Revolucionario funcione sobre la base del centralismo democrático. ¿No es esto elemental, desde el punto de vista marxista revolucionario? Es parte del PROGRAMA del Partido que se resume en el Estatuto. El Estatuto (con E mayúscula porque se trata de un documento programático, a diferencia de la palabra Estado que es un sustantivo simple) no es un formulario que se compra en una librería y se rellena a gusto. El Estatuto del PO pretende condensar la experiencia revolucionaria de generaciones organizadas en partidos para luchar por la revolución. Cada punto responde a una necesidad. El punto 25 del Estatuto del PO, votado en el I Congreso nacional de Política Obrera dice: “El Comité Central controla todas las publicaciones externas e internas y designa los comités de redacción bajo la responsabilidad de uno de sus miembros. Controla también la participación de todo militante en cualquier publicación”. Esto no es un invento del stalinista Jdanov, sino de Lenin y Trotski en la III Internacional. En las “Tesis sobre la Estructura, los Métodos y la Acción de los Partidos Comunistas” aprobada en su tercer congreso aseveran que el Partido “no debe reconocer como órgano comunista a ningún diario si no se somete a las directivas del Partido”. También plantea que “los miembros del Partido deben defender constantemente a nuestro diario contra todos sus enemigos”. ¿No fue esta un arma contra los dirigentes políticos provenientes de la socialdemocracia que se incorporaban a los PC pero seguían con sus opiniones antirrevolucionarias divergentes? Estas medidas político-organizativas ¿son una censura totalitaria-burocrática o respondían a la necesidad de centralizar la lucha contra el Estado burgués y los capitalistas y el papel orientador que juega el periódico partidario en la militancia y ante la vanguardia obrera?


Ahora bien: JA no enviaba -después de las PASO del 2015- sus artículos a Prensa Obrera, sino que las publicaba en ‘su’ Facebook. Para reproducirlas en nuestra prensa había que pedirle permiso y colocar el epígrafe de que había sido extraída de ‘su’ facebook. Se trataba de una medida alternativista al periódico partidario, queriendo poner de manifiesto una pretendida superioridad político-intelectual contra la dirección. Durante el 2018 también retomó por su cuenta, por fuera de la orientación del Partido, sus videos de “Altamira Responde” donde incluso, como en el caso de la propuesta del PTS de constituir un partido común, desarrolló en forma abierta una línea diferente a la votada en el Comité Nacional donde él participaba (lo que, lógicamente, fue resaltado por el PTS como un pronunciamiento contrastando con la respuesta dada por el Comité Nacional del PO). Ahora Altamira y Ramal han anunciado que no van a colaborar con Prensa Obrera. Esto es lo que el Estatuto votado por Altamira y otros en el I Congreso Nacional del PO, quiso prevenir: que miembros de su dirección sabotearan el periódico partidario y escribieran por fuera del Partido, con orientaciones contrarias a las votadas por el Partido. Pero OC llega a otra conclusión: “Me parece que hay que reveer ese artículo 25…”.


Por otra parte según el Estatuto (así es OC) la máxima autoridad partidaria es el Congreso Nacional del Partido y toda minoría debe subordinarse política y organizativamente a lo que vote la mayoría del Congreso. Sin esa unidad de acción no hay posibilidad de encarar una lucha real, revolucionaria, contra el Estado capitalista. Pero Altamira, finalizado el Congreso se considera libre de no acatar esa acción centralizada, sino que plantea la constitución de otra organización, de una fracción pública, que con sus caracterizaciones, políticas, consignas, agitación y organización se dirigen a las masas.


El Estatuto plantea el derecho a tendencia o fracción para desarrollar divergencias en el marco de una actividad centralizada común. Incluso inmediatamente después de finalizado el Congreso partidario. Y eso es lo que hizo la dirección electa publicando en un Boletín Interno el documento de JA y otros 6 compañeros donde renuevan sus posiciones opositoras. Eso es acompañado por la respuesta del Comité Nacional electo, abriendo un debate partidario. Contra esta medida, JA acelera la ruptura del PO, pasando a crear no solo un Partido paralelo, sino intentando dividir todas las agrupaciones orientadas por el PO: al Partido Obrero Fracción Pública se le suman el Plenario de Trabajadores Fracción Publica, la Unión de Juventudes por el Socialismo Fracción Publica y hasta el Polo Obrero Fracción Publica. Y se ha lanzado con sus volantes, afiches, actividades paralelas a las de la dirección nacional electa por el Congreso. El eufemismo de Fracción Pública no llega a ocultar el intento de Altamira de constituir otro agrupamiento a su imagen y semejanza.


OC denigra el contenido programático del Estatuto: “la vida no es regida por un estatuto” dice despreciándolo y justificando las violaciones -completamente injustificadas- de Altamira al mismo. En el desordenado popurrí de temas que recorre OC obvia que la lucha encarada por Altamira y nuestro Partido contra el PCL italiano, por su exclusión de la CRCI, se debió, no a diferencias políticas (sobre el catastrofismo, etc), sino a las violaciones estatutarias. El desconocimiento del centralismo democrático se evidenció en el no cumplimiento de las resoluciones adoptadas en el Congreso de la CRCI y por la dirección allí electa: la no salida regular de un periódico militante, el incumplimiento y hasta sabotaje a las campañas votadas (conferencias europeas, etc.), la pseudo disolución de su fracción semi pública de la ITO, etc., etc.


OC denigra los planteos de la dirección nacional electa del PO de que no existen diferencias de fondo en las posiciones volcadas en el transcurso de los debates pre y congresales, que justifiquen la creación de una fracción pública (inexistente en el Estatuto partidario). Acusa a la dirección de ningunear los planteos opositores. Pero… ese fue el punto de vista de Altamira en el reciente Congreso. En su último discurso en el Congreso (el penúltimo antes de la votación de la Resolución Política) rechazó toda idea de que constituía una tendencia o fracción diferenciada. “No somos oposicionistas, tomamos la iniciativa, advertimos de una situación y dijimos ‘tenemos que pasar a discutir otra cosa’; no es el debate permanente, es la advertencia de una situación. Yo tengo 55 años de militancia contra las charcas discutidoras y el único objetivo de un debate político es armarnos para la acción. Ahora tenemos un debate de cómo mejor armarnos para la acción” (desgrabación del audio con el discurso de JA en el Congreso). Rechazó como “una malversación” que su “propósito” fuera “el de una discusión permanente, por favor, compañeros”. Y recalcó “una vez que uno vota un planteo lo lleva a la acción, y si en este Congreso se vota la línea del documento que aprobó la Comisión Política, todos vamos a ir a la acción con ese documento ¿Qué duda cabe? He formado un partido entero en esta orientación, nos hemos escindido de otras organizaciones defendiendo el partido de combate…”. ¿Se trató de una impostura de Altamira para ganar una votación en torno a su moción opuesta a la Resolución Política? En todo caso, el Congreso sancionó una realidad: el 80 % de los delegados votaron la Resolución Política aprobada en el plenario de la Comisión, contra un 20% que apoyó el planteo de Jorge A.


En su discurso de cierre J. A. insistió: “Ultima cuestión: indudablemente, la dejo para un debate, para una reflexión futura, porque yo no quiero tener la última palabra por el hecho de que cierro ahora y aunque alguien venga después, veremos qué ángulo pueda elegir; quiero decir, es una reflexión que sigue, no quiere decir que vamos a debatir que se inauguró un nuevo debate….”.


Es el Altamira de su discurso de cierre del XXVI Congreso el que le responde a las elucubraciones de OC sobre la validez del Congreso y la necesidad de la acción unificada del PO en torno a las resoluciones ahí votadas. Pero…. horas después del Congreso JA, en forma desleal, retomará el trabajo de fraccionamiento que vino desarrollando desde hace largo tiempo para ahora, impugnar, el Congreso y anunciar la ruptura del Partido bajo la forma de fracción publica con sus caracterizaciones, orientaciones, políticas, finanzas, materiales y actividades propias contrapuestas a las del Partido.


El mismo OC reconoce en su texto: “yo mismo, presente en el Congreso, tuve dificultad para admitir lo que estaba sucediendo aún después del agudo debate precedente”. (Más aún, en un balance personal posterior al Congreso, OC planteó a algunos miembros de la dirección electa su beneplácito y asombro por el nivel y la cantidad de militantes que intervinieron en los debates). Ahora, según OC, la prueba del carácter antidemocrático que -finalmente y de acuerdo a la nueva versión posterior del altamirismo- tuvo el Congreso es que la posición política de Altamira sacó un 20% de los votos y cuando se eligen los miembros al Comité Nacional este solo obtiene un poco más del 20% de la votación entrando como miembro suplente al Comité Nacional. ¿Qué raro, no, que se dé esa correspondencia de guarismos?


OC justifica la organización de la fracción abierta de Altamira por esta ‘rareza’ que evidenciaría la existencia de una fracción previa en la mayoría electa y reivindica el lanzamiento de una actividad pública diferenciada en aras de renovar la democracia socialista.


“Sorprende -nos dice OC- por ello, tanto énfasis en contra de una fracción ‘pública’, dado que la existencia de fracciones se produce precisamente cuando las diferencias políticas y metodológicas han superado los marcos ‘normales’ del funcionamiento partidario”. Pero… ¿han superado los ‘marcos normales’? ¿Altamira no dijo lo contrario en su discurso de cierre en el Congreso? Es necesario insistir: la constitución de una fracción pública por parte de Altamira-Ramal es un galimatías usado para justificar la ruptura del PO y crear una nueva organización.


No hay ningún balance por parte de OC de las posiciones políticas concretas levantadas en el Congreso, solo sentencias: “Los problemas de la táctica electoral en Argentina suscitaron la crisis y revelaron diferencias estratégicas”.


Altamira, nuevamente en su discurso de cierre final, reivindicó que continuaba considerando correcta su consigna de “Fuera Macri”, pero anunciaba que acataría la posición que finalmente votaría para impulsar una actividad centralizada del Partido: “Todo el Partido va estar -acuérdense- planteando Fuera Macri en la campaña electoral, porque durante la campaña electoral, no va a poder impedir que esta crisis política se ahonde y que el problema de si Macri se queda o se va, etcétera todo el mundo diga algo, y nosotros vamos a decir Fuera Macri…”.


¿Hay por parte de OC, pasados dos meses, algún balance al respecto? Esta consigna pintada, afichada y propagandeada por elementos ligados a la fracción publica de Altamira hasta el día de ayer, ha cambiado en las últimas horas en un nuevo documento que como si nada se adapta a la consigna votada por el Congreso planteando Fuera el régimen del FMI.


La justificación anti Estatutaria de OC de justificar la constitución de la fracción abierta en que el debate continúa con nuevos acontecimientos, es contradicha nuevamente por el propio Altamira en su discurso de cierre: “Cuando un partido vota una orientación, es correcto decir que hay que verificar su desarrollo en la práctica. Es correcto, no es la Biblia, no es un dogma… nosotros mismos que votamos una orientación, la condicionamos al juicio de los acontecimientos ¿Con qué intención? Con la intención de modificarla en un sentido o en otro, o de profundizarla todavía más, según el veredicto de los acontecimientos. ¿Y quién va a determinar cuál es el veredicto de estos acontecimientos? Los debates del Comité Nacional, los debates del Comité Ejecutivo, plenarios… verificar, y así se va a ir cambiando. Presentar esto como un debate permanente es una conclusión conveniente para quien lo formula, y tiene todo el derecho del mundo, pero el método correcto es este…”.


La política actual de ruptura de Altamira (acompañada y justificada ahora por OC) se contradice no solo con la teoría y praxis revolucionaria del PO, de la CRCI y del movimiento revolucionario internacionalista, sino explícitamente con sus afirmaciones ¿demagógicas? en el reciente XXVI Congreso.


El planteo despectivo de OC a los estatutos, al centralismo democrático revolucionario, al XXVI Congreso y las resoluciones y dirección allí electas, es indicativo de las dificultades históricas que ha tenido para formar una organización militante revolucionaria. La constitución de fracciones públicas con sus posiciones y actividades propias ha sido históricamente combatida por el PO (y por Altamira). Estamos en contra de un partido de tendencias cristalizadas -como el PSOL brasilero o el NPA de Francia- que se unen solo para hacer un recuento de fuerzas con vistas a las candidaturas electorales, pero no tienen una intervención única en la lucha política y de clases.


Coggiola contra Coggiola


OC afirma que el editorial firmado por Solano y Santos de la Prensa Obrera donde se reivindica la “continuidad histórica del PO” insulta al fallecido dirigente del POR, Guillermo Lora. No es ningún boludo, nos dice. Pero nuestro Partido hace una crítica a su evolución política. Hace 10 años, en un obituario sobre la muerte de Lora publicado en Prensa Obrera (N° 1084, 21/5/2009) escrito por OC, nos decía: “Casi medio siglo después de su fundación, el POR comenzó a mostrar síntomas de anquilosamiento dogmático y burocratismo personalista. Hizo del aislamiento nacional la base de un mesianismo político-partidario de supuesta proyección mundial, al que terminó fundamentando, con toda lógica, en un mesianismo nacional (la "singularidad" boliviana) y hasta personal (el papel del propio Lora, que desde la década del '80 comenzó a publicar sus Obras Completas, en casi 70 volúmenes). Después de una fracasada intervención en la situación revolucionaria creada por el ascenso de la UDP de Siles Zuazo (1984) y la ocupación de La Paz por el proletariado minero, el POR se fue condenando a un sectarismo dogmático (proponiendo, para cualquier situación y circunstancia, la "insurrección y dictadura proletarias") y nacionalista, proclamando hasta la "singularidad revolucionaria boliviana" del ejército y la policía del país (fundó una "fracción revolucionaria" del ejército). Lora se alejó de la dirección política cotidiana, editando su propio periódico (La Colmena), en que denostaba, no sólo a toda la izquierda boliviana (ciertamente democratizante) sino también al propio POR (¡llegó a proponer su disolución!).


Los procesos democráticos y nacionalista-indigenistas de la última década del siglo XX y de la actualidad, encontraron al POR como un observador (la palabra es esa) verborrágico y sectario, en nombre de la tesis de la "inviabilidad de la democracia", en una posición abstencionista semejante a la del ultraizquierdismo comunista de la década del '20, pero teñida de ribetes nacionalistas. Juan Pablo Bacherer, principal dirigente organizativo del POR, se opuso a esta evolución, siendo acorralado y expulsado con un montaje provocador fabricado por el propio Lora. Bacherer denunció que "el POR se ha transformado en una secta nacionalista" (título de su texto de ruptura con el POR, publicado en En Defensa del Marxismo).


"Lora estaba viejo, no físicamente, sino políticamente”.


Toda similitud con la situación actual es pura coincidencia.


Habiéndome propuesto disminuir drásticamente la cantidad de páginas escritas en esta respuesta a OC, a esta altura debo declarar que he fracasado. Por la cantidad de temas que quedan pendientes ameritaría una segunda entrega. Pero la cantidad de tareas militantes hacen imposible que ahora lo pueda culminar.


La fracción pública avanza en forma acelerada a su ruptura con el PO. La mano firme de Altamira la está guiando por este camino: una información fresca, nos dice que el comité fraccionista de Salta ha separado a dirigentes históricos del PO salteño (Claudio Del Plá, Pablo López y Cristina Foffani).


Llamamos a la militancia (y a los simpatizantes) a no dejarse arrastrar por el rupturismo faccioso. Nadie ha sido expulsado: son Altamira y Ramal los que se están yendo usando en parte ese verso.


El Partido Obrero mantiene su continuidad histórica en la lucha de clases.