Partido

11/10/2006|966

En las puertas del Hospital Francés

ACAMPE DE LOS LUCHADORES

El pasado jueves 28 se realizó una importante acción frente al Hospital Francés, donde ya hace dos semanas se encuentran acampando los compañeros despedidos. Acampamos sobre la calle La Rioja por 6 horas con representaciones de: Junta Interna del Hospital Garrahan, Naranja Gráfica, Parmalat, Combativos Mercantiles, Telefónicos, Tribuna de Salud, Tribuna Docente, la Fuba, AGD-UBA, no docentes, el Polo Obrero de la Capital, etc. El acto tuvo una alta combatividad, por el carácter de su denuncia. En estos momentos la Intervención está tratando de quebrar a los compañeros solidarios, mediante su aislamiento y suspensiones. Desde el PO y la agrupación Asis estamos dando nuestro activo apoyo a esta medida. Entre los oradores estuvieron Gustavo Lerer; José Cóceres, miembro de la Comisión Interna del Hospital Francés; los despedidos Mario Gerónimo y Marcos Claros, y Pablo Heller y Marcelo Ramal por el Partido Obrero. A su vez, los compañeros telefónicos acercaron un importante aporte para el fondo de lucha.

La Intervención
“K”
echa leña al fuego

Es necesario destacar las profundas contradicciones que la Intervención está desatando. Al poner en marcha el plan que está llevando al Francés a su bancarrota y el sistemático ataque a los trabajadores, se derivará, tarde o temprano, en una crisis más profunda aun, que tendrá repercusiones nefastas para los propios ejecutores del plan. Ahora bien, ¿cómo se justifica el cierre de un centro de salud frente al déficit sanitario que atraviesa la Ciudad?

A su vez, crece día a día el descontento de los trabajadores por la deuda salarial creciente (tres meses) y por las condiciones de trabajo flexibilizadas. La Intervención Salvatierra-González busca mantener a raya a los trabajadores con la aplicación de medidas represivas, pero nadie puede negar que su autoridad tiende a resquebrajarse. La Intervención está gestionando un Convenio de Crisis, al que sólo resta la firma del sindicato (Daer acuerda con los retiros voluntarios). En la actualidad, algunos compañeros, desesperados, ven en los retiros la única salida “viable” a su apremiante situación, pero advertimos desde la agrupación Asis que, así como la Intervención no paga los salarios, incumple el compromiso de depositar siquiera las miserables cuotas de los compañeros pasados a disponibilidad, menos aún va a asumir el pago de 5.000 pesos por retiro.

Frente a los afiliados, la Intervención ha perdido la careta de “reactivador”, y muchos de ellos han salido a organizarse para echarla. La actividad de radio abierta desde el acampe de los despedidos jugó un rol esencial. El acampe montado por los despedidos se ha transformado en el centro de organización de los luchadores y en el punto de apoyo donde se sustentarán futuras luchas para derrotar la política antiobrera y vaciadora propiciada por la intervención kirchnerista. De esto acusan recibo González-Salvatierra, que han salido a militar fuertemente contra el acampe: suspenden y amenazan a los trabajadores que se solidarizan y lo denuncian como el motivo principal de renuncia de miles de afiliados. Les resulta altamente nocivo el alcance que el acampe ha tenido, sobre todo porque puso en evidencia en los medios de comunicación, en la barriada y frente a los afiliados, la perfidia de su verdadero accionar.

Ahora bien, ¿qué pasa con las corrientes como el MST-1 y 2, el MAS y los independientes de la Agrupación 1º de Mayo? ¿Por qué aquellos que se jactan de su combatividad hoy dan la espalda y sabotean el acampe? Los argumentos que sirven de justificación abundan: hablan de medidas que tengan mayor repercusión o convocatoria, hablan de que el acampe es una medida que profundiza la división entre los trabajadores o incluso que “asusta”. Algunos tratan de criticar por izquierda y proponen medidas más jugadas, ¡pero con la condición de levantar el acampe! Es absolutamente increíble cómo estas corrientes vehiculizan las presiones del Estado.

Cualquier medida “suma”, dicen, así se trate de entrevistas con el antipiquetero Bergoglio; pero el acampe, sin embargo, “divide” (¡!). Defender el acampe, sin embargo, es apoyar la iniciativa clasista de los compañeros despedidos. El acampe es la plataforma de organización para una profundización de la lucha. Su defensa es una divisoria de aguas. Desde la agrupación Asis y el Partido Obrero venimos sosteniendo y enriqueciendo esta medida, no para marcar el paso en un mismo lugar, sino para dar un salto cuali-cuantitativo en la lucha.

Marita (San Cristóbal)