"No podemos medir el espíritu nacional por el índice Dow Jones ni los éxitos nacionales por el producto nacional bruto. Porque el producto nacional bruto incluye la contaminación ambiental y las ambulancias que recogen a nuestros muertos en las autopistas. Incluye cerraduras especiales para nuestras puertas y cárceles para las personas que las fuerzan. El producto nacional bruto incluye la destrucción (de nuestros bosques y lagos). Crece con la producción de napalm, de misiles y de ojivas nucleares (…) Incluye (…) la emisión de programas de televisión que ensalzan la violencia para vender productos a nuestros niños (…) Incluye todo eso (pero) es mucho más lo que no abarca. No cubre la sanidad para nuestras familias, la calidad de la educación o la alegría de sus juegos. Es indiferente por igual a la decencia en nuestras fábricas y la seguridad en nuestras calles. No incluye la belleza de nuestra poesía (…) o la integridad de nuestros funcionarios (…) Lo calcula todo, en resumen, excepto aquello que hace que la vida merezca vivirse…"

La cita vale para aquellos "marxistas" que han hecho del crecimiento del producto bruto un sinónimo que mide el desarrollo de las fuerzas productivas y elogian su crecimiento como prueba de las fantasías de los "catastrofistas". ¿De quién es? De Robert Kennedy, poco antes de ser asesinado.

(En el libro 1968, de Mark Kurlansky, Ediciones Destino, Barcelona, 2004)

Pablo Rieznik