Partido

28/12/2014|1346

Falleció Olegario Gómez, un puntal del Partido Obrero


Tres años después de la muerte de su compañera de siempre, Marta Lapides -eminente científica del Instituto Nacional de Tecnología Industrial y militante del Partido Obrero, afectada por un cáncer de cerebro- y sin haber podido completar el duelo generado por dicha pérdida, acaba de fallecer el “Negro” Olegario, ex miembro de la Comisión Interna de UPCN del Inti y últimamente activista de la Agrupación Naranja de ATE.


 


Olegario (1944-2014) tuvo una existencia muy dura y sacrificada. De chico fue canillita y, como solía contar, era habitual para él dormir bajo el puente que une la capital correntina con Resistencia. Alternó distintos oficios precarios: vendedor ambulante, sodero, etcétera, con la convicción de que tenía que deslomarse para terminar la escuela secundaria y obtener, en algún momento, un título universitario.


 


Esa tenacidad fue una característica distintiva de “Ole”, que efectivamente logró terminar el bachillerato en el Colegio Nicolás Avellaneda de la Capital Federal en los años '70 para iniciar, a continuación, la carrera de abogacía. En esa transición es que conoce a Marta, quien simpatizaba con el Partido Comunista y a quien Olegario, según siempre contaba, le marcó una delimitación muy clara y en contra de la convergencia cívico-militar que postulaba el PC bajo el régimen de Videla. Fue su gran aporte para que efectivamente Marta se replanteara los términos de su militancia política y pudiera, años más tarde, convertirse en una constructora del Partido Obrero.


 


Autodefinido como un hombre de izquierda y ateo consecuente, Olegario no sólo simpatizó con las ideas y el programa del PO, sino que además fue un puntal organizativo de la lista Naranja del Inti (UPCN) y de innumerables actividades públicas vinculadas con los picnics o los encuentros nacionales de la Mujer. En la memoria colectiva de nuestra organización están sus famosas intervenciones gastronómicas para decenas y centenares de compañeros, que jamás olvidarán sus asados. Y lo más importante: disfrutándolo a pleno, siempre con una carcajada y una broma a flor de labios, dentro de un ambiente de hermosa camaradería.


 


Hasta siempre, “Ole”. A tus hijos, hermanos y sobrinos, nuestras más sentidas y conmovidas condolencias.