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30/4/2008|1035

Fideicomisos

O cómo el gobierno ‘nacional y popular’ esquilma a los consumidores

En menos de un mes salieron disparados del gobierno el jefe de la Afip Alberto Abad y el ministro de Economía Martín Lousteau.
Pero lo que no se dijo es que tanto Abad como Lousteau metieron sus narices en un "negocio" muy preciado por el gobierno "nacional y popular" y sus "amigos asociados", bancos, supermercados y cadenas de electrodomésticos: los fideicomisos financieros.
Al momento de irse, Lousteau difundió un texto donde señala que, entre otras propuestas, había planteado la "eliminación de la exención impositiva a los certificados de participación de los fideicomisos… (porque) de esta manera eluden el impuesto a las ganancias generadas por vender artículos en cuotas. Esto está haciendo que las casas de electrodomésticos se transformen cada vez más en negocios financieros que cobran tasas usurarias y tienen sus ganancias exentas".
Unas semanas antes, el 6 de marzo, La Nación informó que "la Afip meterá sus narices en la estrella financiera de la economía posdevaluación, los fideicomisos, con un régimen informativo para tratar de reducir la evasión impositiva". El entonces jefe de la Afip, Alberto Abad, había declarado que "la intención es evitar maniobras de evasión y de lavado de dinero, que en muchos casos están asociadas".
A partir de la segunda mitad de 2003, en una "extraña" coincidencia con la asunción de Néstor Kirchner, los fideicomisos financieros se habían convertido en "la estrella del sistema financiero" (Clarín, 6/11/05). "En 2004 se emitieron fideicomisos por 1.628 millones de pesos; en 2007 pasaron a 8.500 millones… En enero de este año, se registraron 7.032 fideicomisos" (La Nación, 6/3).
¿Quiénes los emiten? Los supermercados, las cadenas de electrodomésticos, empresas de construcción.
¿A través de quién? De bancos y financieras. "Entre las entidades financieras, el Banco Río fue uno de los pioneros en organizar fideicomisos" (Clarín, 6/11/05)
¿Quiénes los compran? "Los inversores institucionales, tales como las AFJP, bancos, compañías de seguros y ART, entre otros" (ídem).
Estamos en presencia de una "cadena de la felicidad", que arranca de Garbarino, Frávega, Coto, pasa por el Banco Patagonia, Supervielle, Galicia, con la asesoría de grandes estudios de abogados (Nicholson y Cano, Bruchou-Madero) y cierra en las AFJP y compañías de seguro.
El negocio suena complejo pero es simple.
Frávega, Garbarino, Coto, constructoras venden a crédito a tasas elevadísimas (del 35% anual más IVA). Inmediatamente después venden toda esa cartera crediticia a un fideicomiso, organizado con bancos y financieras, compartiendo la tasa de interés y las comisiones elevadas que les cobraron a los consumidores. De ese modo, Frávega, Garbarino o Coto vuelven a contar con fondos para reponer lo que vendieron y pueden volver a vender a crédito. Así repiten en forma constante esta operación. Los avisos y la publicidad enormes de estas cadenas se explican por este negocio financiero.
El fideicomiso puede comprar las carteras de créditos de esas cadenas porque recaudan  fondos mediante la emisión de títulos, con la garantía de esos bienes comprados con crédito, que son adquiridos por los llamados "inversores" (fondos de inversión, AFJP, bancos). Estos obtienen rendimientos muy elevados porque la tasa de interés que pagaron los consumidores es usuraria y permite que gane toda la cadena.
Por las utilidades de estas ventas, Frávega, Garbarino o Coto, e incluso el fideicomiso o los bancos, deberían pagar el impuesto a las Ganancias. Pero por un decreto de la época de Menem – que el gobierno "nacional y popular" mantuvo- , esos fideicomisos y sus inversores y participantes están exentos del pago del impuesto.
El "boom de consumo" usurario que promueven las cadenas es por esta enorme "bicicleta financiera". ¿A eso se refirió Kirchner cuando dijo que no quiere "enfriar" la economía?

Diego Diéguez