FLORENCIO VARELA | “Emergencia sanitaria e indemnización por las pérdidas”
Seguir
Carlos Taborda, delegado del barrio Los Caracolitos y La Carolina
– ¿Cómo se inicia el conflicto?
-La inundación afectó a más de 500 familias en los barrios Caracolitos y La Carolina de Florencio Varela. Se produjeron porque en la obra del del puente y acceso a la Ruta 2, a la altura del kilímetro 36, no se hicieron los desagües necesarios. Algunos vecinos, con más de 30 años en el barrio, confirman que nunca habían sufrido inundaciones.
Inmediatamente nos reunimos 150 vecinos, realizamos una asamblea donde se eligieron los delegados y marchamos a la municipalidad. El subsecretario de Gobierno se comprometió a una inmediata ayuda a los vecinos. Nunca llegó. Por eso, una nueva asamblea decide cortar la Ruta 2 en forma total.
– ¿Cuál fue la respuesta desde el municipio?
– Primero nos mandó la policía. Ante la firmeza de los vecinos, vino un funcionario para ofrecer una cantidad miserable de colchones (50). Vimos esto como una provocación o una burla, se produjo una fuerte discusión y mandaron a buscar más colchones. Es la única "solución" a nuestros problemas, de los cuales el Estado es el principal responsable.
– ¿Cómo siguen?
– Manteniendo organizado el barrio por medio de las asambleas, controlando el compromiso arrancado al municipio por la tramitación gratuita de los documentos de todos los vecinos damnificados.
Presentamos un pliego de reivindicaciones: que el gobierno declare la emergencia sanitaria, mande móviles sanitarios para vacunación y entrega de medicamentos, ya que esta zona se transformó en un foco de infección. Colocación de volquetes para depositar la basura ya que no ingresan los recolectores de residuos.
Reclamamos la indemnización por parte del Estado por las pérdidas materiales sufridas. Para esto estamos realizando un censo y exigimos que sea reconocido por el gobierno municipal.
De no ser satisfechos en forma inmediata todos nuestros reclamos, retomaremos el corte de la Ruta 2 y sus colectoras. Es la única forma que tenemos los oprimidos para ser escuchados.
