Partido

22/12/2005|929

Frente a la tregua de la burocracia sindical

El gobierno y la burocracia sindical se están esforzando en montar una nueva tregua de la mano de una “política antiinflacionaria”. Los acuerdos de precios no retrotraen los aumentos producidos ni contienen los nuevos, pero brindan la excusa para oponerse a los reclamos por el salario —en la negociación con los supermercados, los empresarios han llegado al punto de pedir el congelamiento de los salarios, como contrapartida de la baja supuesta de los precios. El presupuesto que acaba de aprobarse plantea la continuidad del congelamiento de los sueldos estatales, las jubilaciones y los planes sociales. 

Vieja y nueva tregua

Del montado de esta tregua forman parte las conducciones de la CGT y la CTA, que aislaron la lucha de los aeronáuticos y otros sectores (en el caso de la CTA, ampararon la acción rompehuelgas de APA, uno de los sindicatos). La tregua de la burocracia sindical viene de antes, porque, como lo dice la secretaria de Trabajo, “entre el paro del hospital Garrahan y el de los aeronáuticos (…) se firmaron 200 convenios salariales con los sindicatos y ninguno llegó a un conflicto” (La Nación, 10/12). Pero como también señala el ministro de Trabajo, en los conflictos “aparecieron movimientos internos dentro del sindicalismo, con delegados que no se sienten contenidos por la conducción” (ídem).

Hugo Moyano había sentado el precedente: “El sindicato camionero y las cámaras del transporte de cargas acordaron un aumento de 260 pesos no remunerativos desde noviembre y por cuatro meses, que incluyó una cláusula de paz social hasta febrero, cuando deberá negociarse un nuevo convenio en la actividad” (El Cronista, 16/11). Mientras tanto, Tomada y Noemí Rial han anunciado la continuidad de los sumarios contra los sindicatos aeronáuticos (sanciones económicas millonarias). En tres meses estaría lista la reglamentación del derecho de huelga fijada en la ley laboral (Banelco II). 

Inestable

La tregua que se intenta armar tiene características inestables. De un lado, porque la inflación está demoliendo los aumentos conseguidos, y del otro, porque la lucha prosigue. En la línea 93 lograron la reincorporación plena en la línea 60, los docentes de Chubut depusieron a su dirección, los trabajadores de Parmalat ocuparon la planta de Pilar y los de SW el Aeroparque contra el vaciamiento y en defensa de los puestos de trabajo, los tercerizados del subte arrancaron la incorporación al convenio de la UTA de dos empresas, los empleados de Comercio preparan jornadas de lucha en las vísperas de las fiestas.

En oposición a la tregua llamamos a impulsar las reivindicaciones de 1.800 pesos de mínimo por ocho horas de trabajo, escala móvil de salarios de acuerdo a la inflación, 400 pesos para los desocupados. Pelear a la burocracia el monopolio de las negociaciones colectivas y reclamar que los paritarios y representantes sean elegidos por los trabajadores donde corresponda. Llamamos a la ocupación de empresas en casos de vaciamiento, a conformar coordinadoras, interfabriles, congresos de delegados, la organización de huelgas generales y piquetes por el salario, el empleo y la anulación de la flexibilidad laboral.

Christian Rath