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7/12/2006|975

GUALEGUAYCHU EN PLAZA DE MAYO

EN EL MES DEL ARGENTINAZO

La crítica que los fabricantes de opinión pública le endilgan a los asambleístas de Gualeguaychú es el mejor elogio que podían tributarles: que en defensa del medio ambiente, o sea de la vida, hayan llegado hasta el punto de crear un crisis internacional entre Argentina y Uruguay.

¿De qué otro modo, si no, hubieran podido desarrollar la capacidad que les permita, eventualmente, derrotar a un pulpo de la envergadura de Botnia, que cuenta con el apoyo de todos los Estados de la Unión Europea?

El mandamás del monopolio finlandés acaba de revelar que tiene previstos otros proyectos de expansión, y otros medios han dejado saber que está contemplada la construcción de nuevas plantas.

¿Se puede, acaso, enfrentar este atropello rezando un padrenuestro con la mirada puesta en el río Uruguay?

Los asambleístas entrerrianos han abierto una compuerta por la que van ingresando las asambleas de otras provincias, en especial las que luchan contra los pulpos mineros, y las que luchan contra la pudrición de los ríos a lo largo y ancho del país.

La crisis internacional ofrece una oportunidad, porque agudiza la conciencia de los pueblos sobre esta amenaza criminal.

Esta crisis es un medio práctico de lucha, que debe servir por sobre todo para oponer la unidad de los trabajadores de Argentina y Uruguay contra sus gobiernos, que están dispuestos a rematar lo que sea en función de negocios capitalistas.

E incluso, para hacer un llamado a la movilización a los trabajadores de Finlandia y de los países de la UE.

La crisis internacional ha permitido desenmascarar a los llamados ‘progresistas’ que, a la hora de actuar en defensa de un patrimonio común, descubren todo su miserable servilismo al orden existente.

La lucha de Gualeguaychú sirvió para unir a Carrió y a Macri en el mismo campo de los intereses antipopulares.

¿Es o no este desenmascaramiento un formidable trabajo de educación ciudadana y de pedagogía política?

Hay que llevar la crisis internacional hasta sus últimas consecuencias, o sea hasta obtener la capitulación de Kirchner y de Tabaré Vázquez, o sea hasta la expulsión de Botnia.

La fatiga del facilitador español, cruzando ida y vuelta el Río de la Plata, es un espectáculo reconfortante, que pone en evidencia el temor creciente de los gobiernos ante la imparable movilización ambiental.

Hay que seguir, y avanzar aún más.

No hay que vacilar ni cuando echen lastre.

Con este programa llamamos a marchar masivamente de Congreso a Plaza de Mayo el próximo 12.

En el entendimiento de que la depredación ambiental es antes que nada la destrucción de la persona humana, es decir la fuerza de trabajo; la destrucción de su salud, de su vida, de su familia, como consecuencia de la explotación capitalista.

En el mes del Argentinazo, vamos con el piquete de Gualeguaychú, vamos con las asambleas ambientales de todas las provincias.