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9/11/2006|971

HOSPITAL FRANCES | Ocaña: ¿En que consiste el plan de salvataje?

El gobierno sigue echando lastre. Los días de Salvatierra al frente del Hospital estarían contados. El gobierno le habría encomendado la elaboración de un plan de salvataje a Graciela Ocaña.

El nombramiento de “La Hormiguita” sería un intento de lavarle la cara al gobierno luego del “patotazo”.

Estamos muy lejos de un cambio de rumbo, como se apresuró a señalar Horacio Verbitsky el domingo 5 en Página/12. El punto de partida de cualquiera de las variantes de rescate “en estudio” es un desguace del Hospital y un ataque de grandes proporciones a los trabajadores. La burocracia de Atsa, sin esperar el relevo, está trabajando en un “plan de emergencia”. La dirigencia de Atsa oficia como vocera oficiosa de Alberto Fernández.

Como informamos en Prensa Obrera, el “plan de emergencia” —que planteaba la postergación del pago de los salarios atrasados, la rebaja de los salarios y despidos encubiertos— fue rechazado en asamblea por los trabajadores. Ahora, lo han modificado para peor. La dirección de Atsa ya se encargó de señalar que, “para que las cuentas cierren”, según la dirección de Atsa, en los primeros meses habría que resignarse a recibir como máximo mil pesos por trabajador y luego, durante diez meses, cobrar el 60 por del sueldo, sin aportes previsionales (es decir, en negro). En la anterior propuesta se hablaba de un tope de 2.000 pesos y luego del 80 por ciento del salario.

En su nueva versión, el “plan de emergencia” no hace referencia a la deuda salarial. Esto encaja con el operativo de salvataje que se está armando. En su “nueva etapa”, el Francés “empezaría de cero”, sin asumir ninguna de las obligaciones contraídas por la Sociedad Filantrópica (la asociación civil que es titular del Francés). Se trata de una deuda enorme, que orilla los 140 millones de pesos. Uno de los acreedores principales, si no el principal, son los trabajadores. La mitad de esa suma corresponde a la deuda con el Anses, es decir al no pago de los aportes patronales y de los descuentos retenidos a los empleados. Eso significa que está amenazada la jubilación de sus casi dos mil trabajadores. A eso se agrega la deuda acumulada estos cuatro meses y que se acerca a los diez millones de pesos.

La nueva administración se desentendería de los salarios atrasados. Los trabajadores deberán dirigirse al juez que atiende al concurso y reclamar dicha deuda a una asociación que está al borde de la quiebra y que quedaría total y completamente desactivada. La deuda salarial se transformaría así en un crédito laboral incobrable.

En todas las variantes en estudio, el pato de la boda son los trabajadores. Una de las posibilidades en la que se vuelve a insistir es la puesta en marcha de un fideicomiso cuyas características, operatoria, fondos y manejo son desconocidos. Hasta el momento, se trata de un fondo sin fondos; no ha pasado de una improvisación. Otra de las versiones habla de transformar el Hospital en una suerte del hospital del Pami, aunque está todavía en el aire en qué términos. En primer lugar, saber cuál sería el compromiso del Pami en el sostenimiento económico del Hospital. Viene al caso recordar que los centros sanitarios cuya operatoria giraba en torno a las prestaciones al Pami terminaron fundidos. Pero, más allá de este riesgo, la reconversión a un hospital de la tercera edad tendría como condición la supresión de una parte de los servicios y del personal. Ya hemos denunciado que el plan de emergencia excluye al Centro de Atención Primaria del Hospital. Este “rescate” terminaría socavando el potencial que tiene el Hospital y dándole el golpe de gracia a un centro de alta complejidad de su envergadura y jerarquía.

El desembarco de Ocaña se inscribe en este marco. Alberto Fernández está haciendo malabarismos para capear el temporal y “La Hormiguita” le viene como anillo al dedo. No hay que olvidar que Ocaña ha pasado a presidir el Frente para la Victoria de la Capital, entramado político creado por el jefe de Gabinete.

Los compañeros del Francés han ratificado su programa: ningún despido, estabilidad para todos. No al convenio de crisis. Ninguna rebaja salarial. Pago de los salarios al 100 por ciento, empezando por la cancelación de los cuatro meses que se adeudan.

Frente al desguace y desmantelamiento del Hospital, plantean una reactivación integral, que defienda su condición de hospital de alta complejidad. Reivindican un hospital para todos mediante su estatización, e integración a la red pública hospitalaria de la ciudad.

Con este programa, se está desarrollando el plan de lucha que arrancó la semana pasada con un acto público en la puerta y que continúa esta semana con una gran marcha a Plaza de Mayo.

La temperatura viene subiendo en el Hospital. El estado de ánimo se va caldeando, pues lo único que han recibido una gran parte de los compañeros en concepto de sueldos son los 500 pesos que adelantó el gobierno hace tres semanas.

Pablo Heller