Partido

4/8/2016|1422

Juan Carlos Britos, un obrero revolucionario

Durante la dictadura, Juancho fue responsable de la secretaría de organización del Comité Lanús-Avellaneda de Política Obrera.


 


Como tornero, trabajó durante la dictadura en Nortorf y en la fábrica Siam. La metodología del debate y el pasaje de prensa con sus compañeros de trabajo él la perfeccionó en los años de plomo y la siguió ejerciendo en cada laburo.


 


En 1981 ingresó a los Talleres de Vía y Obra de Temperley.  


 


Lo conocí a fines del '83, cuando llegué a zona Sur y él era candidato por la lista Gris de la UF organizada por el PO, pero recién en 1989  tuvimos una militancia en común cuando fuimos parte integrante de un círculo de una docena de ferroviarios de la UF y Fraternidad con Sivori, Pestane, Juancho, Javier de Talleres de Vías y Obras de Temperley, Chiquito de los Talleres de Escalada, el ingeniero Miguel Ganza de Catenarias (ya fallecido), los fraternales Sires, Mario Idart, Traversaro, el turco Palacchi, Rubén Ratica, etc.


 


El equipo se preparó conscientemente ante el ataque que se venía con la privatización y salió a darle batalla. Toda la epopeya que fueron las Comisiones de Reclamos, el triunfo de la izquierda recuperando la seccional Escalada de la Fraternidad, nos obligó durante todo un largo periodo a vivir prácticamente dentro de ese local para defenderlo de la patota de la burocracia. 


 


Por las iniciativas que votaban las Comisiones de Reclamos -que con las líneas ferroviarias en general paradas convocaban a cortar accesos-, bloqueamos por primera vez con los ferroviarios el Puente Pueyrredón, defendimos los puestos de trabajo haciendo reingresar a la fuerza a compañeros despedidos en Escalada. Organizamos grupos contra los carneros, hubo comisiones de mangueo de guita y de comida, fueron casi tres años de luchas y avances con dos largas huelgas y una durísima derrota que se dio cuando se consolidó la amenaza menemista “ramal que para ramal que cierra”.  


 


La experiencia en el círculo con Juancho era brava. Era un obrero serio, reconcentrado, que debatía largamente los informes políticos preguntando y repreguntando y militaba con el periódico en la mano. Fue su mérito la incorporación de varios compañeros. Usaba su seriedad para gastarles bromas a los ferroviarios nuevos y nos quedó registrada para la posteridad a todos los que la oímos esa caracterización lapidaria que le sentenció a un compañero al que le gustaba gastarlo: “tenés todos los defectos de la clase obrera pero ninguna de sus virtudes”.


 


En 1992 con los retiros voluntarios, los despidos y el cierre de talleres, el círculo se disgregó y Juancho se conchabó en un taller metalúrgico chico y se consagró al trabajo partidario en su barrio, siempre acompañado de su compañera Caty. En el Argentinazo y el periodo posterior fue habitual verlo marchar junto a sus compañeros y vecinos y concurrir a las Asambleas de trabajadores ocupados y desocupados. Ingresó luego a trabajar como auxiliar de Escuela. 


 


El 1 de agosto murió.


 


Nos vemos Juancho.