El 15 de abril falleció Juana Loreiro, a los 77 años.

 

Durante los últimos meses, su salud había decaído notablemente, debido a que padecía la enfermedad de Alzheimer.

 

Juana era madre de Miguel Angel Orieta, desaparecido durante la dictadura militar de Videla. Estuvo en la primera línea de combate integrando las filas de las Madres de Plaza de Mayo, destacándose su presencia y energía en la lucha por la aparición con vida en Florencio Varela y Quilmes, compartiendo con otro de sus hijos, Daniel, el empeño y tesón en la lucha contra la dictadura militar. La experiencia lograda en el transcurso de su lucha le hizo sacar la conclusión de que podía llevar al triunfo sus aspiraciones democráticas de castigar a los culpables del genocidio dictatorial, acabando con el régimen de explotación capitalista. Esa conclusión fundamental la hizo abrazar la causa del Partido Obrero, a cuyas filas se incorporó, siendo su candidata en varias elecciones desde 1983. Una lección para quienes se encandilan con el kirchnerismo. Juana nos deja su recuerdo, pero también la enseñanza de sus convicciones. También su vida fue una escuela para su nieto Fernando, quien mamó de sus convicciones y en la actualidad es constructor del Partido Obrero.