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21/12/2006|977

Kirchner, De Vido, una corrupción sin precedentes

LE EMPATARON A MENEM, Y VAN POR MÁS

Otra vez el ministro de Obras Públicas, Julio de Vido, “el cajero de Kirchner”, está en la mira judicial por un escándalo que apenas comienza: el pago de facturas fraudulentas por parte de la empresa sueca Skanska, destinadas a disimular el pago de coimas a varios funcionarios del gobierno.

Skanska está a cargo, por cuenta de la brasileña Odebretch, de las obras de expansión de gasoductos operados por la Transportadora General del Norte, obra financiada por el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) del Brasil.

Según la investigación judicial, Skanska firmó contratos con una empresa fantasma, Infiniti Group, con la única finalidad de justificar, por medio de facturas y prestaciones falsas, el pago de sobornos a diversos funcionarios.

El expediente dice que el vínculo de Skanska con Infiniti se hizo por intermedio de Néstor Ulloa, miembro del equipo económico. Ulloa es gerente general de Nación Fideicomiso, una subsidiaria del Banco de la Nación que tiene por objetivo el financiamiento de obras públicas.

“Ulloa pertenece a un entramado político de bajo perfil, pero muy extendido en el gobierno de Kirchner. Llegó a la gerencia de Nación Fideicomiso por indicación de su primo y comprovinciano Marcelo Quevedo Carrillo, en la actualidad vicepresidente del Nación y presidente de Nación Fideicomiso. Los dos primos están vinculados por lazos de parentesco con Guillermo Jenefes, senador por Jujuy y socio político del gobernador Eduardo Fellner” (Ambito Financiero, 6/12).

Miceli en la mira

Inevitablemente, ahora todos los cañones apuntan a la ministra de Economía, Felisa Miceli, puesto que Nación Fideicomiso se constituyó cuando ella ejercía la presidencia del Banco de la Nación. Su esposo, Jorge Velazco, (a) “Pacha”, es miembro del directorio de Enargas, ente regulador para cuyo financiamiento se organizaron esos fideicomisos.

En el juzgado tienen elementos que vinculan a Ulloa con Julio De Vido. Ulloa es un experto en materia de obras públicas, lo cual equivale a decir que el hombre sabe mucho de coimas y sobornos. Siempre se movió en ese terreno y “las grandes empresas conocen bien sus iniciativas en el noroeste argentino desde hace años” (ídem anterior).

Quevedo Carrillo, por su parte, es empresario tabacalero y no da un paso importante sin consultar con el gobernador Fellner y con el jefe de este en el gobierno nacional: Juan Carlos Mazzón, ex espía y viejo ladero de José Luis Manzano. Mazzón es el operador por excelencia de Kirchner en todos los desmadres del PJ en el interior.

¡Cómo podían faltar! En el expediente aparecen los nombres de dos expertos de verdad en el fructífero negocio de las obras públicas: los sindicalistas de Luz y Fuerza Julio Ieraci y Juan Zanussi, (a) “Fiaca”.

“Ulloa y su fideicomiso fueron hiperactivos en varias provincias, siempre financiando obras de la naciente ‘burguesía nacional’. Pero tal vez el caso Skanska y el monto de la facturación aludida sean pecata minuta si sucede lo que creen los investigadores: la aparición de un modus operandi, un sistema extendido a negocios variados con protagonistas diversos en el área de la infraestructura” (ídem anterior).

En definitiva, esta gente está mejorando los métodos que Menem había llevado a extremos en apariencia inalcanzables.

 

 

Alejandro Guerrero