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14/12/2006|976

Kirchner dio vía libre a envenenadores mineros

Esta pelea es vital: ellos o nosotros.”

Eso dijo durante un foro en Chile el agricultor sanjuanino Javier Campillay, uno de los que perderán su tierra y su trabajo en caso de prosperar el proyecto minero Pascua Lama, del gigante internacional Barrick Gold (Argenpress, 9/12).

Campillay se refirió en tales términos a Pascua Lama el 25 de noviembre, pero ahora tendrá ocasión de adoptar posiciones más duras aún, puesto que el gobierno argentino acaba de dar su venia a la Barrick para avanzar con esa mina, como ya había hecho la administración chilena de Michelle Bachelet. La Secretaría de Minería argentina, en un comunicado, festejó esa aprobación por tratarse del “primer proyecto que se realiza en el marco del tratado minero entre Argentina y Chile, que es fundacional a nivel mundial” (Clarín, 7/12).

El gobernador de San Juan, José Luis Gioja, había protestado recientemente ante la Casa Rosada por las objeciones hechas en su momento a ese proyecto por la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti. Suficiente: el gobierno aprobó el avance de Pascua Lama y Picolotti se calló la boca.

Así las cosas, sólo queda lo señalado por Campillay: una pelea vital entre la vida y la muerte, ellos o nosotros.

Las pruebas de la infamia

La Secretaría de Minería argentina se ha declarado cómplice de los envenenadores de Barrick al hacer suyas las mentiras de ese pulpo minero. Según Minería, “la ingeniería que se va a usar en Pascua Lama está probada en más de 100 minas en el mundo… (y) el informe prevé que no habrá descarga de materias contaminantes al medio ambiente…”. Por supuesto, el despacho oficial se refiere al “informe” de la propia compañía, donde hay casi un engaño por cada palabra.

Pero no se trata para ellos de una cuestión de argumentos: los Gioja, por ejemplo, son propietarios de Santa Gema Bentonita, proveedora de Barrick Gold. Y ahora le caerán al gobernador algunas chirolas más al bolsillo, porque Barrick constituirá un fondo de 70 millones de pesos a ser manejados por el Estado provincial —es decir, por la familia Gioja— “para fines de infraestructura y desarrollo de nuevos emprendimientos” (Clarín). Propinas de la empresa a sus servidores, sobre todo si se compara ese vuelto con los 1.500 millones de dólares invertidos por Barrick en el proyecto y, especialmente, con los 18,35 millones de onzas de oro y 684,66 millones de onzas de plata que el pulpo minero piensa saquear allí.

Decíamos que el informe de Barrick sobre el impacto ambiental del proyecto miente de principio a fin. A tal punto es así que, entre tantas otras aberraciones, un glaciar que figura en los mapas presentados por la empresa a las autoridades chilenas no aparece en los mapas que entregó del lado argentino.

En realidad, la compañía había negado que hubiera glaciares en la zona cuando, en verdad, hay tres: Toro I, Toro II y Esperanza. Cuando empezaron a llover denuncias y se extendió la movilización popular, dijo que sí había glaciares pero eran “pequeños e irrelevantes”. Después aseguró que trasladaría los glaciares con palas mecánicas hasta un cuarto glaciar, el Coquimbo; más tarde, acorralada por la “pelea vital” a la que se refiere Campillay, Barrick prometió que no tocará los glaciares.

En el mismo foro donde habló Campillay, en Santiago de Chile, el ingeniero sanjuanino Hugo González, especialista en minas, desmintió punto por punto el informe de Barrick Gold que el gobierno argentino ha hecho propio. González habló de los daños irreparables que causará a la vida de todo tipo —no sólo a la agricultura, que simplemente desaparecerá— el método de extracción a cielo abierto empleado por Barrick, con empleo de cianuro. La empresa dice que usará el cianuro en un “sistema cerrado que tiene elementos de seguridad para poder desviar aguas y capturarlas en caso de accidentes”, con lo cual confiesa que usará esa sustancia y que habrá accidentes.

Si el proyecto se pone en marcha, unas 70 mil familias agricultoras de la zona de Huasco —uno de los valles más fértiles de Coquimbo— se verán obligadas al éxodo. Y la empresa, tras el visto bueno gubernamental, indicó que comenzará las obras a comienzos de 2007 y entrará en proceso de producción plena en 2010. Como se ve, las cosas urgen.

Saqueo internacional

Se debe admitir que, como dice la Secretaría de Minería, el sistema empleado por Barrick para extraer minerales ha sido probado internacionalmente. Tan internacional es Barrick que entre sus principales accionistas figura el propio George W. Bush, algo que la compañía jamás pudo desmentir, y el traficante de armas Adnan Khashoggi aportó buena parte del capital accionario inicial.

El método usado por Barrick para saquear riquezas naturales está tan probado que ya se cobró 3 millones de muertos en Congo, mediante la intervención de fuerzas paramilitares contratadas por la empresa, en una verdadera guerra civil, todo en pos de minerales estratégicos robados allí por el pulpo minero: oro, coltan, niobio, uranio, cobalto y petróleo.

La misma lucha dada en Esquel, en San Juan y en territorio chileno se lleva adelante en estos días en Australia, donde la población de Wirajuri se moviliza para impedir que Barrick instale una mina a cielo abierto junto al lago Cowal. Mientras tanto, Placer Dome, recién comprada por Barrick, hace estragos en Filipinas, donde ha sido demandada por daños y perjuicios por los habitantes de la isla Marinduque. También en Indonesia Barrick destruyó una extensa masa boscosa nativa en Davak, actividad custodiada por un pequeño ejército de mercenarios.

Más cerca de aquí, en Perú, Mina Pierina, explotada por Barrick Misquichilca, ha dejado sin agua a casi 20 mil personas en Ancash, ya en los faldeos de la Cordillera Negra y la Cordillera Blanca de ese país. Además, dos vecinos del lugar fueron asesinados y otra veintena sufrió heridas por la represión policial y parapolicial a campesinos y a trabajadores de la propia mina. Los mineros habían cortado la ruta de acceso a la planta en Huallapampa, y allí fueron baleados por la policía y los matones de la empresa.

Sí, no puede negarse que los métodos de Barrick están probados internacionalmente.

Tampoco que estamos ante una “pelea vital”, en un “ellos o nosotros” que necesita multiplicar la movilización y proponerse objetivos claros: la nacionalización, sin pago ni compensaciones de ningún tipo, de todos los recursos naturales en América Latina.

Alejandro Guerrero