Partido

21/9/2006|964

KIRCHNER EN EL BALCON

Kirchner es famoso por los ‘faltazos’ y la impuntualidad. No fue lo que ocurrió, sin embargo, el miércoles en Wall Street, la plaza de San Pedro del capitalismo.

Dio el presente y en horario, al lado del presidente de la Bolsa de New York.

Llegó al recinto con una compañía escogida por él mismo: Jorge Brito, de Macro Bansud, y Paolo Rocca, de Tenaris-Techint.

Rocca hizo el viaje desde Europa, especialmente para la ocasión.

Toda esta escenificación equivale a un programa, no el de los trabajadores por supuesto, ni tampoco el de la independencia nacional.

De acuerdo a Clarín, el Presidente de Argentina estuvo acompañado, en las negociaciones en la capital norteamericana, por los representantes máximos de Barrick Gold, Occidental Petroleum, Exxon, Cargill y el fondo de inversión Eton Park.

El fondo Eton está integrado por hombres de la inversora Goldman Sachs, la más poderosa del mundo, a la cual pertenecieron el actual secretario del Tesoro de Bush y el anfitrión de Kirchner en Wall Street — John Thaine.

Mineros, sojeros, petroleros, banqueros — precisamente los que han saqueado la economía argentina y los principales responsables de una gigantesca contaminación ambiental.

Kirchner llevaba una impecable carta de presentación: “El gobierno aseguró al CIADI que pagará los fallos contra el Estado argentino” (Cronista, 18/9).

Están en juego decenas de miles de millones de dólares o, en su defecto, la aceptación de las exigencias de las privatizadas.

Un año y medio antes, el procurador del Tesoro de Argentina, Osvaldo Guglielmino, denunciaba que los jueces del CIADI eran designados por la mismas empresas que iniciaban los pleitos (La Nación, 17/1/05).

Para el oficialista Página/12 (18/9), Kirchner fue al ‘norte’ para “regularizar la deuda con el Club de París”.

La propuesta es pagar 6.000 millones de dólares a mayores plazos y una rebaja en los intereses.

Se trata de un ‘premio’ más para los que nos llevaron a la bancarrota de 2001.

Otro plato fuerte de las credenciales neoyorkinas de Kirchner es la media sanción de una ley que entrega la plataforma submarina a Repsol, Petrobras y otras petroleras, ‘incentivándolas’ incluso con una desgravación de impuestos.

Es la noticia que esperaba Repsol para vender en la Bolsa el 20% del capital de su filial argentina (Clarín y Cronista, 19/9).

La operación de venta la va a liderar Goldman Sachs, el mismo que acoge a Kirchner en Wall Street.

Naturalmente, a la hora de “buscar inversiones”, todos quieren aprovechar la ‘crisis energética’: uno de los principales ‘operadores’ de Kirchner, Marcelo Mindlin, del grupo financiero Dolphin, acaba de señalar que es el próximo gran negocio, porque los precios de los activos energéticos están bajos (Cronista, 20/9).

A pesar de estos mimos desenfrenados con las grandes corporaciones capitalistas, Kirchner no se reunió con Bush y hasta le hizo ascos al banquete que ofreció el yanqui.

¿Una contradicción o un doble discurso?

Ni siquiera.

Es que, como dijo el ex presidente norteamericano, James Carter (Perfil, 17/9), EEUU e Israel están tan solos como no lo estuvieron en generaciones.

La burguesía mundial que recibe a Kirchner en Nueva York ya ha decidido bajarle el pulgar al fracasado George Bush.

Hasta en esto Kirchner comulga con los monopolios internacionales.

El ‘balcón’ de Kirchner es el podio del recinto de Wall Street.