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9/11/2006|971

La Ciudad tiene su Rovira

LE BOCHARON EL PRESUPUESTO A TELERMAN

La impugnación del presupuesto 2007 por parte de los bloques legislativos de Macri, Kirchner y Carrió, terminó con la destitución del ministro Nielsen, y con una nueva crisis política en la Ciudad. Los opositores a Telerman le reprochan haber preparado un presupuesto “con 1.000 millones de déficit y 600 millones de deuda”. La crítica causa gracia porque proviene de los bloques que endeudaron y quebraron a la Ciudad en más de una oportunidad. Telerman, de todos modos, puede llevar adelante la llamada inversión “pública” (mucha de ella asociada a De Vido y sus cliques contratistas), echando mano del “fondo de reserva” formado con las subejecuciones presupuestarias de los últimos tres años. O, en su defecto, hacer uso de “superpoderes” para reasignar partidas, perjudicando a los hospitales, las escuelas y a sus trabajadores.

El frente de Cromañón

El cuestionamiento al presupuesto ha convertido a Telerman en un Rovira o en un Solá. En lo que resta del mandato, Telerman deberá gobernar al compás de los arreglos entre Macri y Alberto Fernández. La precaria coalición política de cargos y prebendas armada por Telerman con el Partido Socialista y ex ibarristas ha comenzado a crujir, al igual que su candidatura. El “golpe” al presupuesto “T” ha dejado de manifiesto la profunda desintegración del “espacio progresista” de la Ciudad.

El declive de Telerman ha acentuado las deliberaciones y disputas al interior del kirchnerismo respecto de la sucesión porteña. La fracción kirchnerista que lidera Bonasso estaría replanteando su apoyo a la candidatura de Scioli. El celestino de una nueva operación política sería nada menos que el destituído Aníbal Ibarra, quien reunió a Bonasso con “el socialista Héctor Polino y el titular del Banco Credicoop, Carlos Heller, a quien todos miran a la hora de imaginar los costos de la campaña que viene” (La Política On Line, 1/11). Con Heller, del partido Comunista, como se sabe, viene actuando además la CTA, a través de Claudio Lozano. Días más tarde, la presentación de un libro de Bonasso reunió a todos ellos, en esta oportunidad, junto a Patricio Echegaray, quien no perdió la oportunidad de reafirmar que “Nuestra idea es conformar una alternativa de centroizquierda y de izquierda, como es el Encuentro Rosario, por qué no, ampliado a otras fuerzas”, es decir, al kirchnerismo “transversal” (Noticias Urbanas, 2/11). (Hasta hace poco Echegaray caracterizaba a Kirchner como “continuista neoliberal”.) Con Bonasso como candidato a jefe de gobierno, el “frente de Cromañón” reservaría al responsable de la masacre de Once la primera postulación a legislador por la Ciudad. La declinación de Telerman, por otra parte, abre las puertas para que todo el PS (y no solamente la fracción de Polino) emigre a esta variante kirchno-centroizquierdista. Si se tiene en cuenta que las burocracias del Sutecba y del Suterh ya han comprometido su apoyo a Scioli, los dos responsables del aplastamiento salarial de estatales, maestros y enfermeros porteños (el Sutecba y la CTA) revistarán en dos listas kirchneristas. Contra ellas, es necesario levantar en la Ciudad la expresión política de los que luchan contra la miseria salarial, los operativos inmobiliarios y los cromañones cotidianos.

Marcelo Ramal