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3/4/2008|1031

La Federación Agraria y los arrendamientos

De 1912 a hoy

El programa actual de la Federación Agraria pide la extensión de los contratos de alquiler en el campo  un mínimo de tres a cinco años, pero esto no figuró en su reciente ‘paro agrario’; un proyecto de ley muere el sueño de los justos en el Congreso. Pero se trata de una falsa apariencia. Ocurre que aunque la consigna es casi idéntica, el problema se ha invertido.
En 1912, cuando una reivindicación similar desató el grito de Alcorta, los pequeños productores, que carecían de un adecuado capital propio, y los trabajadores sin tierra, alquilaban la tierra a los grandes terratenientes.

Hoy, son los grandes grupos -los pools de siembra o los capitalistas agrícolas- los que alquilan la tierra a los propietarios que carecen del capital necesario para realizar cultivos que requieren inversiones importantes. El desarrollo tecnológico de la actividad rural (semillas, fertilizantes, maquinaria) elevó mucho el monto mínimo de capital requerido para la actividad.

En 1912, la duración de los arrendamientos (un año) dejaba a los campesinos arrendatarios a merced de los terratenientes, quienes podían expulsarlos al finalizar la campaña. Por eso querían la extensión del plazo mínimo de arriendo.

En la actualidad, no son los terratenientes sino los "pools de siembra" los que quieren alquileres "cortos". Los "pools" son grupos que reúnen  aplicaciones de inversores financieros para alquilar campos y maquinarias. Son asociaciones temporarias de capitales, que tienen en vista beneficios en el corto plazo y que por eso no operan como capitales agrarios clásicos. Compiten con los chacareros capitalistas por las tierras para arriendo en los períodos de alza de los precios de los cultivos. Constituyen una barrera para la ampliación de los negocios del capital medio.

Los pequeños propietarios denuncian que  "los ‘pools’ devuelven los campos hechos un cartón" (Clarín, 30/3); van rotando los campos que alquilan.

El proyecto de la FAA está parado en el Congreso porque limitaría la movilidad del capital financiero en el campo. Pero este capital financiera es una fuente de actividad para capitales de maquinaria agrícola, contratistas que trabajan por una tarifa y de un modo general para todo capital asociado al agro. La extensión de la duración de los contratos resultaría beneficiosa para el capitalista rural que arrienda tierras.

Esto explica una curiosidad, que la Federación Agraria y los terratenientes tradicionales tengan en común, frente a los fondos de inversión, el interés de ampliar el plazo mínimo obligatoria para el arriendo. En 1912 era contra los terratenientes, ahora es con ellos.

L.O.